Ambientar un espacio para la intimidad, especialmente para una fecha como San Valentín, puede ser un gran dilema, pues de seguro hay muchos detalles que se pueden utilizar, pero una pequeña dosis de romanticismo de más puede echar a perder la ocasión… o simplemente no dar los resultados esperados.

Cada pareja tiene su dinámica y entre ambos conocen bien las debilidades y gustos de cada uno, factores que deben ser las principales opciones a explorar.

Después de estos, hay elementos que no fallan y ayudan a crear la atmósfera perfecta para la intimidad.

Procura deleitar los cinco sentidos: el olfato, con aromas sugerentes para perfumar la casa o lugar de encuentro; la vista, organizando y decorando la estancia con armonía. También el tacto: no te olvides de convertir el espacio en un lugar confortable; y el oído: elige música estimulante. Como la comida nunca se queda, preséntala con delicadeza.

El amor a la vista

Las velas son un clásico que siempre surte efecto: transforman la atmósfera y le confieren al espacio un toque de complicidad y romanticismo. No te olvides de utilizarlas para decorar el espacio de tu velada de amor, y si vas a elegirlas con aromas, escoge aquellas con los olores más exquisitos. No te excedas en artilugios decorativos. Pequeños detalles como un ramo de flores frescas, o cojines en forma de corazón dejados al azar por diferentes rincones, te ayudarán a ambientar sin saciar.

La combinación, por tradición, comienza por el rojo, pero esa no es la regla. De hecho, está probado que puedes lograr decoraciones igualmente sugestivas con colores suaves. Si aún así te decides por el rojo, te recomendamos usarlo en poca medida, para no saciar la vista. Mejor que se desborden las emociones y no que haya un derroche de color.