2019: Marcar la diferencia

2019: Marcar la diferencia

El mundo se ha puesto predecible. Las sociedades se han vuelto rutinarias y recurrentes en hacer lo mismo. Las personas se han robotizado, responden en cualquier parte a los mismos estímulos; lo que conlleva a los mismos comportamientos y a los mismos hábitos. Los patrones de conducta y roles sociales se dan en diferentes espacios por las mismas personas.
Es evidente que el estímulo, el reforzamiento y la movilización, la impone el mercado y el consumo. La identidad se ha vuelto generalizada, sin distinción de grupos sociales ni cultural ni religión ni partidos ni ideología.
Más bien, parecemos un conglomerado de personas iguales, sin individualidad y sin diferenciación.
Las personas han pasado a ser una marca, un número, a cumplir unos estándares, a pertenecer a un “marketing”; a una franquicia, a un proyecto, un grupo corporativo, en fin, a un sistema socioeconómico y sociocultural.
Pero lo peor es que las personas no son consientes de todo esto; la vida y la conducta se van sustentando a través de los estímulos cerebrales y de la fijación de las neuronas, espejos de su cerebro; allí se van fijando los mensajes que le movilizan a repetir los mismos comportamientos sociales: carros, viajes, ropas, comida, dinero, confort, compras, etc; o sea, les crea necesidades, satisfacciones, autogratificaciones, éxitos, realizaciones y felicidad.
Las personas han aprendido a vivir la identidad, los hábitos y necesidades de otras personas. Las llegan a percibir como modelos de referencia, y adoptan patrones de conductas que les aproxima a una media, o promedio, que le confirma su identidad, su autoestima, su conducta y comportamiento; debido a que termina haciendo lo que la mayoría de las personas repiten.
En ese inconsciente colectivo no se valora la individualidad, el ser, la diferencia, la moral o la ética para hacerla propia de la personalidad.
Más bien, se le teme a la individualidad, se siente culpa o resaca moral, si se llega o se tiene que asumir el ser diferente.
El ser diferente como personas, como familia, o como institución o grupo social; establece códigos, características o valores que ayudan a fortalecer la identidad individual; pero también, los objetivos y propósitos de vida. Para alcanzar la trascendencia y marcar la diferencia.
La diferencia la establecen los valores, los principios, la dignidad, las causas asumidas y defendida; la disponibilidad y el compromiso social, que van estableciendo comportamientos sociales que son propios de las personas.
Hoy día, los conceptos del pragmatismo social y del relativismo ético, nos han llevado a asumir los mismos comportamientos basados en que se obtienen resultados positivos, o beneficios, sin importar a quién se daña o cómo se dañan los grupos sociales.
Así mismo lo ha consolidado la posverdad: una mentira repetida muchas veces, se llega a confirmar como verdad o una conducta inadecuada, pero reforzada visualmente se llega a percibir como algo normal, si los resultados parecen confortables o tienen objetivos de autogratificación inmediata.
Las neurociencias, el mercadeo y las predicaciones del comportamiento frente al consumo, y al mercado electoral se pueden predecir las intenciones de resultados, debido a que son predecibles, medibles y estandarizados, de donde se hace difícil establecer las diferencias. La previsibilidad o las conductas esperadas, se originan por estímulos que refuerzan necesidades creadas, o motivaciones focalizadas a beneficios o expectativas que esperan las personas para satisfacer u obtener bienestar, progreso o felicidad.
Se impone la diferencia como proceso de consolidar la identidad, de tomar distancia de la maledicencia, de no tener miedo a hacer lo correcto. A veces, para ser diferente, se tiene que hablar con su conciencia, en silencio; confirmar el ser auténtico, fiel a sus valores y principios. Practicar la beneficencia, el altruismo, la disposición y las causas colectivas, para no despersonalizarse, ni llegar a sintonizar con las “normativas” de una sociedad que se asemeja tanto al colectivismo enfermo.
En el 2019 marque la diferencia, en todos los espacios, con sus hábitos y propósitos, en su estilo de vida y su manera de vivir.

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