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Las universidades, tal y como hoy las conocemos, surgieron en la Baja Edad Media, como resultado de un largo proceso de reorganización social y cultural de la Europa Medieval que tuvo lugar al concluir el ciclo histórico de las invasiones bárbaras. Al respecto, el escritor estadounidense Charles Homer Haskins, en su libro “The Rise of the Universites” expresa lo siguiente: “las universidades son un producto de la Edad Media europea. Los griegos y los romanos, aunque parezca extraño, no tuvieron universidades en el sentido en el cual la palabra ha sido usada en los últimos siete u ocho siglos. Los griegos y los romanos tuvieron educación superior pero no universidades. Para el pensador estadunidense los conceptos universidad y educación superior no son sinónimos. El escritor nicaragüense Carlos Túnnermann, en la página 11 de su libro “La Educación Superior en el Umbral del Siglo XXI” da a conocer lo expresado sobre ese tema por otro eminente estudioso de la historia de las universidades el profesor Hasting Rashdall, de la Universidad de Oxford, autor de la ya clásica obra de cuatro tomos sobre la Universidades en la Edad Media: “la idea propiamente dicha de la universidad es esencialmente medieval, y es curioso observar cuan ampliamente esa idea continúa aún dominando, nuestro moderno esquema educativo”. Entre los pensadores de más renombre hay consenso en sostener la tesis de que las Universidades brotaron de la atmósfera social y cultural de la sociedad europea de los siglos XII, XIII, y XIV.
No obstante, debemos tener muy en cuenta el hecho de que si bien el criterio del origen medieval de la institución universitaria es el generalmente aceptado, eso de ninguna manera significa desconocer valiosos precedentes de toda una serie de entidades educativas en el Mundo Antiguo, tanto en occidente como en el Oriente. Para mayor información al respecto, consúltese la obra del conocido catedrático universitario dominicano Tirso Mejía Ricart “La Universidad en la Historia Universal” publicada por la Editorial de la UASD 1981.
Las universidades introducidas en América por la Corona española en la primera mitad del siglo XVI han sido instituciones fundamentales para la evolución y desarrollo de las sociedades latinoamericanas. Orientadas en una primera etapa a la formación del personal requerido por la burocracia colonial, civil y eclesiástica; tres siglos después, a contribuir a la sustitución de las autoridades coloniales por los representantes de las oligarquías republicanas; y por último, apoyando el ascenso político de las clases medias a través de un movimiento renovador iniciado en Córdoba, en 1918 cuyos vientos llegaron hasta aquí.
La educación universitaria vive hoy un proceso de transformación estimulado por los cambios que experimentan las sociedades de todo el mundo. Dicho fenómeno tiene manifestaciones peculiares en la América Española y el Caribe, cuyos gobiernos, entre otras iniciativas, han venido revisando el rol del Estado y reduciendo sus magnitudes y funciones; aplicando políticas macro-económicas de ajuste estructural; abriendo sus economías; y profundizando múltiples iniciativas de integración económica de alcance regional.