En el hospital General Melenciano de Jimaní el trabajo no para. Ayer fue un día como los dos anteriores, de labor intensa y extensa, a toda máquina. El piso resultó pequeño para acoger la avalancha de haitianos heridos. No había camas para tanta gente. El personal médico estaba exhausto. Cerca de 600 emergencias se habían atendido desde las primeras horas del día hasta las 8:00 de la noche.
Mientras, iglesias, escuelas y clubes fueron utilizados como albergues para acoger a quienes tenían diversas fracturas y necesitaban de mayor cuidado. Otros, menos lesionados, eran curados y despachados. En el centro médico hay 56 doctores procedentes de hospitales públicos y del subsistema de las Fuerzas Armadas. En el grupo hay 12 especialistas en Ortopedia.
Jimaní.- Un intenso ajetreo reinaba ayer en el hospital General Melenciano, donde el piso resultó pequeño para acoger la avalancha de haitianos heridos. No había camas para tanta gente. El personal médico estaba exhausto. Cerca de 600 emergencias se habían atendido hasta las 8:00 de la noche.
Mientras que iglesias, escuelas y clubes fueron tomados como albergue para acoger a aquellos que tenían diversas fracturas, pero que estaban menos graves. Una vez curados, eran despachados.
Unos 56 médicos dominicanos de Salud Publica y las Fuerzas Armadas, entre ellos 12 cirujanos, trabajan sin cesar amputando extremidades, practicando ortopedias y haciendo cirugías de emergencia en cuatro mesas quirúrgicas.
Para hoy se habilitarían tres quirófanos y se integrarían 35 especialistas para reforzar el personal que lleva tres días internado en la zona. El suministro de material gastable no cesaba.
Un cuadro de horror. Tampoco dejó de fluir la entrada de niños, mujeres y hombres, cuyas heridas estaban en estado de putrefacción por las más de 72 horas sin que hayan podido recibir atención en su país, donde la situación sanitaria había colapsado.
El director del hospital, Francis Moquete, destacó que el apoyo del Gobierno era masivo para atender a los haitianos heridos, pero que el espacio resultaba pequeño.
También se necesitan personas que hablen francés o creole para ayudar a la traducción con los pacientes. No importa que no sean médicos o estudiantes de medicina.
Inenarrable. A medida que se van levantado más escombros de las edificaciones derrumbadas en Puerto Príncipe se incrementa la cantidad de heridos que llegan aquí.
Un niño de 10 años yacía solo en un rincón, acostado en un cartón. Cinco de sus familiares estaban desaparecidos.
Llegaban en ambulancias, diversos vehículos y hasta en furgones. Algunos heridos ni siquiera lloraban. Su mirada estaba perdida; parecían zombis.
Otros, más que por sus heridas, lloraban por sus muertos.
Afuera, decenas de haitianos trataban de identificar a algunos de los suyos, mientras los guardias intetaban poner el orden.
Centro de operaciones. La Fortaleza del Ejército Nacional, donde está instalado el Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (Cesfront) fue habilitada para la instalación de todo el equipo de brigadistas, militares, personal de Salud Pública y las cocinas móviles de los Comedores Económicos. También está alojado allí personal de las Naciones Unidas y de la embajada de Estados Unidos.
En carne propia
Shelna Marcellus no podía contener el llanto y, de pie frente a la sala 2 de Pediatría, le faltaba valor para estar junto a hijo Mathías, de 10 años, a quien le amputaron la pierna derecha. Con un mosquitero, sábanas y alguna ropa para el pequeño que no entregaba hasta que llegó un hombre, al parecer pariente, a quien le dio las pertenencias. También afligido entró a la sala despacio y solo atinó a ponerse las manos en la cabeza. Mathias, mientras, lucía ajeno.
Movimiento inusitado
De ser un pueblo apagado, de repente Jimaní ha adquirido un movimiento inusual. Se producen grandes taponamientos por la gran cantidad de vecinos que cargan ayuda alimentaria. Anoche se informó que el material gastable empezaba a fluir al hospital.
Salud Pública dispuso ocho hospitales móviles que están en el Parque Industrial de Puerto Príncipe. También tres ambulancias. Hasta la mañana de ayer habían sido atendidos 187 pacientes, de los cuales 52 fueron transferidos a Santo Domingo y a otros hospitales de la zona. Sin embargo, a medida que subían las horas, esa cantidad casi se triplicó.
Gran parte del personal acampa en casas de campaña y los médicos duermen en casas de funcionarios públicos de Jimaní.
Pescar en río revuelto
Algunos comerciantes dan paso a la especulación. Así, un plato de comida que antes de esta desgracia costaba RD$ 100, se vendía ayer a RD$200. Lo mismo pasa con otros productos.