512 años?

512 años?

EMILIO JOSÉ BREA GARCÍA
El 12 de octubre se cumplirá un onomástico más del único continente descubierto. El insigne escritor uruguayo, Eduardo Galeno, ya describió las visicitudes del continente en su monumental obra (de bolsillo) «Las venas abiertas de América Latina». La edición de septiembre de la revista National Geographic en español, nos trae un panorama aterrador y desalentador del planeta y en medio de las vueltas que da el globo, aparece la «joven» América, llevando muy malas partes del desastre ambiental y ecológico mundial.

Como las grandes potencias del norte afectan todo el planeta (con la emisión de gases tóxicos a la atmósfera), el sur carga con las consecuencias nefastas de sobrevivir sin capa de ozono. La Antártida es cada vez menos. Ya en el 2002 perdió de un solo  derrumbe, 3, 240 kilómetros cuadrados de su plataforma por el deshielo que produce el calentamiento global. Todos los glaciares del sur van perdiendo territorio y belleza, con ellos se va la fauna. Los picos nevados de Los Andes son cada vez menos. La quema de carbón, la tala de los bosques, la explotación de gas y petróleo expulsando al aire el nocivo dióxido de carbono, han convertido a la tierra en un invernadero. El planeta tiene fiebre. La selva del Amazonas es cada día menos selvática. La madera que de allí se extrae la está dejando calva. El aumento de las temperaturas mundiales se refleja en la región del Caribe con dramatismo anual. Aumentan las posibilidades de los pavorosos huracanes. Después de David tuvimos una pausa hasta el George y ya hemos visto como se ha desencadenado un compás de espera que no termina hasta noviembre. Este año hemos sufrido más que nunca esas expectativas. Tres cosas podemos hacer: Usar automóviles de bajo cilindraje, bombillas fluorescentes y apagar los calentadores. Lo agradecerá el mundo, porque vivir en la tierra es caro pero incluye un viaje anual alrededor del sol (aunque muy pocos se percaten…).

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