Lo forestal es relativo a los bosques y estos se definen como áreas de tierra con alta densidad de árboles. Conservan los suelos, son filtros del mundo, ayudan a evitar deslaves e inundaciones, regulan la temperatura, protegen el planeta de los efectos del calentamiento global y son los ecosistemas de millones de especies. Además, son fundamentales en el ciclo del agua.
Los aportes de los bosques al funcionamiento planetario, han marcado la necesidad de que los humanos presten atención y traten de resolver los problemas que les atacan, originados por sus mecanismos de producción y formas de vida actuales.
Por esto, el Día Forestal Mundial fue instaurado en 1971 por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), como una jornada para la protección de la foresta.
Desde entonces, las problemáticas de los bosques han experimentado algunas mejorías documentadas por organizaciones internacionales que dan seguimiento al tema. Por ejemplo, según la ONU, en la década de los 90 se talaron 16 millones de hectáreas de bosques por año a nivel mundial, mientras que, del 2000 al 2010, se talaron 13 millones, produciéndose cierta disminución.
En tanto, desde las tribunas medioambientalistas se continúa señalando que el crecimiento perpetuo de la economía requiere un uso indefinido imposible de los recursos naturales, por eso más y más cosas deben ir a los basureros para que el sistema no colapse, afectando sensiblemente los bosques de la Tierra.
Se advierte, constantemente, de los peligros de mantener esta economía de materiales, basada en un sistema considerado lineal, porque es extracción, producción, distribución, consumo y descarte, en un planeta finito.
Lo cierto es que ya la mitad de los bosques del mundo ha desaparecido. 78 por ciento de los bosques primarios ya no está y el 22 por ciento restante está amenazado por actividades humanas a gran escala, como son la extracción de madera, la agricultura, la ganadería y la minería. También les afectan las construcciones de grandes embalses, carreteras, el crecimiento demográfico y el cambio climático, con todas sus implicaciones.
Los datos oficiales indican que 76 países ya han perdido sus bosques primarios y 11 están a punto de perderlos. En América del Sur y África se experimentaron las mayores pérdidas netas.
En República Dominicana, la Ley 64-00 Sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales contempla la protección de los bosques en su capítulo VI, donde se ordena el manejo y uso sostenible de los bosques y suelos forestales.
El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, creado a partir de esa normativa, tiene un Viceministerio de Recursos Forestales que, como su nombre indica, está dedicado a los bosques.
La reforestación es considerada por este organismo como una actividad que debe ser integrada, participativa y bien planificada, con miras a mejorar el nivel de vida de futuras generaciones.
De acuerdo a cifras estatales, en el año 2000, el 28.4 por ciento de la superficie del país estaba cubierta por bosques. En el 2003 aumentó a 32.6 por ciento.
Sin embargo, las emisiones nacionales de dióxido de carbono aumentaron, de nueve mil 571 toneladas métricas en 1990, a 20 mil 759 en el año 2007.
Asimismo, la disminución o desaparición de los cauces de decenas de ríos, la sedimentación en las represas y los efectos catastróficos de los fenómenos atmosféricos ocurridos en años recientes, demuestran que es necesario hacer mayores esfuerzos.
Este es un tema complejo, pero es claro que la desaparición progresiva de los bosques está intrínsecamente relacionada con el calentamiento global, la contaminación del aire, erosión de los suelos, riadas, deslaves y sequias.
Por tanto, si no se acciona colectivamente en la siembra y protección de los árboles, el consumo responsable y el respeto a la naturaleza, las consecuencias serán cada vez peores, golpeando gravemente a las poblaciones más vulnerables.
¡Sembremos!