2005 venció la prueba

2005 venció la prueba

POR CLAUDIO CABRERA
A pesar de persistir una brecha de pobreza arrastrada por años, el país ha mejorado debido a las políticas monetarias y cambiarias bien coordinadas.  Al alborear el 2006, un recuento de las políticas monetarias aplicadas al terminar el 2005 evidenciaron buenos resultados en el crecimiento del Producto Bruto Interno (PIB), medido a través de metas indicativas en el desempeño de la actividad económica y de la estabilidad macroeconómica, lo cual conllevó, entre otros resultados, a la eliminación de la volatilidad en las tasas de cambio y a niveles de inflación controlados.

Aunque para muchos una tasa excepcional de crecimiento económico del orden del 7.3% entre enero-septiembre de este año, no se expresa en aparentes mejoras del estado de pobreza que el país arrastra desde hace años, las cifras y la realidad muestran que en este año del 2005 los resultados económicos mejoraron sustancialmente.

El efecto cambiario

Los cambios en la mejoría de la estabilidad económica han sido atribuidos en gran medida a la observación de los acuerdos convenidos con el Fondo Monetario Internacional, para lo cual las autoridades se han prevenido de no sobrepasar los límites acordados en la programación monetaria verificados en criterios cuantitativos precisos.

El gobernador del Banco Central, licenciado Héctor Valdez Albizu, al comentar los resultados actuales de la economía al tercer trimestre del 2005 sostiene que la prudencia observada en el cumplimiento de política fiscal, en las políticas monetaria y cambiaria, han sido decisivas para que se hayan obtenidos estos objetivos.

Al respecto, sostuvo que el país, incluso, “ha seguido sobrepasando los propios límites impuestos”, a lo cual hay que atribuirle el ambiente de estabilidad sin el cual no es posible que el país cifre sus esperanzas en un futuro prometedor. 

De acuerdo con el economista Rolando Reyes, subgerente técnico del Banco Central, la apreciación cambiaria verificada en la economía dominicana, así como el proceso de desinflación desde agosto del 2004 a esta fecha, han sido determinantes en promover un ambiente adecuado para el crecimiento económico registrado desde entonces a esta parte.

Considera el economista Reyes que por las expectativas positivas que para el corto y mediano plazo genera el comportamiento en la estabilidad macroeconómica, así como por el “efecto riqueza” (la gente dispone de dinero con más poder adquisitivo), se ha exacerbado el consumo privado y el crecimiento en la producción, lo cual se verifica en el alza de las importaciones registradas, tanto de bienes de consumo duraderos como no duraderos.

Estima el funcionario del Banco Central que se ha efectuado un real aumento en la capacidad de compra de bienes transables de los dominicanos que reciben ingresos expresados en moneda nacional.

Plantea que por la reducción del tipo de cambio y la estabilización de los precios de los bienes y servicios muchos activos han aumentado, lo cual ha inducido a un mayor gasto ante la expectativa futura de que su capacidad futura para el gasto no se erosione.

Tomando en cuenta este ambiente, esta vez el factor que acicateó el crecimiento no se originó en los tradicionales elementos integrales de la producción de bienes, sino que en calidad de economía cada vez más volcada al sector de servicios, su empuje proviene de las crecientes compras e importaciones verificadas, claro indicador de que el país sale del letargo en que cayó tras la gran crisis del 2003 al 2004.

Acorde a registros monetarios, el país ha realizado importaciones por RD$5,255.2 millones entre enero-septiembre de este año 2005, sobre importaciones al mismo período del 2004 por valor de RD$3,829.0 millones, con una diferencia porcentual positiva en los primeros tres trimestres de este año, de 49.7%. 

¿Las razones? Entre otras causas hay que explicarlas debido a la coherencia entre las políticas económicas coordinadas por las autoridades centrales del gobierno, desde el Secretariado Técnico de la Presidencia, el Banco Central y la Secretaría de Finanzas.

 Tales son los resultados que a la luz de un análisis sobresalen dentro del contexto de una ponderación serena al medir los resultados.

Mientras al 2003, año en que la crisis llegó al clímax la economía creció en un -2.0%, al 2004, año en que aún se sentían los efectos de la debacle, el crecimiento se vio influido por las políticas de estabilidad propiciadas por las nuevas autoridades, lo cual contribuyó a reducir la depreciación monetaria y la falta de controles en el mercado cambiario, permitiendo registrar al final del año pasado un crecimiento del 1.3% del PBI.

Tras los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) arribados al final del año anterior, las actuales autoridades se empeñaron en cumplir las pautas de las metas acordadas con el organismo financiero mundial, hasta el punto de que las autoridades cumplieron sobradamente los topes, hasta obtener los resultados exhibidos.

Estos “sobreajustes” fueron tan chocantes con relación al desorden que había prevalecido que semejaron las políticas de “shocks” a que el FMI sometió a los países en el transcurso de la llamada “década perdida”, cuando las naciones latinoamericanas desconocían los problemas cambiarios y monetarios.

No obstante, el efecto inmediato fue el de registrar reducciones sucesivas en las tasas de cambio, las cuales cayeron desde niveles cercanos a los RD$40.0 por dólar hasta los RD$30.69 a septiembre del 2004.

Toda vez que se hurgue en una explicación sobre este comportamiento en las tasas de cambio, se determinará que el factor desencadenante principal lo fue la crisis financiera que explotó en el 2003 y que obligó a emisiones monetarias superfluas desde los RD$38,469.6 millones a septiembre del 2002 hasta los RD$55,758.4 millones a septiembre del 2003.

Cifras que comparan el comportamiento de las emisiones a diciembre del 2003 respecto a diciembre del 2002 revelan las grandes diferencias, cuando se registró tras la crisis un aumento colosal porcentual del orden del 101.6%.

A diciembre de ese mismo año se elevaron las emisiones hasta RD$77,558.2 millones, para bajar a RD$72,984.6 millones a ese mismo mes del 2004.

Una política aplicada desde el Banco Central en coordinación con las autoridades centrales permitió controlar las emisiones, que desde diciembre del 2004 se han mantenido en alrededor de RD$78,555.1 millones, a D$79,000 millones en agosto del 2005 para reducirse ligeramente a RD$78,000 millones a setiembre 30 de este año.

Cuando la lluvia cae

La reducción o frizamiento de las emisiones monetarias controladas conllevó de tal forma a una mayor estabilidad en los agregados monetarios.

De tal manera, y a consecuencia de ello, la tasa del dólar que había estado en baja desde final del 2004 siguió esta tendencia hasta caer a RD$30.37 a diciembre del 2004.

Un gran impacto sicológico para toda la población se produjo cuando las autoridades lograron, con sus políticas de apreciación del peso dominicano, situar el dólar a RD$29.48 en promedio al mes de agosto del 2005, tasa por debajo de la cual, incluso, se mantuvo en el transcurso de la mayor parte de los meses del año que finaliza.

Aunque a septiembre del 2005 el Banco Central registra tasas del dólar en promedio de RD$31.20 por dólar, el cambio porcentual del 2.73% sobre las tasas que prevalecieron hasta agosto del 2004 no son nada comparado a la variación porcentual del 17.32% que se registró en dichas tasas entre septiembre del 2005 respecto a diciembre del 2004 en que se inició el resbalón en caída de las cotizaciones de la moneda extranjera.

Lo mismo se ha percibido ante la caída del índice de precios al consumidor, cuyos datos revelan, según lo indica la institución monetaria, que alcanzó el 10.51% acumulado a diciembre del 2002, pero que terminó en un 42.66% a diciembre del 2003.

Al mes de diciembre del 2004 se redujo la tasa de inflación a un 8.74%, para caer hasta un 6.13% entre enero y septiembre del 2005, según consta en los registros del Banco Central.

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