El año escolar 2020-2021 entró en cuenta regresiva y en menos de 72 horas seremos testigos de un hito que marcará la historia republicana del país. Los ojos de todos están puestos en las instancias gubernamentales que dirigen la política educativa, en cómo está diseñado curricularmente este año lectivo, en las cantidades de horas efectivas de docencia, en las mediaciones pedagógicas, en los andamios tecnológicos, etc…es un largo etcétera.
Pero no perdamos de vista algo que generalmente es “despreciado”, que no suele ser importantizado como lo anterior y hablo de “la semana de ambientación”.
Los y las estudiantes necesitan conocerse y reconocerse; necesitan clarificar sus ideas, sus expectativas y al mismo tiempo empoderarse de las pautas generales del año escolar y de su curso en particular. Es en esta semana donde confluye el proceso relacional en que construimos y reconstruimos vínculos sociales con los compañeros y compañeras de curso, el nuevo docente, el espacio, el todo.
El mayor desafío para este año escolar será mantener el interés de los estudiantes por su aprendizaje -pues no es menor la distancia afectiva que genera la modalidad a virtual- y si algo extrañan nuestros chicos de la escuela, es la posibilidad de estar con sus amigos, de interactuar y compartir, de jugar y así aprender.
Allí es donde esta semana juega un papel clave: Es la gran oportunidad para que cada docente tenga encuentros sincrónicos, quelogre “enganchar”, que pueda “conectar” emocionalmente con sus estudiantes, o que en su defecto puedan generar espacios de conversación vía medios tecnológicos, que puedan ser simbólica y socialmente contextualizados para ir recuperando el sentido de identidad que nos da la escuela y que nos quiere arrebatar “lo virtual”.
Eso sí: colocarnos en la posición donde “eso no me toca”no aporta y nunca lo hará. Estos primeros días pueden y serán caóticos, muy desafiantes tanto técnico como operativamente, pero de nosotros depende el éxito de este nuevo comienzo; de que juguemos un rol proactivo, empático y solidario, que no olvidemos el contexto y el necesario equilibrio que deberá existir entre la carga de las asignaciones escolares (son los chicos, en su mayoría solos los que deberán completarlas o hacerlo de la mano de tutores que no necesariamente tiene las competencias pedagógicas para apoyarles en el proceso).
En resumen: Coloquemos a nuestros estudiantes en el centro de todo, y luego debatamos todo lo demás, solo así podrá volver el tiempo de la escuela.