2005: de la esperanza a la acción

2005: de la esperanza a la acción

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Al concluir el 2004, el país todavía está envuelto en los efluvios de las emanaciones de esperanzas, que brotaron el pasado 16 de mayo, cuando el PLD triunfó arrolladoramente sobre el PRD y el PRSC, en las elecciones que fueron el desahogo nacional de sacudirse de la funesta gestión perredeísta, que hundió a todos en la pobreza, y en la ignominia internacional de la corrupción, del narcotráfico y del lavado del dinero.

Todavía vivimos una época de ensueño, desde agosto 16 hasta el 31 de diciembre pasado, cuando los dominicanos aguardamos, en una ansiosa espera, que todo lo concebido para adecentar al país y enrutarlo de nuevo por el progreso, con el «¡es pa»»lante que vamos!», se convierta en realidad y no que se empantanen las acciones judiciales que tropiezan de frente a los intereses creados por importantes sectores afectados, beneficiados de las más diversas maneras de los actos dolosos más increíbles cometidos a la sombra del disfrute del poder.

El país, durante los pasados cuatro meses, le dio una gran oportunidad al presidente Fernández; ahora en el 2005 se inicia el período de que el gobierno debe iniciar un adecentamiento de la actividad política. El escandaloso descubrimiento navideño del importante alijo de drogas, nos permitió darnos cuenta que vivíamos engañados, que aun conociendo algunos hechos y verdades del régimen anterior, nadie se imaginaba que habían tanta maldad y complicaciones morales, que han salpicado de mala manera a los distintos estamentos de ese gobierno.

Y sobre el tapete está la realidad internacional, de que tanto los fondos, tan esperados del FMI como el entrar en el TLC con Estados Unidos, dependerán de como el gobierno peledeísta apresure las acciones judiciales para sancionar a quienes quebraron tres bancos y al país, y así mismo, de como enfrentará, con severidad, los actos de corrupción y de narcotráfico más increíbles, que parece involucrar a algunos exfuncionarios. Y es que se ha percibido cierta lentitud en agilizar esos procesos. Tan solo que se observará interés en castigar a los responsables, se podrían abrir las puertas al país de dinero fresco, que tan necesario era hace cuatro meses, pero con lo acertado de las acciones tomadas por el Banco Central se podría ponderar la idea de que ahora no es necesario aceptar la camisa de fuerza que impone el acuerdo con el FMI. Brasil acaba de dar un ejemplo de aplazar la recepción de un dinero que le iba a otorgar el FMI y los dominicanos podrían hacer algo similar.

Sin embargo, el gobierno peledeísta no puede aplazar por más tiempo las acciones de adecentamiento de la actividad público, ya que la etapa de ensueño que se vivió hasta el pasado día 31, concluyó. Ahora comienza la etapa que la ciudadanía, que quiere vivir en un país decente, aguarda las acciones en contra de quienes abusaron de los recursos del Estado; ellos regaron por el mundo una nefasta imagen nacional, y de sus ciudadanos, convirtiéndonos en una sociedad corrupta, en donde los escándalos brasileños y mejicanos con sus policías corruptos, se quedan chiquito con lo que ha ocurrido aquí, por los descubrimientos que se han hecho y las persecuciones emprendidas en contra de miembros de la policía identificados con el delito en todas sus vertientes.

Si el dominicano o dominicana, percibe que se le quiere dar larga al asunto de castigar a quienes le robaron al país sus recursos, perderá toda su fe en el sistema político y en la democracia. Así nos convenceríamos, como dijera el padre Cela, hace algún tiempo, «es más de lo mismo» y entonces caería en un estado de indiferencia, que el PRD, tan experto en agitar en las calles cuando está fuera del gobierno, podría tratar de aprovecharse, acudiendo a sus métodos de lucha para alterar la paz pública y ver si puede rehacer su maltrecha imagen, destruída por las acciones de quienes se apoderaron de ese partido y supieron hacer uso del poder para su beneficio, dilapidando los recursos que eran para las obras esenciales.

Es tiempo de acción. Existe confianza de que el gobierno sabrá hacer uso de su poder, y de la capacidad de sus miembros, para sacudirse de cualquier lastre que pudiera tener en cuanto a compromisos previsto que supondría que todo quedaría igual y aquí nada pasará. Entonces, el FMI y el TLC serían siglas muertas, que se conocieron en el país, ya que si no hay acción judicial, no habrá dinero del FMI, ni libre comercio; se buscarían nuevas excusas para postergar sus aprobaciones, como ocurrió con el impuesto al sirop de maíz. Es que el uso del poder, para adecentar una administración, demanda dejar de lado compromisos y amistades comprometedoras que perjudican el arte del buen gobierno. Si se prefiere ser consecuente con quienes actuaban con mala fe que demostraron una falsa amistad para estar cerca del poder y beneficiarse, entonces, se sufrirán las consecuencias de vernos aislados del FMI y del TLC.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas