Más allá de cualquier cambio cosmético que se haya implementado o esté en agenda implementarse, conviene, para nuestro sano desarrollo económico y social, así como la sostenibilidad y perfectibilidad de nuestro sistema político, que la economía dominicana sea sometida durante el nuevo año a los cambios estructurales siguientes centrados en la economía primaria en contraposición a la economía rentista que nos domina.
Mayor crecimiento agropecuario. Las últimas informaciones proporcionadas por el Banco Central reflejan que la agropecuaria sigue siendo la actividad económica de menor crecimiento dentro de los 6 grandes sectores del PBI: creció 5.5 veces más lentamente que el PBI total y 16 veces más lentamente que el turismo.
Dado sus efectos en el aumento de la disponibilidad de bienes, autosuficiencia alimentaria amortiguadora del incremento de precios proveniente de la inflación importada, generación de empleos rurales contribuyentes a contener migración rural urbana y evitar aglomeraciones urbanas; resulta imperativo adoptar previsiones -infraestructura, comercialización, etc- para un mayor crecimiento agropecuario partiendo de:
Aumentar accesibilidad al crédito agropecuario. El crédito agropecuario es imprescindible para incrementar la producción agropecuaria esto requiere revisión de normas crediticias y tasas de interés que hagan rentable al sector, relacionadas con las condiciones prevalecientes en las naciones con las que mantenemos relaciones comerciales, para ser competitivo.
El Banco Central ha aumentado la tasa de interés de su política monetaria a 4.5% en circunstancia que nuestro principal socio comercial, Reserva Federal de USA, espera que la inflación norteamericana sobre pase el 2% para aumentar la actual que se mantiene en 0.25%, nos coloca en posición menos competitiva puesto que la tasa de referencia dominicana es 16 veces más elevada que la norteamericana; lo cual coloca en posición desfavorable a un sector como el agropecuario que no soporta tasas tan elevadas.
De allí que se impone explorar vías diferentes de carácter fiscal para contener las amenazas inflacionarias que motivaron al Banco Central a aumentar la tasa de política monetaria, tales como:
Retiro progresivo del Estado del mercado financiero. La ley de presupuesto para 2022 establece que el Estado utilizará RD$110,000 millones como fuentes internas de financiamiento presupuestario. Es decir, que al sustraer un solo cliente (el Estado) esta cantidad priva, p.e., a 110,000 productores poder utilizar crédito de un millón de pesos potencialmente dedicable a la agropecuaria. De acuerdo con informaciones de la superintendencia de Bancos, solo 30,000 productores agropecuarios utilizaban crédito en el gobierno anterior equivalentes aproximadamente a la décima parte del número total de productores y/o fincas. Como el Estado paga tasas de interés que casi triplican la tasa de política monetaria, a juzgar por la última subasta publicada en el portal de la Dirección de Crédito Público consignando una tasa de 8.4% cuando la tasa monetaria era 3%, la participación del Estado distorsiona en el mercado financiero.
Mientras persista esta situación el sistema financiero preferirá prestar a un solo cliente (el Estado), garantizado con la soberanía ilimitada y facilidades tributarias que procesar 110,000 préstamos de un millón de pesos a productores
Imagínese el lector el efecto productivo de incrementar de 30 a 110 mil el número de productores utilizando crédito en lugar de utilizar estos recursos a financiar déficits fiscales.
Se requiere además:
Mejorar supervisión financiera. Se han instituido mecanismos y adoptado previsiones financieras loables que requieren ser supervisadas a fin de determinar en que medida han logrado el propósito de facilitar el crédito a la producción, especialmente agropecuaria. A saber:
4.1 facilidades crediticias del Banco Central. El Banco Central ha establecido amplios programas de facilidades financieras para activar la economía mediante disponibilidades de montos extraordinarios a tasas de interés determinadas. Resulta extraño, en consecuencia, que el sector financiero, en lugar de crecer en términos de tasa de crecimiento del PBI, se ha contraído un 1% como ha informado recientemente el Banco Central. Como al mismo tiempo el MEPyD anunció una reducción de la morosidad de la cartera del sistema financiero dominicano, surge la duda sobre si esas facilidades ofrecidas por el Banco Central estén cumpliendo el cometido de activar la economía o más bien se están utilizando para refinanciar operaciones amenazadas en morosidad; duda que compete aclarar a la Superintendencia de Bancos.
4.2 Mercado de valores. Recientemente fue publicada una noticia del crecimiento de las bolsas de valores. Pero resulta que de las 34 operaciones más negociadas durante la semana que cerró el pasado 27 de diciembre, 32 fueron destinadas a adquirir valores de entidades estatales y solo dos a empresas privadas.
Para que el Estado pueda retirarse del mercado financiero, se requiere:
Reformar la fiscalidad. Faltando 7 días para terminar el año, el gasto corriente superaba en RD$76,632 millones lo presupuestado originalmente para 2022. Como los presupuestos complementarios (dos por primera vez en la historia presupuestaria) acomodaron lo formulado a lo ejecutado, es posible afirmar que terminará gastándose RD$78,000 millones más al cerrar el año el 31/12/2021 lo que significa un 10% por encima de lo presupuestado. A contrapelo, el gasto de capital cumplió un 83% lo presupuestado a pesar de la aceleración implementada durante las últimas semanas en evidente respuesta a las presiones de la opinión pública por la caída previamente observada; aceleración que, de paso, debe ser vigilada.
Si bien las recaudaciones arrojan un extraordinario crecimiento de RD$160 mil millones, está por verse que proporción de ellos corresponden a adelantos de empresas financieras y mineras que serán deducidos en algún momento.
A pesar de este notable incremento de las recaudaciones y por la estructura de gastos antes señalada, al Gobierno le faltaron RD$114 mil millones para cubrir sus cargas fijas (gastos corrientes más amortizaciones) y para cubrirla, así como para financiar los gastos de capital, fue necesario recurrir a financiamiento que succionaron el ahorro interno privado y al endeudamiento externo aumentando la hipoteca nacional.
Corregir esta situación conlleva mejorar la calidad del gasto, disminuyendo el corriente para financiar el de capital sin endeudamientos; así como procurar ingresos corrientes no susceptibles de deducciones ni de generación de compromisos gubernamentales en iniciativas que puedan afectar el desarrollo nacional y el equilibrio medioambiental.