El Presidente de la República Dominicana declaró el 2015, a través del decreto 498-14, como “Año de la Atención Integral a la Primera Infancia”. Al conocer la noticia nos sentimos felices de que los llamados de atención a la mejoría de la atención a la salud del pueblo dominicano haya calado en el Gobierno central.
La Ministra de Salud Pública afirmó, igualmente, que se propone bajar la mortalidad neonatal y la materna en el 2015 y que asume este propósito como un compromiso del Ministerio de Salud Pública. Más aún, dijo “que es una línea de trabajo y un compromiso presidencial y que va en sintonía con la línea de trabajo del Ministerio de Salud Pública”. Esperamos que esa política oficial, la cual apoyamos, no sea un pronunciamiento que se quede en el enunciado.
Decimos esto último porque sabemos que Taty, como cariñosamente le decimos sus amigos a la Ministra de Salud, está llena de buenas intenciones con la sociedad, pero sabemos también que el Gobierno central ni los legisladores, en su mayoría, apoyaron un aumento al presupuesto a la salud pública para el 2015.
Hemos sostenido en más de una ocasión que el aumento presupuestal a la salud es necesario y debe ser progresivo. Es decir, de 0.5% del PIB cada año hasta completar el 6.0% del PIB. También sugerimos que se comenzara a aumentar desde el 1.5%, que es lo asignado a salud, y que el 0.3% que se le resta para destinarlo al agua sea separado y asignado a otra partida.
¿Por qué dudamos que se pueda cumplir las buenas intenciones de modificar sustancialmente la mortalidad materna y neonatal sin aumentar el presupuesto destinado a tal finalidad? Porque se tiene que invertir en la regionalización y sectorización de toda mujer embarazada que vaya a los centros de salud, de acuerdo al lugar donde viva, a las consultas periódicas durante el embarazo. Porque debe haber un protocolo de atención consensuado con la Sociedad de Gineco-obstetricia, Sociedad de Pediatría Neonatal y otras, para la adecuada atención a las embarazadas.
Debe establecerse, igualmente, a través del protocolo de atención: a) Que el médico que atienda a una embarazada le dé seguimiento durante el embarazo con el mismo expediente clínico; b) Establecer qué hacer y dónde remitirla cuando el embarazo no evolucione como se espera y se convierta en alto riesgo; c) Los fondos para la compra de equipos adecuados, insumos y medicamentos; d) El dinero para gastos por concepto de educación y entrenamiento a los gineco-obstetras, enfermeras, pediatras neonatólogos a fin de lograr una atención adecuada a las parturientas y a los recién nacidos.
Estos planteamientos lo hemos formulado basados en el análisis del presupuesto del año anterior. Así es, pues pudimos observar que de RD$40,721 millones de pesos asignados, el 80% se gasta en pago para el personal.
En las últimas cinco ENDESA, es decir, en los últimos veinte y cinco años – 1991, 1996, 2002, 2007 y 2013, la mortalidad neonatal se ha mantenido igual – 24, 27, 22, 23 y 21 por mil nacidos vivos respectivamente. Esperamos que el presidente de la República erogue partidas adicionales para este programa tan necesario para la reducción de la mortalidad materna y neonatal y que esta declaración constituya el punto de partida de una amplia discusión. Y, sobre todo, que la situación de la salud sea un tema de campaña política para las próximas elecciones nacionales y que, al igual como ocurrió con educación, salud logre el compromiso firmado de los diferentes candidatos a aumentar el presupuesto para una mejor salud y seguridad social para todo el pueblo dominicano.