5 de mayo: Marx, la victoria y Otto

5 de mayo: Marx, la victoria y Otto

Doctor Luis Felipe Rosa Hernández

Por Luis Felipe Rosa Hernández

El 5 de mayo es una fecha que me ha marcado. Carlos Marx y mi segundo hijo, Otto Marcelino Rosa Rubio, nacieron un 5 de mayo. Fue en una fecha como esa, el 5 de mayo de 1971, cuando fuimos apresados Esteban Díaz Jáquez (David o El filósofo), Rafael Pérez Modesto (Rafa) y yo (Ramón Emilio Ramírez Valdez.

Cada cinco de mayo, además de llamar a Otto para felicitarlo por su natalicio, llamaba también a Esteban, a Rafa y al Chino Bujosa, para rememorar el día en que fuimos apresados en la casa de don Pablo Ruíz, en la calle Alonzo de Espinosa, de Villa Juana, cuando tres de nosotros nos encontrábamos reunidos clandestinamente. Aun cuando Rafa Pérez era el único dirigente nacional de la Línea Roja-1J4, y él junto con Esteban y yo éramos los responsables del trabajo político clandestino del Distrito Nacional, las relaciones partidarias, la prensa y el periódico “Servir al Pueblo-1J4”. José Bujosa Mieses (El Chino) estaba en prisión, ya con orden de libertad después de cumplir su condena.

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En el 1971 la represión política y el terror desenfrenado, desatado por la ‘Banda Colorá’ y los organismos de seguridad del régimen balaguerista, dificultaban nuestras acciones. Debíamos reunirnos para tomar medidas de seguridad. Estando reunidos, la casa fue rodeada por tropas policiales. Creímos que nos asesinarían al ser conducidos al patio y colocados semidesnudos contra una pared. Al comprobar el Servicio Secreto que tenían preso a Esteban Díaz Jáquez y a Rafa Pérez, nos salvó la vida. Los dos eran importantes y peligrosos dirigentes de la izquierda a los ojos del régimen.

Esteban había sido señalado en un discurso de Balaguer como agente del comunismo internacional, cuando era representante del MR-14 de Junio para Europa desde París, después de la revolución de 1965. Rafa Pérez había sido guerrillero en el levantamiento armado comandado por Manolo Tavárez Justo en 1963.

Nos fabricaron un expediente que incluyó al Chino Bujosa, para violar su orden de libertad. En La Victoria, donde conocí a Juana Rubio, con quien me casaría para procrear a Fadulia y Otto Marcelino, mis primeros hijos, estaba en desarrollo la “Operación Chapeo”. Ya habían asesinado a Rafael Pérez Guillén y a Oliver Méndez, entre otros. Las torturas estaban a la orden del día, el terror dominaba el ambiente. Sobrevivimos, sin claudicar, pese a que siempre llegaban malas noticias: la muerte del Moreno, la caída de Amaury, Ulises, Virgilio y La Chuta, el desembarco de Playa Caracoles y el fatal desenlace de Caamaño y su proyecto guerrillero. ¡Fueron tiempos difíciles!

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