Los artífices y colaboradores en la creación de la Ley 87-01 de Seguridad Social y sus reglamentos, fueron sorprendidos en su buena fe por los tradicionales titiriteros del poder político y económico de la nación, para quedarse con el santo y la limosna cuando estuvieran en plena aplicación el espíritu y el cuerpo de dicha ley, porque definitivamente ¿a quiénes ha súper enriquecido nuestro actual Sistema de Seguridad Social?: 1) A los grandes empresarios y/o comerciantes de los servicios médicos y sus bancos asociados; 2) A las administradoras de riesgos de salud (ARS) y 3) A las administradoras de fondos de pensiones (AFP) y a estas últimas quiero referirme porque su creación buscaba evitar la repetición de los fraudulentos antecedentes con fondos de pensiones en manos de gobernantes corruptos y sus cómplices privados, pero ahora, que se sabe en cuáles manos están y sus montos, las informaciones sobre su inversión y ganancias generadas se reportan en pequeñísimos espacios para que pasen desapercibidas a los interesados trabajadores a quienes se les oferta un 30% de avance en sus cotizaciones o ahorros para mitigar la prángana generada por el covid 19 pero sin tocar un centavo de esos beneficios que también son su propiedad, conforme a los dictámenes de la ley, cosa que parecen ignorar el agresivo diputado romanense Pedro Botello, algunos sindicalistas que hablan de ello en radio y televisión sin movilizar con coraje a sus asociados para que reclamen sus ganancias y algunos políticos que opinan sobre la Ley 87-01 y nunca han leído un párrafo de la misma, haciéndose merecedores de un diploma con el título de Máster en Disparatologías.