La Fiscalía del Distrito Nacional concluyó ayer la presentación de las pruebas testimoniales, documentales, periciales y audiovisuales, con las que pretende probar su acusación de asesinato contra Blas Peralta y compartes por la muerte del exrector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo Mateo Aquino Febrillet.
El juicio continúa el lunes con la presentación de una prueba material, para luego proceder con los elementos de defensa de los acusados.
El primero en ser escuchado en esta segunda audiencia de fondo fue Eduar Montás, víctima que desistió como querellante, y quien habría sido el objeto de la agresión en la que resultó muerto el académico.
Montás reiteró que vio a Blas Peralta apuntar con un arma al vehículo en que viajaba con Aquino Febrillet y otros acompañantes a la salida de la reunión política que buscaba precisamente la armonía entre ambos como candidatos a diputados por San Cristóbal, porque habían pasado otros incidentes.
La Fiscalía centró sus interrogatorios en desmontar la versión de la supuesta amistad que dijo sostener Blas Peralta con Aquino Febrillet; su argumento de que no sabía en qué vehículo se desplazaba este y en demostrar que las actitudes de violencia entre Peralta y Montás venían desde antes.
A pesar de que están como coimputados, Franklin Vanegas, quien conducía el vehículo; Gerardo Félix y el coronel retirado Rafael Herrera Peña, las pruebas se centraron en Blas Peralta.
La familia del exrector negó que este fuera amigo de Peralta y aseguraron que nunca le escucharon hablar de él, ni ir a su casa.
La manzana de la discordia entre Montás y Peralta sería un dirigente que este último tenía en Cambita, y a quien Montás habría amenazado de muerte.
Según narraron todos los testigos presentes en el restaurante El Lago, donde se realizaba la reunión que buscaba evitar roces, todo ocurrió en armonía hasta que Blas Peralta trajo el tema de Willy Pérez y con un dedo tocaba enérgicamente a Montás, lo que terminó en un manoteo y el transportista fue a parar al suelo.
En una carta pública, reseñada en medios nacionales, Peralta dice que había actuado mal, cegado por el orgullo y la ira, precisamente por haber sido agredido por Montás.
Otro que fue llevado como testigo fue Joel Antonio Soriano, chófer de Aquino Febrillet, quien desistió como querellante. Este contradijo al del coimputado Gerardo Félix, quien se describió en una actitud pasiva y turbado tras lo ocurrido con su compañero de Fenatrado.
Soriano aseguró que Félix le tocó el vehículo y le pedía que bajara a Eduar, del vehículo de Aquino Febrillet, donde se había subido a pedido de este, para llevarlo a su casa tras el incidente.
Los testigos José del Carmen Oviedo y Ángel Rafael Salazar coincidieron en que Peralta se alteró y que en un incidente con Montás terminó en el piso y que trataron de calmarle porque estaba bastante alterado.
La Fiscalía prescindió de la presentación de la testigo Elaine Mañaná, asistente de Aquino Febrillet, quien también resultó herida. Esta no se presentó al tribunal.
La audiencia concluyó con el audio de la interceptación telefónica donde se escucha a Blas Peralta indicando a su entonces abogado, Francisco Taveras, esperar armar el muñeco y buscar a la persona que disparó, seguido del video de las declaraciones que Peralta emitió en el canal 37, en el que se desvinculaba del hecho.