2008: de partido a partido

2008: de partido a partido

M. DARÍO CONTRERAS
dariocontreras@codetel.net.do 
Las elecciones presidenciales recientes han sido analizadas desde varias vertientes.  Nos anima en esta entrega comparar principalmente lo que ocurrió a nivel de partidos, sin alianzas.  Ya sabemos que el PLD fue favorecido, con la ayuda de sus aliados, con un 54%, redondeado, versus un 40% para el PRD y un 5% para el PRSC, quedando apenas un uno por ciento para el resto de los aspirantes presidenciales.

Sin embargo, al analizar la votación sin alianzas, tenemos lo siguiente:

El PLD ganó en 16 provincias y el PRD también en 16.

El PLD ganó en todos los centros de votación del exterior. A nivel municipal, el PLD ganó 63 (41%) municipios mientras el PRD 91(59%). En cuanto a la distribución de los votos entre los partidos pequeños y/o emergentes: La APD ganó en el 43% de los centros de votación con respecto al resto.

La UDC le sigue con el 10 por ciento, luego el BIS (9%) y el PPC (9%), la FNP (8 por ciento), el PTD (7%), el PQDC (5%), MODA (5%) y finalmente el PLRD con 4%. Es de notar que la contribución de los aliados fue vital para que el PLD se fuera en la primera vuelta. 

Tanto es así, que la APD, aliada solidaria del PLD y que mantuvo un muy bajo perfil en estas elecciones, a diferencia de las pasadas del 2004, por sí sola obtuvo un mayor porcentaje de votos que los partidos, excluyendo a los tres principales, que proponían candidaturas presidenciales. 

Y todo esto a pesar de que los contrincantes de estas agrupaciones minoritarias contaban con candidatos de reconocidos méritos y valía. ¿Qué tendencias señalan estas elecciones?  Primero, el fortalecimiento del bipartidismo y el ¿ocaso? del PRSC.  Segundo, que la gobernabilidad 2008-2012 estará condicionada a un manejo político inteligente de las fuerzas aliadas minoritarias. 

En cuanto al PRD, que salió fortalecido en estas elecciones, para mejorar sus posibilidades de retornar al gobierno tendrá que intensificar su presencia en el Este, en el Sur y en la zona metropolitana de Santo Domingo, siempre que su discurso proyecte madurez de análisis y prudencia en su accionar.  Mucho dependerá en el PRD de un nuevo liderazgo que logre concitar la unión entre sus distintas facciones hacia objetivos comunes, tanto partidarios como nacionales.  Miguel Vargas tiene la palabra.

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