33 años en HOY

33 años en HOY

Comenzada la década de los sesenta del recién pasado siglo, quien suscribe daba sus primeros pasos como estudiante de medicina.

El profesor de semiología clínica insistía en el modo de realizar el examen físico en un paciente. Se basaba en inspeccionar, palpar, percutir y auscultar. Tocando el pecho con las manos se le pedía al enfermo que repitiera la palabra treintaitrés varias veces, a fin de tener una idea de cómo andaban los pulmones.

Sesenta años después repito con asombro e incredulidad el vocablo: acumular la edad de Cristo siendo columnista semanal, en la página editorial de un diario nacional prestigioso, de las empresas del Grupo Corripio, me infla de sano orgullo. Si a ello agrego que nunca he sentido la censura de una coma, un punto, ni una frase; entonces me declaro dichoso y afortunado.

Su dueño y tres directores me permitieron anunciar el cumpleaños número 75; a ellos mi eterna gratitud. Superó el centenar las felicitaciones recibidas, pese a la obligada cuarentena de la COVID-19.

Escojo al azar uno de mis asiduos lectores que siempre me reitera: Tengo en archivo todos tus escritos en HOY. Me refiero al colega y hermano Luis Tomás Oviedo, quien escribió: “La pérdida absoluta de la noción del tiempo que ha acarreado esta pandemia en algunos de nosotros, hizo que pasara por alto el cumpleaños de un amigo, de un hermano.

Nacido a la orilla del río Pérez y del camino real, de un hogar numeroso y pobre, supo imponerse y luchar contra los prejuicios de procedencia geográfica y familiar prevalecientes en la época, trazándose y logrando metas inconcebibles en un joven de su extracción social. Y se hizo médico, luego especialista.

De un valor callado, pero de bronce, contradijo siempre que hubo que contradecir, aún a riesgo de su vida, buscando la verdad con más ahínco que Diógenes, en tiempos muy difíciles, que no vale la pena recordar, pero que no debemos olvidar.

Pionero en muchas cosas, se dedicó a conversar con los cadáveres, conducta y costumbre que ningún psicólogo pudo refutar, por la sencilla razón de que, con sus atinadas preguntas, los cadáveres suelen contestarle.

Servidor público y privado sin cansancio, bibliófilo, melómano, con sed de náufrago por el saber, sigue hoy, a sus 75 años cumplidos ayer, dándonos la certeza de que mientras dure su legado, los cadáveres nunca permanecerán callados.

¡Feliz cumpleaños, Sergei!

Francis Argomaniz escribió: Estimado hermano Sergio, este relato no es para que sepamos quién eres ni de dónde vienes.

Es más bien tu forma crítica, pero real de lo que has tenido que ver, y cómo puedes diferenciar, con cuasi una total certeza, entre la verdad y los “sal del paso” dictámenes que algunos formulan.

Y es que, mi querido Sergio, que el paso que hemos tomado (me incluyo en esto a mí mismo), no es el más fácil, ni el más simpático.

Pero es el real, el único que conocemos. Me agrada pertenecer al grupo de profesionales dominicanos que como tú y tantos otros valiosos conciudadanos, hemos escogido el camino del honor, la ciencia, la verdad, el conocimiento y el respeto de los demás, como norte en nuestras vidas.

Me alegro mucho de ser tu amigo-hermano, y te deseo muchas, pero muchas felicidades en este día tan especial para los Sarita Valdez…

Gracias, HOY por darme las 1,700 oportunidades. Incrédulo me toco y repito ¡treintaitrés años!

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