Hace dos años se conocía el establecimiento de relaciones diplomáticas entre la República Dominicana y la República Popular China. Para RD constituyó un sencillo acto de soberanía en el interés y conveniencia nacional. Fue, sin dudas, una decisión geopolítica relevante que situó a RD en el camino correcto. RD se encontraba ya atrasada en abrirse a la realidad no solo del mundo sino, incluso, del Caribe donde China estaba invirtiendo en varias de las islas que comparten un mar Caribe antiguamente de corsarios y piratas, después de políticas intervencionistas y ahora acogiendo a inversionistas y emprendedores de cualquier signo siempre y cuando busquen una asociación de amistad y desarrollo sin pretensiones hegemónicas.
En 1998 la RD formalizó la presencia de una Oficina Comercial de China en el país y fue como si se abriera una represa de comercio que convirtió pronto a China en el segundo socio comercial del país y segundo origen de sus importaciones en lo que jugó un papel importante la Cámara de Producción y Comercio de Santo Domingo que promovió y organizó ferias comerciales de productos chinos. A ello igualmente contribuyó el gran trabajo realizado desde 2010 por Rosa Ng al frente de la oficina comercial de RD en Shanghái abierta ese año. Como siempre ocurre, con la ampliación del comercio, en China empezaron a descubrir a RD y hubo acercamientos que generalmente no avanzaban por los riesgos que representaba la ausencia de vínculos formales. Comoquiera, algunas empresas desembarcaron decididamente en el escenario nacional. En el 2002 la RD exportó a China 6.11 millones e importó de ese mercado 243.38 millones de dólares, montos que en 2018, primer año de relaciones oficiales, fueron de 187.26 y 3022.25 millones respectivamente. Para 2019, cifras aún no precisadas, las exportaciones de RD pueden haber bordeados los 400 millones de dólares. El comercio bilateral arroja un déficit pronunciado favorable a China, como igualmente ocurre con EEUU y otros pero con potencial para ir avanzando en una dirección provechosa. De acuerdo con los intereses comerciales que ha expresado China y la realidad productiva nacional, hay un gran campo para asociaciones productivas para agregar valor.
China donó 40 carros de bomberos y un millón de dólares para enfrentar los efectos de la sequía, entre las donaciones que han trascendido, y se sabe ha habido una colaboración importante frente al coronavirus que el presidente Medina reconoció recientemente. Cientos, quizás miles, de dominicanos han viajado a China para cursos y entrenamientos. Se ha identificado un gran potencial para el turismo y grandes expectativas de inversiones para infraestructura. En la economía post coronavirus China ha de jugar, una vez más, un rol clave en la recuperación mundial que será estratégico para Latinoamérica y Caribe, incluyendo a RD. Según analistas esa economía está ya al 85% de precrisis.
Estas relaciones deben sustentarse en un contexto de Estado y no de banderillas políticas, cualquiera sea el color de las mismas. Así las enfoca China y así debemos enfocarlas. La RD ha sabido mantenerse al margen, valientemente, de “guerras” y complejos ajenos y debe reafirmarse, con determinación, en la realidad geopolítica de un siglo XXI cambiante.