4 = 10

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HOY sacó a relucir que el gobierno central incumple el mandato legal que determina que un 10% del presupuesto debe transferirse a los gobiernos locales. La ley cayó en el olvido apenas fue promulgada. Años de inobservación del mandato permiten hablar del desquiciamiento de la política fiscal. Nada nuevo por supuesto. El servicio público de educación, al que se prometió el equivalente presupuestario del 4% del producto interno bruto, es parte de una historia de desidia, abandono y burla.

Río. Permítanme reir a mandíbula batiente, pues las críticas que se hacían a Joaquín Balaguer atacaban su política fiscal. Balaguer procuraba que entre 55 a 65% de los ingresos corrientes se dedicase a gastos de capital. El valor restante era dedicado a los gastos corrientes. Por cierto, sólo bajo presión aceptaba financiamiento externo. Se le acusaba de ofrecer un flaco apoyo a las políticas sociales.

Gobiernos van, gobiernos vienen y se impone volver la vista a aquellas políticas del ayer. Con los programas de inversión se levantó una infraestructura social que ampara en forma indirecta, lo que más tarde ha dado en llamarse inversión social. Cada escuela que erigió fue construida para acoger estudiantes. Cada hospital levantado, abrió consultorios y camas para enfermos. Cada asequia abierta se destinó a regar agua en campos que surten de frutos a las gentes. Y lo dicho de estas construcciones puede aseverarse de todas las demás, incluyendo las viviendas o los acueductos.

El 4% del producto interno para la educación o el 10% del presupuesto para los Ayuntamientos, fue producto de las desatinadas críticas a Balaguer. Se procuró abofetearlo, por lo equívoco de sus políticas presupuestarias. Hoy es fácil advertir lo atinado de sus gestiones. Y lo errático de quienes lo han sucedido, contando, por cierto, con su apoyo.

Balaguer es, hoy, un recuerdo. Pudimos tocar otro tópico sin que por ello se alterase, en un ápice, la vida del país. Quise, sin embargo, advertir la falsía. Porque todos cuantos pregonaron la necesidad de cubrir una supuesta deuda social, la han vuelto mayor. Además de esa deuda social han abierto un hoyo a las finanzas públicas que ya no cubren las necesidades fiscales sino tomando prestado en el exterior. Y cuanto es peor, ni siquiera cumplen su palabra con el 4% a la educación o el 10% a los gobiernos locales.

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