Aunque no debemos ser tan pesimistas al preludiar un nuevo año, la realidad nos obliga a serlo. Es inocultable la tétrica situación económica y social que nos espera, sobre todos a los más pobres. Aunado al conjunto de males sociales y económicos que dejó el 2013 a la entrada en vigencia del incremento del ITBIS a varios productos de la canasta familiar, sin dudas que llevará a incrementar la pobreza.
Son miles de personas que carecen de los ingresos suficientes o de ningunos para contrarrestar un mayor costo de la vida como se proyecta para 2014. Cuando en un país sus ciudadanos no satisfacen mínimamente su salud, alimentación, vivienda y educación, se incluyen en la línea del empobrecimiento.
Los indicadores estiman que aproximadamente la mitad de la población vive en estado de pobreza extrema, lo que es considerado como alarmante y preocupante para un país en pleno siglo XXI.
Sabemos que la pobreza es un problema multidimensional que se refleja en muchas variables de la sociedad. No es una condición nata del ser humano, sino que un mal creado por la desigualdad en la distribución de la riqueza de la nación, la corruptela y una deficiente administración de los responsables de que se haga una distribución de manera justa y equitativa.
De manera que cuando se limita el derecho a vivir dignamente, se corre el riesgo de vivir en la indigencia y el empobrecimiento extremo, ruta al cual nuestra situación económica está llevando a miles de dominicanos y dominicanas.
Según hemos vistos los índices de pobreza medidos por la CEPAL, Banco Central, ONU, ONE, ODM, entre otros especialistas en el tema, éste se ha mantenido en una constante incremental desde 34% a 42.2%, variando entre merodeando entre pobreza y pobreza extrema.
Mientras exista una masa laboral con ingresos muy por debajo del costo de la canasta básica, se está impulsando a esa masa a caer en la línea de empobrecimiento, que será lo que ocurrirá en el 2014 como resultados de los aumentos a varios productos de la canasta familiar.
Bajo este potencial nuevo encarecimiento del costo de la vida, que de seguro vendrá, es de pensar cómo será la vida de los jubilados y pensionados, los desocupados, las mujeres madres de hogares desempleadas y los trabajadores con sueldos de miserias, no parece haber otras alternativas de un incremento en los delictivos, genocidios, muertes de jubilados y pensionados por no tener para comprar sus medicamentos, destrucción de hogares, entre otras salidas que el ser humano acorralado por la desigualdad y la crisis toma.
En los últimos diez años hemos escuchado de nuestros gobiernos que la economía crece, pero muy poco ese crecimiento se refleja en las clases más empobrecidas. Si se observa cómo el 20% de los más ricos manejan todos los ingresos que genera la economía.
Ahora bien, ¿cuáles son las principales causas del empobrecimiento del ser humano que seguirán presentes en el 2014? la elevación de los precios como consecuencia del aumento del ITBIS, la disminución de los salarios en desproporción a los precios, la política de reducción del gasto social, aumento en el costo de los servicios de salud, energía eléctrica, teléfono y para rematar se pretende eliminar el derecho a cesantía del trabajador y la edad para ser jubilado y pensionado. Todos son factores que impiden el mejoramiento de los niveles de vida de la gente.
Entonces, lo único que se espera para el 2014 es un mayor empobrecimiento de los desposeídos y de los que no tenemos nada para sobrevivir dignamente. No es una consecuencia divina empobrecer, sino es un resultante de decisiones políticas anti-humanas, anti pobres, económicas y sociales de sectores que viven en la riqueza muy ajenos a la indigencia de los demás.
En conclusión, el Gobierno debe implementar políticas de generación de empleos de calidad, decretar un aumento significativo en el monto mínimo de las pensiones y jubilaciones, de los profesionales del sector salud, los guardias, policías y todos aquellos asalariados del sector público; igualmente debe ocurrir en el sector, como forma de paliar la situación crítica que se prevé venir. Y así se contribuye a que haya paz y armonía laboral, social, menos empobrecimiento y hasta conformidad pre-electoral. Estamos seguro que nuestro Presidente humanista seguirá poniendo el oído en el pueblo.