La Comuna de París es más que una revuelta social que en apenas tres meses, desde el 26 de marzo al 28 de mayo de 1871,  revolucionó la conciencia social del mundo. Todavía algunos profesores de historia la obvian; otros la minorizan. Sin embargo, muchos, entre ellos Carlos Marx y los socialistas europeos, vieron en ella el primer ensayo de gobierno popular y proletario de la Historia. Se inicia como una reacción nacionalista por la  renuncia de Napoleón III y de la Asamblea Nacional conservadora,  ante los ejércitos del canciller prusiano Otto Bismarck. La instauración nuevamente de la República  legitimó un gobierno provisional al mando de Louis Adolphe Thiers, como presidente. Éste se instala en Versalles, dejó París en manos del pueblo.

El gobierno revolucionario fue formado por una Federación de representantes comunales o vecinales: la Guardia Nacional, fue su milicia. Se proclama la  “abolición del sistema de esclavitud salarial de una vez por todas”. Fueron realizadas elecciones obedeciendo a la lógica de la democracia directa en todos los niveles de la administración y se introdujeron más reformas que todos los gobiernos anteriores juntos como: la educación: obligatoria, gratuita y laica. Se promulgó la Separación entre el Estado y la Iglesia.

El trabajo nocturno fue abolido. La jornada laboral se redujo a ocho horas. Los sindicatos fueron legalizados. Se promulgó  la igualdad entre los géneros. La pena de muerte fue abolida. El cargo de juez fue electivo. La bandera roja fue adoptada como símbolo de la “unidad mundial”. El internacionalismo fue puesto en práctica: el hecho de ser extranjero se convirtió en irrelevante. Todas las finanzas fueron reorganizadas y el salario de los profesores fue duplicado, entre otras.

Sin embargo,  en Versalles,  Thiers pactó la paz con los prusianos para luego  aplastar el gobierno de la Comuna de París. Los comuneros parisinos contaban con veinte mil milicianos contra el ejército de cien mil soldados: el aplastamiento de la Comuna de París fue  cruel: se ejecutaron a alrededor de 20 mil combatientes; otros fueron deportados, entre ellos Louise Michel.

Este 28 de mayo 2011, allá en el Muro de los Federados, Cementerio del Pere Lachaise, algunos anónimos depositarán claveles rojos; otros prefieren ni recordar ese susto.