256 kms de humillación humana

256 kms de humillación humana

La doctora en Ciencia Política Alexandra Novosseloff, investigadora asociada con el Centro Tucídides de la Universidad Pantheón-Assas, realizó junto a Frank Neisse, miembro del Consejo de la Unión Europea, un ensayo geopolítico sobre numerosos muros que todavía subsisten en el mundo separando naciones.

Ese importante trabajo fue producto de un periplo que realizaron por todo el mundo en el transcurso de dos años, durante el cual contactaron a los pueblos que viven cerca de los ochos muros más importantes, a fin de comprender mejor la existencia de esas barreras físicas.

Recientemente en nuestro Congreso Nacional se han presentado dos resoluciones para que el Gobierno construya un muro que nos divida de Haití, argumentándose que con ello se controlaría la migración y se regularizaría el comercio en nuestra zona fronteriza.

Tan antigua como la guerra, la construcción de muros para separar fronteras entre naciones, una vez más viene a levantarse como una demostración de cierto grado de incapacidad para resolver los problemas nacionales.

Ciertamente, las barreras divisionistas de naciones siempre las construyen los más poderosos bajo el argumento del peligro que representan los otros. Ahí están los centenares de kilómetros construidos por los Estados Unidos en su frontera con México.

Novosseloff y Neisse plantean que “los muros son construidos por los estados más poderosos, pero son, al mismo tiempo, un testimonio de su impotencia. Impotencia para solucionar el problema en cuestión. Impotencia que termina por convertir al débil en más fuerte gracias a su desesperación”.

Nuestros congresistas deben sospesar bien estas reflexiones y prestar oídos sordos a las prédicas que se hagan en relación a que con la construcción de un muro en nuestra frontera con Haití se busca preservar la calidad de vida del dominicano.

En el mundo de hoy, cada vez más se abren las fronteras comerciales y la inmigración ilegal debe enfrentarse con medidas conjuntas que intensifiquen el control fronterizo.

En las reflexiones de Novosseloff y Neisse está presente una advertencia que debe analizarse de manera enjundiosa y no dejarnos llevar por el populismo, pues la solución de los problemas con nuestros vecinos de ninguna manera puede ser tan rígida como los 256 kilómetros de humillación humana que se ha planteado en nuestro Congreso Nacional.

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