Las inundaciones del fin de semana apagaron por sorpresa los sueños de al menos 30 personas, quienes tenían planes que nunca llegaron a materializar y murieron a consecuencia de la furia ejercida por la madre naturaleza.
Desde un joven muerto mientras intentaba alertar del peligro a sus vecinos, hasta una joven madre que murió aplastada en el interior de su vivienda mientras dormía, así de trágicas e impactantes son las historias de vida de las víctimas de las inundaciones del fatídico sábado.
Cuando se alertó sobre las lluvias que se esperaban para el fin de semana, nadie imaginaría que el impacto sería tan devastador y mucho menos en el pensar de quienes no pudieron escribir sus historias como las tenían previsto.
Gregorio Salvador Castillo Ortiz
La primera víctima contabilizada por los organismos de socorro fue el joven Gregorio Salvador Castillo Ortiz, quien perdió la vida tratando de alertar a sus vecinos sobre el peligro que corrían por el desborde de un río, que inundó el arroyo Las Vacas, en Sabana Larga, San José de Ocoa.
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Gregorio, a sus 32 años, era miembro de los grupos de rescate de la alcaldía de su municipio y murió haciendo por lo que tanto amó, “salvar vidas”, así lo expresaron parientes, vecinos y las propias autoridades municipales.
Por las torrenciales lluvias, Castillo Ortiz no podrá ver crecer a sus tres hijos, porque el arroyo Las Vacas, ahogó ese deseo.
Awilda Vásquez
Sobreviviente de cáncer y luchadora incansable, Awilda Vásquez tenía pocas horas en suelo dominicano, a donde vino de vacaciones junto a su familia, cuando la pared lateral del desnivel de la Av. 27 de Febrero con Máximo Gómez cedió, aplastando cinco vehículos y dejando un saldo fatal de cinco fallecidos.
Vásquez había luchado por años contra el cáncer y dedicó su vida a concientizar sobre esta terrible enfermedad, sin imaginar su trágico final.
Ella era una de las cinco personas que se dirigían desde el aeropuerto de las Américas hacia el centro de la ciudad, junto al reconocido urólogo Eduardo Cabrera, un oficial retirado de la Policía Nacional, quien dedicó su vida a salvar la de los demás.
Awilda viajaba junto a su esposo Ramón Martínez, su hija María Nereida Martínez, quien estaba embarazada y no supo siquiera el sexo de su futuro bebé y el esposo de ella, el fiscal Michael Orozco, todos de nacionalidad puertorriqueña.
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Solange María Méndez
Otras de las víctimas del desplome es Solange María Méndez de 31 años, quien tenía menos de dos meses de casada y se preparaba para trillar su futuro en Francia junto a su amado.
Este sueño se vio interrumpido por el desplome que pulverizó todo en cuestiones de segundo, sumergiendo a sus familiares en el dolor por la irreparable pérdida de su ser querido.
Solange murió junto a su padre Omar Alejandro Méndez, en momentos en que se desplazaban a su hogar, tras salir de una cita médica.
Dahiana Heredia
La tarde del sábado joven Dahiana Heredia decidió dormir una siesta, mientras las intensas lluvias mojaban el interior de su humilde hogar ubicada en la Zurza del Distrito Nacional, sin imaginar que no volvería a despertar jamás.
La humilde vivienda, ubicada en un caserío en el corazón de la populosa barriada, era el refugio de la joven madre, quien residía junto a sus dos hijas y su padre, todos fuera del lugar al momento de la tragedia.
Las precipitaciones provocaron que el piso de una casa superior colapsara, dejándola enterrada en una montaña de lodo y rocas.
Dahiana no pudo cumplir su sueño de ver crecer a sus dos hijas de seis y tres años de edad, por quienes vivía y se ganaba la vida vendiendo ropa, para poder llevarles el sustento.
Rubí Esmarlin Duarte Fabián
Tras días de angustia, el cadáver de Rubí Esmarlin Duarte Fabián fue recuperado de las aguas del río Yuna, luego de que el vehículo en el que se transportaba fuera arrastrado, en momentos en que se desplazaban hacia la capital para “unos rezos”, como se le conoce a la tradición de culto que rinden los católicos al alma de los difuntos.
Rubí, psicóloga de profesión, trasladaba junto a su esposo y su cuñada la mañana del domingo, cuando las aguas del río Yuna les sorprendieron, logrando escapar los otros dos ocupantes, aunque ella no corrió con la misma suerte.
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En total, según las cifras oficiales, suman 30 las muertes por las inundaciones en todo el país, que apagaron, además de estos sueños, los de una familia haitiana, que también se desplazaba por el desnivel de la 27 al momento de la tragedia.