¿5% del presupuesto nacional en educación superior%?

¿5% del presupuesto nacional en educación superior%?

Jesus de la Rosa.

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Durante su discurso de rendición de cuentas ante la asamblea conjunta del Senado y la Cámara de Diputados, el presidente Danilo Medina resaltó la inversión de su gobierno en educación preuniversitaria y superior, citando cifras sin profundizar en los detalles. Veamos. Las décadas de los años 60 y 70 del pasado siglo 20 fueron testigos aquí de un gran debate sobre la educación superior cuyos momentos más dramáticos fueron el Movimiento Renovador de la UASD y el Plan Decenal 1993-2003; el primero marcó el paso de una enseñanza superior elitista a una enseñanza de masa; en tanto que el segundo ha sido, si no el más, uno de los esfuerzos más fructíferos de los dominicanos (plural masculino) para elevar la calidad de nuestro sistema de instrucción pública. Ambos tuvieron grandes repercusiones en las estructuras de todas nuestras instituciones de educación como la observada en la introducción de los estudios generales, la departamentalización de la docencia, el cultivo de las disciplinas básicas y una mayor flexibilidad de acceso mediante el sistema de requisitos y de créditos.
En su momento, el Movimiento Renovador de la UASD fue la única conquista de la Revolución de Abril de 1965 en favor del pueblo dominicano.
Y visto el modelo de planificación colectiva contemplado en el Plan Decenal 1993-2003 por los técnicos de la UNESCO y de otras agencias internacionales de cooperación como un ejemplo a seguir.
Mediante la materialización del Plan Decenal nos propusimos actualizar la legislación escolar; ampliar y hacer cumplir el calendario lectivo; establecer el nivel de la educación básica y ampliar la cobertura de la misma; reorganizar la enseñanza técnica profesional; actualizar el currículum; formar y capacitar cientos de maestros; construir cientos de aulas y laboratorios.
Los técnicos y gestores que intervinimos en la formulación del Plan Decenal 1993-2003 llegamos a la conclusión de que, para sostener sus logros y alcanzar nuevas metas, el gasto público anual en educación debía de ser, a partir de enero de 1999, de un 16% del Presupuesto de Gastos del Gobierno o un 4% del PIB (Véase ponencias de Isidoro Santana y Jesús de la Rosa sobre financiamiento de la educación; Seminario de Evaluación a Medio Tiempo del Plan Decenal, organizado por el Ministerio de Educación en el año 1998). Pero, lamentablemente, dicha inversión no llegó a hacerse. Los gobiernos que aquí se sucedieron entre 1999 y 2011 promediaron una inversión anual en instrucción pública equivalente a sólo 1.87% del PIB, el promedio más bajo de inversión en ese renglón entre los países de la América española.
Por iniciativa de las organizaciones que integran la Coalición Educación Digna, diez aspirantes a la Presidencia de la República estamparon su firma en un documento denominado “Compromiso Político y Social por la Educación” en el que prometían que, en caso de resultar electos en los comicios programados a celebrarse el 20 de mayo del 2012, destinarían un 4% del PIB para educación. Les tomamos las palabras a sólo dos de los firmantes de dicho pliego: Hipólito Mejía y Danilo Medina, por ser éstos los únicos con reales posibilidades de resultar ganador en las elecciones programadas a celebrarse en mayo del 2012.
Cincuenta años después, la educación superior está nuevamente en discusión. Pero, mientras en la década de los sesenta nadie dudaba del papel clave de la educación superior en los esfuerzos conducentes al desarrollo. Y hasta se le atribuía el rol de motor principal del adelanto y la transformación social, “el debate actual se caracterizaba por la existencia de toda escuela de pensamiento, sustentada incluso por algunos organismos internacionales de financiamiento, que ponen en tela de juicio la eficacia de la educación superior pública, cuestionan su rendimiento económico social y la prioridad de las inversiones destinadas a ella”.

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