Este 2024 expresará tres momentos políticos decisivos y dos períodos económicos y culturales clave. Fases que robustecerán o pondrán en jaque la virtualmente madura democracia dominicana. Etapas que apuntalarán o estropearán la confianza internacional en la sosteniblemente sana, economía nacional.
Un primer momento será la presentación de propuestas y gestión asertiva para la atracción de electores. Período donde muchos candidatos no superarán las nimiedades y minucias de las redes sociales mal utilizadas. Fase que podría estar caracterizada por una serie de videos de imágenes “bonitas” con líneas discursivas vacuas, frívolas y necias. Peor aun, un período donde se supone que una serie de asopaos, locrios y sancochos comunitarios sin contenidos, ni esencia, definan electores.
Un segundo momento es el ejercicio del voto el 18 de febrero y 19 de mayo, si no hubiera segunda vuelta. Es una fase delicada que se presume transcurra en paz, sobre todo por el largo período de tiempo que las opciones oficiales están colocadas en los primeros lugares electorales en decenas de encuestas. Rivalidades, conflictos, crispaciones y los exaltados sazones políticos vernáculos, se encuentran achicados y mermados.
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Finalmente, el momento de juramentación de las nuevas autoridades municipales el 24 de abril; y legisladores, presidente y vicepresidente el 16 de agosto. Una fase donde en RD de los últimos 30 años, el protocolo oficial impone sus formas para transcurrir sin reperperos, ni reclamos, ni voceaderas congresuales.
Comentamos dos períodos económicos y culturales. Primero, implantación y ejecución de presupuestos nacionales y municipales para atraer el voto. Segundo, las diversas fechas patrias y festividades populares donde desde el Día de Reyes, las celebraciones altragracianas, fiestas patrias, el carnaval y la Semana Santa, podrían jugar un rol electoral no cuantificado.
Tenemos la confianza que estas elecciones 2024 cumplirán con la debida certeza electoral, transparencia, integridad y demás 11 principios rectores que impone la Ley Orgánica del Régimen Electoral, 20-23.
No se espera menos de ahí, muy en especial luego que la sociedad política procediera a exorcizar diversos cuadros partidarios, disfrazados de jueces y expertos electorales, que perturbaron los pasados procesos electorales. Hoy, un académico e investigador electoralista, Román Jáquez. Un experto en elecciones y exitoso abogado, Rafael Armando Vallejo. Una gerente eficiente y efectiva del Registro Civil, Dolores Fernández. Una especialista en ingeniería de sistemas y telecomunicaciones, Patricia Lorenzo y un pasado coordinador general de Participación Ciudadana (PC) y politólogo, Samir Isa, tienen créditos y experiencias para salir airosos con el apoyo de todos los sectores sociales sensatos.