24 de abril de 1984, otra lectura

24 de abril de 1984, otra lectura

Los antecedentes de los acontecimientos ocurridos entre los días 23 y 26 de abril de 1984 no han sido debidamente estudiados, profundizados. En enero de 1984 el Presidente Salvador Jorge Blanco le dijo al Presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, que él era un hombre de la Guerra de Abril de 1965. Esa declaración se produjo cuando pronunció un discurso en presencia de Reagan, durante una visita de Estado que giró a Washington.
Reagan, tenía como misión fundamental acabar con el comunismo, vio al mandatario criollo como uno de los hombres que desafiaron el poderío norteamericano cuando Estados Unidos invadió la República Dominicana en 1965 y eso no lo podía perdonar.
En una malsana combinación entre fuerzas del gobierno norteamericano, los líderes dominicanos Juan Bosch y Joaquín Balaguer compañeros de viaje del imperialismo, parte de los mandos militares y policiales, así como de los servicios de inteligencia del Estado, contribuyeron con su laborantismo y su silencio cómplice con la organización de los acontecimientos para los cuales se prepararon durante días, recogiendo llantas viejas, colocándolas en lugares estratégicos, organizando grupos de comandos que actuaron con precisión disciplinada mientras los jefes militares hicieron mutis ante los acontecimientos y, algo peor, desinformaron traidoramente al Presidente Jorge Blanco y le dijeron que sólo se trataba de tímidas protestas de grupos minoritarios.
El Presidente Jorge Blanco creyó en la guardia, en la policía y en los servicios de inteligencia del Estado que lo traicionaron, lo desinformaron y jugaron al golpe de Estado.
A media mañana del lunes le sugerí al Presidente Salvador Jorge Blanco que mandara la guardia a la calle antes del mediodía, para que el patrullaje militar disuadiera a quienes protestaban, con razón, porque disposiciones gubernamentales disponían un aumento abusivo a los productos de primera necesidad.
Lástima que el Presidente no me escuchó, ni tampoco a José Francisco Peña Gómez quien llegó al Palacio Nacional minutos después de yo salir, con una petición similar. Después de los graves acontecimientos un alto prelado católico declaró algo así como que luego de los acontecimientos de abril del 1984, todos los partidos tenían las manos ensangrentadas
La conspiración perseguía teñir de sangre las manos del Partido Revolucionario Dominicano, ya que habíamos gobernado sin atropellar, con respeto a la Constitución, a los derechos humanos y había que castigar el buen ejemplo.
Así se consumó la conspiración. Ahora faltan los grandes líderes criollos, la voluntad del estadounidense, de la clerecía católica, para hacer oposición a la criminal decisión del gobierno de aumentar todos los precios de los productos de primera necesidad, con un nuevo golpe de Itebis. ¡Hasta cuándo vamos a soportar!

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