La consolidación del sector turístico como columna de la economía fue buena nueva al final de 2023 con diez millones de visitantes y un saldo de excelentes inversiones inmobiliarias, experimentándose progreso como destino de quienes buscan salud y que el país lidera en el Caribe. Se exhibe además creciente capacidad para impulsar el desarrollo y rentabilidad de otros ámbitos productivos como los integrados por proveedores de bienes terminados e insumos y por mano de obra para áreas de servicios.
Un éxito para hacer sonar campanas sin desconocer los retos que se afrontan con esta industria muy dependiente de las bondades de la naturaleza y del factor humano que hace de anfitrión y es clave en los desempeños de cara a los huéspedes y aspira a mayores recompensas como resultado de los éxitos empresariales.
Prioritario cuidar la sostenibilidad medioambiental, social y económica para que desaparezcan los motivos que llevan a reclamar del Estado una gestión eficiente de los recursos en que se desenvuelve el sector y propiciar una participación equitativa de beneficios para la sociedad con redistribución de ingresos, aportes al fisco y protección a los recursos naturales.
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En lo que se avanza hacia nuevas metas, República Dominicana ya contó con el reconocimiento de la Organización Mundial del Turismo (OMT) de que con su rápida recuperación tras la reciente pandemia se situó por encima de la media a nivel mundial ganando un liderazgo que la inscribe como referente para otros países.
Se trata de una actividad ascendentemente convertida en dinamo de la economía que genera entre el 15% y el 16% del Producto Interno Bruto aportando empleos directos e indirectos, motorizando empresas de alojamientos, agencias de viajes, restaurantes, organizadores de eventos, productores de artesanías, proveedores de bienes intermedios y productos terminados, transportistas y compañías de construcción. Palpable vigencia de una estrategia que asocia con resultados satisfactorios al Estado con entes privados.
LOGROS PENDIENTES
La relevancia que ha alcanzado la República Dominicana como destino de sol y playa no fue vista recientemente por expertos de la Universidad de Córdoba, España, como garantía de repercusiones favorables para las comunidades que comparten espacio con los visitantes, algo percibido en encuestas de perfil académico aplicadas entre moradores en las que se encontró una notable desvinculación de ellos con los fines corporativos.
Y aún más: la observación desde el exterior a lo que ocurre en República Dominicana llevó a la conclusión de que si bien el turismo mueve una importante suma de dinero, el Estado no ha sido capaz de gestionar eficientemente los recursos y fomentar un reparto equitativo de los beneficios tal como ocurre en otros destinos cercanos. Las exenciones protectoras de inversiones mantienen agudamente debilitado al Fisco.
Al señalarse que entre los principales retos del sector turístico dominicano están la sostenibilidad medioambiental y los resultados económicos a largo plazo, se ha puesto énfasis en culpar a instalaciones turísticas por procesos de contaminación de ríos y zonas costeras por la no depuración de aguas residuales con pérdida de biodiversidad terrestre y marina y deterioro de ecosistemas.
Otras insatisfacciones captadas en tesis de grado y post grado universitarios enfocadas en la «industria sin chimenea» se refieren a una alegada escasez de promoción que a los fines de atraer visitantes extranjeros recibe la cultura dominicana y la supremacía de lo regional que en la publicidad mantiene fuera de circulación el nombre del país como un todo opacando las características nacionales que harían crecer el aprecio por esta geografía.
Las críticas constructivas al esfuerzo de perfeccionar los atractivos de República Dominicana como destino turístico confieren actualidad a recomendaciones de expertos para todo el Caribe en el sentido de asignar prioridad a la formación técnica de recursos laborales porque la incompetencia está actuando como barrera al turismo en países en desarrollo como este.
La educación está considerada una de las principales herramientas para impulsar el crecimiento, la inclusión y el bienestar ciudadano y no se ve que localmente haya recibido el énfasis que procede; y de hecho, el sistema de enseñanza ha estado en crisis permanente.
TRIUNFADORES
Aunque el PBI per cápita de Tailandia que explota también para fines turísticos su bendición de playas y paisajes está algo debajo del de República Dominicana, ha avanzado notablemente en convertir la industria de las vacaciones en el principal motor de su desarrollo. Está entre los destinos más frecuentados en el mundo con cerca de 30 millones de llegadas el año pasado y que pasarán a 32 millones en 2024.
España, sensiblemente golpeada por perspectivas globales, mantiene a su economía bajo el impacto favorable del turismo que sigue constituido en el 61% de los crecimientos de la producción y el ingreso. Es el renglón que más riqueza aporta con 176.000 millones de euros al año representando el 14.6 del Producto Interno Bruto y 2.8 millones de empleos.
El turismo crece arrollador en destinos que se acogen sin vacilaciones a su importancia como uno de los principales sectores económicos del mundo como lo indican en sus conclusiones estudios aplicados por dos universidades españolas incluyendo la de Córdoba: se trata de una «actividad que opera como fuente de oportunidades para la modernización socioeconómica y cultural de cualquier área geográfica».
Advierten además que: «los recursos culturales, naturales y patrimoniales de los países forman parte de un conjunto de valores y riquezas que debe promocionarse y comercializarse de forma sostenible, con el objetivo de mejorar el desarrollo socioeconómico». En el panorama del turismo mundial aparece Cuba, que compite con República Dominicana, con un relativo éxito al recurrir a esa actividad abriendo de par en par sus puertas a la inversión capitalista y extranjera y rescatar a su postrada economía socialista.
DAÑOS A IMAGEN
La peligrosidad reinante en el transporte terrestre en el país por elevada tasa de accidentes y de mortalidad en vías urbanas e interurbanas ha tocado en los dos años anteriores la actividad turística con costo de vidas para excursionistas en rutas de la región del Este, la de mayor dinamismo en el sector, tras lo cual la reacción del empresariado hotelero no se ha hecho esperar.
En correspondencia con la magnitud de riesgos que conlleva la falta de controles sobre violaciones a normas de tránsito, principalmente por operadores de autobuses para visitantes extranjeros, ya existe en la Universidad Central del Este una cátedra magistral sobre turismo que se enfoca en ese problema. Es la casa de estudios superiores de mayor presencia en el polo oriental del país, asiento de cuantiosas inversiones.
Como expositor invitado a la conferencia “Movilidad y Seguridad Vial en el Sector Turístico Dominicano: Situación y Oportunidades”, que tuvo lugar en Punta Cana, el catedrático español, asesor del INTRANT, Francisco Alonso, dijo hará poco que había percibido escasos avances en materia de seguridad y educación vial en República Dominicana. Subrayó que «la ciudadanía frente al volante sigue siendo agresiva e irrespetuosa de las leyes de tránsito».
Dijo también, como especialista en la materia, que lo que más necesita el país ante los problemas de tránsito es que la población tome conciencia de las graves consecuencias de la conducción temeraria y que se imponga la aplicación de un régimen de consecuencias contra las inconductas al volante.
Como amplio conocedor de los temas de tránsito señaló que lo que más se necesita en el país es colaboración ciudadana y la aplicación de un régimen de consecuencias contra las inconductas frente al volante. Para él, el único progreso hacia un respeto generalizado de las normas de ordenamiento de tránsito que percibía en el país era que: «cada vez se ve más que ya (los conductores) dejan pasar a los bomberos y las ambulancias movilizadas por emergencias; cuando yo llegué hace seis años, obstaculizaban el paso”.
Otra cuenta pendiente: La artesanía dominicana, que es expresión artística y cultural que permite conocer las costumbres y tradiciones de cualquier lugar, ha crecido considerablemente en calidad y participación de artesanos, y aunque el país las exporta, la presencia de sus creaciones en el mercado para turistas locales solo es el 20% de los objetos en oferta. El 80% restante es confeccionado en el extranjero.
República Dominicana ha exportado artesanías a más de 15 países y 40 mil familias reciben ingresos por esa actividad, pero por razones desconocidas no se aplica la resolución del Ministerio de Turismo que exige que el 80% de la producción en venta sea de procedencia local. Los defensores de la colectividad formada por los artesanos reclaman que el Estado propicie el ir subiendo el porcentaje que en la actualidad favorece a la mercancía extranjera.