474 aniversario de la UASD

474 aniversario de la UASD

Ya se despejaron las dudas de que la Pontificia, Real y Autónoma Universidad de Santo Domingo (UASD) fuera fundada por el papa Pablo III mediante la Bula In Apostolatus Culmine, expedida en Roma, el 28 de octubre de 1538, previa súplica de los religiosos del Real Convento de los Dominicos de La Española de que su Estudio General fuera elevado a la categoría de universidad.

El documento fundacional de la Pontificia, Real y Autónoma Universidad de Santo Domingo ha sido muy discutido. Primero, se negó su autenticidad, luego su existencia; también, se puso muy en tela de juicio su valor jurídico. Pero, ¿qué originó esas dudas en torno al hecho de que en la ciudad de Santo Domingo fuera erigida la primera universidad del Nuevo Mundo? Contribuyeron a ello hechos como: a) la pérdida del original de la Bula fundacional de la Universidad Primada de América en ocasión del incendio provocado en el Real Convento de Santo Domingo por la canalla marinera que acompañaba al corsario inglés Francis Drake en el asalto y sitio de la ciudad de Santo Domingo, en enero de 1586, lo que ocasionó la pérdida de valiosos  documentos del archivo y biblioteca de los religiosos dominicos, entre ellos la copia auténtica de la Bula fundacional de su Universidad; b) el extravío del tomo  de Bulas del Archivo Vaticano en el traslado de los fondos de ese archivo de Roma a París ordenado por Napoleón Bonaparte;  y d) la carencia del “pase regio” de dicha Bula, lo que para algunos significaba que sus efectos jurídicos fueran nulos.

En el siglo XVI, además de la Universidad de Santo Domingo, aquí existió otra, la Universidad Santiago de la Paz, fundada el 23 de febrero de 1558 por Cédula Real de Felipe II “como era la de Salamanca, con las mismas franquezas pero con algunas restricciones”. Dicha institución, regenteada por religiosos jesuitas, desapareció  sin pena ni gloria a mediados del siglo XVII en ocasión de que los sacerdotes de la Orden de Jesús fueran expulsados por Carlos III  de España y de  todas las posesiones españolas de ultramar.     

Los ataques contra la autenticidad de la Bula fundacional de la Universidad de Santo Domingo se iniciaron en el siglo XVII cuando los religiosos jesuitas que regenteaban la Universidad de Santiago de la Paz rechazaron la legitimidad de la Bula fundacional de la Universidad de los dominicos  exigiéndoles a estos la presentación del original de la misma. Estos se vieron imposibilitados de hacerlo ya que dicho documento pontificio había desaparecido a consecuencia del incendio de su Real Convento. El deseo manifiesto de los regentes de la Universidad Santiago de la Paz era que el rey Fernando VI privara a la Universidad de los dominicos de su título de tal, y declarara la nulidad de los grados concedidos por ella. Afortunadamente no lo lograron. Tuvo que haber pesado mucho en la conciencia del monarca el hecho real e irrefutable de la vieja Universidad de Santo Domingo formando juventudes y expidiendo títulos reconocidos tanto en España como en América. Pleitos entre dominicos y jesuitas ocurrieron en todos aquellos lugares donde los religiosos de una y otra orden tuvieran intereses universitarios encontrados. Al igual que aquí se pelearon en Chile, Quito, Santa Fe de Bogotá y en otros lugares más. El Archivo de Indias está repleto de memoriales de esos encontronazos entre dominicos y jesuitas.  Fernando VI, a lo mejor harto de tanto pleitear, zanjó esa disputa entre dominicos y jesuitas reconociendo el carácter universitario tanto a la Universidad de Santo Domingo de los dominicos como a la de Santiago de la Paz de los jesuitas.

Independientemente del hecho de que la Bula In Apostolatus Culmine fuese pasada o no por el Consejo de Indias, vale la pena recordar que el Código de las Siete Partidas de Alfonso X, entonces vigente en todo el Imperio español, facultaba al Pontífice romano a crear universidades en sus jurisdicciones, sin tener que contar con la anuencia del monarca. Por ejemplo, la Bula fundacional de la Universidad de Alcalá de Henares no fue pasada por el Consejo ni corroborada por cédula real. Dígase otro tanto de la Universidad de Valencia fundada por el papa Alejandro VI y la  de Sevilla fundada por Bula del papa Julio II. 

Basándose en todos esos ataques contra la autenticidad de la Bula fundacional de la Universidad de Santo Domingo, las universidades de San Marcos de Lima y de México quisieron reclamar para sus respectivas instituciones,  sin éxito,  el título de primada de América.

El 26 de octubre de 1931, aquí ocurrió un hecho muy singular: Por iniciativa del entonces rector de la Universidad de Santo Domingo, maestro Federico Henríquez y Carvajal, se celebró en esa fecha el  393 aniversario de la fundación de esa  casa de altos estudios. Al otro día de que eso sucediera, el editorial del periódico “La Opinión” hizo reparo a que se celebrara en esa fecha en vez de hacerlo el 28 de ese mismo mes. Pero el rector Henríquez y Carvajal ratificó la fecha del 26 de octubre bajo el alegato de mantener un hecho histórico con fecha cierta, sin darse cuenta de que cometía el error de creer que el 26 de octubre  se correspondía con el V kalendas nobembris del calendario romano, cuando en realidad es con el 28 de octubre que esa fecha se corresponde. La polémica desatada por ese error tuvo sus consecuencias: Con el propósito de dar a conocer su parecer en cuanto a la fecha de fundación de la Universidad de Santo Domingo, la Academia Dominicana de la Historia le pidió al Gobierno dominicano que solicitara por vía diplomática “una copia certificada de la Bula In Apostolatus Culmine con la recomendación de que esa copia sea fotográfica” El resultado fue una declaración de la Cancillería del Vaticano en el sentido de “no haber en los registros de Pablo III constancia alguna de la existencia de dicha Bula”.   De nuevo resucitó la polémica acerca de la autenticidad y legitimidad de la Bula erectora de la Universidad de Santo Domingo. No fue sino hasta 1954, gracias a los trabajos de investigación del sacerdote dominico Vicente Beltrán de Heredia, catedrático de la Universidad de Salamanca, quien después de una paciente búsqueda en los fondos del Archivo Vaticano encontró en el Inventario de Bulas Perpetuas de Pablo III la partida o registro correspondiente a la Apostolatus Culmine, prueba de que esta había sido aprobada y despachada. También, la suplicatoria o solicitud de los dominicos del Real Convento de La Española para que su Estudio General fuera elevado a la categoría de Universidad. Así concluyó la disputa entre las universidades de Santo Domingo, Perú y México por la primacía universitaria de América.

*Jesús de la Rosa es catedrático titular de la Pontificia, Real y Autónoma Universidad de Santo Domingo.

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