Hasta 339 millones de personas requerirán ayuda humanitaria el próximo año, un 19,1 % más que en 2022, según el programa de asistencia global presentado este jueves para 2023 por la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
Naciones Unidas prevé poder asistir al menos a 230 millones de esas personas en 68 países diferentes, para lo que pedirá una financiación de 51.500 millones de dólares, la cantidad más alta solicitada por su oficina de coordinación humanitaria en toda su historia.
Solamente en Ucrania el programa calcula que más de 17 millones y medio de personas necesitarán acceso a este tipo de ayuda, lo que requerirá un desembolso de 3.900 millones de dólares.
La financiación global requerida será la más elevada jamás prevista por los programas anuales de la oficina de Naciones Unidas y se incrementará un 25 % respecto a la prevista inicialmente para 2022.
La ONU prevé que en el marco de una crisis de precios de bienes básicos la seguridad alimentaria afecte a 222 millones de personas en 53 países, con 45 millones de personas en riesgo de hambruna para 2023.
Además, la presión sanitaria crecerá con el aumento de casos de enfermedades infecciosas como la covid-19, la mpox -anteriormente conocida como viruela del mono-, el ébola o el cólera.
Naciones Unidas destaca además el impacto que tendrán las crisis humanitarias derivadas de las catástrofes climáticas.
En 2022, las organizaciones humanitarias han asistido a 157 millones de personas, incluyendo ayuda alimentaria para 127 millones, agua potable para 26 millones, asistencia psicológica para 13 millones de niños, apoyo a 5,2 millones de madres y a 5,8 millones de refugiados o solicitantes de asilo.
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28,6 MILLONES EN ETIOPÍA
Etiopía encabeza la lista de los países con más personas que necesitarán ayuda humanitaria en 2023, con 28,6 millones de personas, un 30 % más que este año. Le siguen Afganistán, con 28,3 millones (un 13,7 % más), y la República Democrática del Congo, con 26,4 millones de personas, lo que supondrá un descenso del 2,22 % respecto a la cifra de 2022.
En algunos países con conflictos bélicos el número de personas que necesitarán ayuda humanitaria se mantendrá cercano al de 2022, en el caso de Yemen (23,5 millones) o Siria (14,6 millones).
En el caso ucraniano, la crisis humanitaria originada por la guerra con Rusia obligó a cambiar las previsiones iniciales de la ONU antes de que comenzara 2022, pero la ayuda finalmente llegó a 15,4 millones de personas y su financiación fue de 3.100 millones de dólares, la más elevada para cualquier país en 2022.
También serán más de 20 millones las personas que recibirán ayuda humanitaria en Pakistán, país afectado por una crisis humanitaria repentina derivada de las inundaciones ocurridas en agosto.
MÁS DEL 50 % DE LA POBLACIÓN HAITIANA En América Latina, el coste de la ayuda humanitaria se disparará un 30 % en Haití, hasta llegar a los 715 millones de dólares para una población objetivo de 5,2 millones de personas, más de la mitad de los habitantes del país caribeño, inmerso en una grave crisis sanitaria, inflacionaria y de conflictos entre bandas.
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Por contra, la crisis humanitaria mejorará en Guatemala y El Salvador, pero empeorará en Honduras, donde el 31 % de la población del país necesitará este tipo de ayuda en 2023, según Naciones Unidas.
En Venezuela, la cifra se mantendrá próxima a la de este año, en torno a las 7 millones de personas.
ONU- “LAS CRISIS SE ACELERARÁN» “La población que necesita ayuda humanitaria es equivalente a la del tercer país más poblado del mundo”, destacó durante la presentación del plan anual el secretario general adjunto para Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, Martin Griffiths.
Griffiths reconoció que la situación de crisis humanitaria que atraviesan diferentes países en todo el mundo “se acelerará” en 2023 y pronosticó que la tendencia al alza de esta cifra persistirá en los próximos años, a no ser que las organizaciones humanitarias encuentren nuevos socios y nuevas formas de financiación.
Para el secretario general adjunto, es necesario que los fondos para la ayuda humanitaria se empleen en operaciones que prevengan posibles causas humanitarias derivadas de distintas situaciones y, para ello, cree que es fundamental el diálogo de las organizaciones con los líderes de las comunidades locales más afectadas.