2015: emerge un nuevo orden económico mundial

2015: emerge un nuevo orden económico mundial

“El Eslabón Perdido del Milagro Económico Asiático”

El exorbitante avance económico de la zona asiática ha hecho florecer nuevas ideas para el esclarecimiento de su pasado. Como continuación del conjunto de artículos en los que exponemos nuestras opiniones sobre lo que acontecerá en 2015, a modo de introducción, presentamos algunas pinceladas de esta significativa región del mundo.

Hoy, países asiáticos, antes considerados atrasados por los europeos, excluyendo Japón, experimentan un explosivo resurgimiento económico: India, Corea del Sur, Singapur y China.

La región asiática no sólo completó su proceso de industrialización en el tiempo más breve de la historia, fase que tomó siglos en Europa, sino que internalizó su economía, diferenció sus exportaciones de manufacturas a capitales, servicios y, aún, a tecnología, además, está exportando una serie de estrategias organizacionales relativas a los procesos de trabajo y producción. Este portento mercantil ha dejado a todos sorprendidos, en especial, a aquellos que intentan explicar el éxito.

Oriente era distinguido como una región aferrada a sus costumbres, reacia al cambio; esto daba cabida a que, anteriormente, Occidente considerara que sus decisiones, ligadas al confucianismo, eran las culpables del relativo atraso económico que los golpeó por años. Sin embargo, como efecto de un inesperado desarrollo económico, diversas teorías han vuelto a florecer, entre ellas, la más relevante es la aportación de aquella ideología de antaño.

Confucio (Kongfuzi, China, 551-479 a.c.) ha sido el protagonista de este despertar. Fue el menos místico de todos los profetas, maestros religiosos y filósofos morales que emergieron durante la época Axial.

Si bien es cierto que era, profundamente religioso en un sentido tradicional y se mostraba reverente hacia el cielo, no menos cierto es que los aspectos sobrenaturales no le incumbían. Pertenecía a una clase social conocida como shish: la conformaban familias de linaje noble y educadas que habían perdido su antiguo estatus y distinción.

El credo que desarrolló era, en realidad, una adaptación de ideas y prácticas tradicionales bastante pragmático y pensado para dar cuenta de los problemas de su contexto histórico: una sociedad muy violenta.

En su pensamiento podemos identificar tres elementos claves:

– El tao. Existe un camino que se debía seguir en la vida para alcanzar la sabiduría, la armonía y la “conducta recta”.

– El jen, este era una nueva forma de bondad, la más alta perfección.

– El li, que hace referencia a la rectitud que deviene de la justicia.

Centró su interés en el hombre, y para él cada hombre ha de cumplir, honestamente, su obligación en el estado y situación de vida al que ha sido llamado por la naturaleza. Soñaba con el regreso a un pasado idealizado en el que un emperador sabio y bondadoso gobernara y fuera obedecido como un padre por sus hijos. De ahí la importancia de la familia tradicional en China y que el arquetipo del gobernante allí sea “el sabio en lo interior y el rey en lo exterior”.

De estos postulados, opuestos al desarrollo y a las reformas, en procura de consolidar los esfuerzos nacionales a favor del progreso, nace el Confucianismo declarado en China, en el siglo II a.c., como “culto del Estado”, quedando concretado como la peana ideológica del sistema político y social hasta la caída de la dinastía Qing, en 1911.

En un proceso histórico nunca actúa una única causa, y, aunque el confucianismo fuera uno más del conjunto de circunstancias, esta filosofía fue capaz de movilizar medios y recursos para el éxito del Estado y la sociedad, puesto que el autoritarismo confuciano crea una disciplina social que tiene como normas principales la lealtad, frugalidad y la búsqueda de la educación en la cual, justificadamente, habrá jerarquías, mas nunca distinción de clases, de modo que cada quien desempeñará el papel que le toca de acuerdo a la justicia que le merece.

“Una casa –gobierno- será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente”.

Confucio.

Investigadora asociada: Andrea B. Taveras Pichardo.

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