Una mezcla de agua caliente con agua fría invariablemente va a dar agua tibia, eso no lo cambia nada ni nadie. Si queda más o menos tibia va a depender de la proporción en que participe cada una. H2O, la más famosa de las fórmulas químicas, da siempre agua. Así son las llamadas ciencias exactas pero no las sociales, la economía entre ellas. Sus leyes se expresan a través de la acción de los hombres y sus imperfecciones, caprichos o ignorancias pueden alterar el desenlace esperado.
Las principales agencias internacionales que saben de “bolas de cristal” pronostican un comportamiento alentador de la economía mundial para este 2017 comparado con el ya difunto 2016. Esa es la opinión del FMI, el Banco Mundial, la OCDE, el G20. Se basan, correctamente, en la evolución de algunos indicadores tanto internacionales como en algunas naciones líderes, pero – siempre puede haber un “pero” – también reconocen la presencia de riesgos reales y fuertes los que, a su vez, generan algo terrible en economía: incertidumbres. Aquellos, los riesgos, manifestándose y esta última solo siguiendo presente, pueden descarrilar las buenas expectativas. El nacionalismo rampante, enemigo del libre comercio y amigo de políticas proteccionistas; el BREXIT, el populismo recién estrenado, el aliento de las ultraderechas políticas y económicas europeas; los todavía frágiles mercados financieros internacionales; el eventual incremento de las tasas de interés estadounidenses; el nivel récord de una deuda global representando el 225% del PIB mundial; el omnipresente terrorismo – difícil de extirpar de la “faz de la tierra” por simple voluntad, no importa cuánta fuerza y recursos se le dedique, son todos amenazas con potencial para evitar que los buenos augurios se expresen finalmente. Mientras el ministro chino de Finanzas advertía en Davos que el “populismo profundo contra la globalización genera más incertidumbre”, el de Alemania recordaba que los “problemas heredados de la crisis no están resueltos”. Comoquiera el FMI espera un crecimiento global en 2017 de 3.4% – frente al 3.1% de 2016 – sustentado en buenas perspectivas en China, Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos y España. EE. UU. Creció 1.6% en2016 y en 2017 se espera 2.3% impulsado por el supuesto impacto del recorte de impuestos e inversión en infraestructura anunciado por Trump. De China se espera un 6.5% y de Europa un macro 1.6%. Se estiman bajos niveles de India, Brasil y México, economías emergentes incidentes.
Ahora, a diferencia de antes, el comercio mundial crece menos que la economía y ello puede empeorar. Hace cincuenta años el comercio de mercancías representaba menos del 20% del PIB y ahora alrededor del 50%. Un alto endeudamiento siempre puede generar recesiones financieras. Los países no pueden cerrar los ojos al hecho de que los costos de financiación de deudas están subiendo. La inacción, advierte FMI, “puede ser muy costosa”. Ojalá, no obstante los vientos huracanados, los pronósticos se cumplan. No seamos “profetas de calamidades”, como acaba de decir el Papa Francisco, pero preparémonos para eventuales imponderables.