2015: Un mundo loco, loco en clima, conflictos y violencia

2015: Un mundo loco, loco en clima, conflictos y violencia

ADAM GELLER

Cuando una devastadora ola de calor azotó a la India este año causó la muerte de más de 2,500 personas y derritió el pavimento de las calles de Nueva Delhi.

En California, donde comúnmente caen 1.83 metros de nieve o más al año, esta vez fue posible apreciar el césped. Para cuando termine el 2015, es casi seguro que se trate del

año más caliente del que se tenga registro en la historia. Pero si el calor fue inquietante, también lo fueron muchos de los titulares que definieron el año, aunque no tenían nada que ver con el clima.

Desde tragedias alarmantes hasta declaraciones incendiarias durante campañas políticas, las noticias más importantes de 2015 hicieron de este año uno de los más impetuosos.

En un año en el que se registró una matanza de feligreses que abrieron su iglesia a un extraño en Charleston, South Carolina, y otra en un concierto de rock en París, las noticias dejaron al público con pocos lugares para refugiarse. Los titulares que hablaban de sangrientos enfrentamientos por el control de Siria y del debate sobre si acoger a aquellos que huían de la violencia, generaron escozor, pero no atrajeron muchos reflectores.

En realidad, muchas de las grandes historias del año alimentaron una narrativa de creciente conflicto. Comenzó solo días después de haber arrancado el año, cuando dos hermanos que se hacían llamar miembros de Al-Qaeda entraron por la fuerza en las oficinas del semanario satírico Charlie Hebdo en París y en un mercado kosher cercano, y mataron a 17 personas. “Nuestra grandiosa y hermosa Francia nunca será quebrantada, nunca se doblegará, nunca se inclinará”, dijo el presidente Francois Hollande a las personas reunidas días después para honrar a dos policías muertos en el ataque.

Pero para fin de año, Francia no era el único país vulnerable. En EE.UU., las tensiones del Año Viejo se filtraron al Nuevo. En Baltimore, la muerte en abril de Freddie Gray, un hombre negro arrojado a la parte trasera de un vehículo de la policía, dio pie a motines cuya destrucción evocó los de Ferguson, Missouri, el año anterior. En North Charleston, South Carolina, Tulsa y Chicago, las muertes de hombres de raza negra a manos de la policía provocaron renuncias y procesos judiciales. Una protesta en Universidad Missouri sobre discriminación racial obligó la salida del presidente de la escuela.

En junio, un joven que fue invitado a una sesión de estudios bíblicos en la Iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel, en Charleston, abrió fuego contra la congregación y mató a nueve personas. El atacante era de raza blanca. Todas las víctimas, incluido el pastor, eran de raza negra. La policía dijo que el ataque tuvo motivaciones raciales.

Pero, además de indignación, la presunta veneración del atacante hacia la bandera confederada generó un debate sobre el lugar del lábaro de la Guerra Civil en la vida moderna del Viejo Sur. “No puedo creer que no tengamos el corazón para hacer algo significativo como sacar este símbolo de odio de este recinto”, dijo Jenny Anderson Horne, una representante estatal republicana ante el pleno de la cámara. “Ya he oído suficiente sobre herencia cultural”. La bandera fue arriada, al menos en South Carolina. El debate sigue abierto.

En julio, un ingeniero nacido en Kuwait disparó y mató a cuatro infantes de Marina y a un marino en un centro de reservistas de la Marina en Chattanooga, Tennessee. En agosto, una transmisión en vivo de un noticiario de televisión captó el momento cuando un hombre que fue despedido de la estación de Roanoke, Virginia, hacía más de dos años, mató a tiros a un camarógrafo y a una reportera, y se grabó a sí mismo mientras cometía el homicidio.

En octubre, un estudiante de 26 años de un colegio comunitario en las afueras de Roseburg, Oregon, disparó y mató a un profesor y a 8 compañeros de escuela durante sus clases. En noviembre, tres personas fueron baleadas en una clínica de Planned Parenthood en Colorado Springs. El presunto atacante, dijo a las autoridades: “No más partes de bebés”.

Pero aunque políticos y activistas debatieron sobre el aborto, las armas, la raza y el extremismo religioso, hubo pocos avances, si es que hubo alguno, hacia una resolución. En lugar de ello, con 17 aspirantes a la candidatura presidencial del Partido Republicano, la retórica de campaña rayó en lo explosivo. El multimillonario de los bienes raíces Donald Trump fue el más estridente, desde que lanzó su campaña, cuando descalificó a los inmigrantes mexicanos. “Traen drogas. Traen crimen. Son violadores”, dijo. Sus declaraciones provocaron indignación.

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