Aquella madrugada el eco devolvía mi voz replicada desde la esquina de la casa de don Negro Suero y frente a la casa de don José Robert, la voz chocaba y se devolvía como eco. Eran las 2:00 de la madrugada, 1 de setiembre de 1956.
Adiós muchachos, compañeros de mi vida/Barra querida de aquellos tiempos. Aunque cantaba esos versos tristes para mí se abría un nuevo horizonte, enfrentaba un nuevo reto: iba a estudiar la carrera de cuyo ejercicio viviría como profesional. Tal como dice la canción contra el destino, nadie batalla.
Estudiar, trabajar y pasear, conocer la ciudad y sumergirme en sus soledades, para un joven de 18 años, medio tímido, a quien no le gustaba molestar a sus tíos que le reclamaban que los visitara.
Después estudios, trabajo y paseos disiparon poco a poco las brumas, y los recuerdos se fueron amontonando mientras se creaban nuevos recuerdos de cosas, casos, personas, lecturas de la realidad, los recuerdos se fueron quedando entre la neblina de la orilla de la montaña.
Un día, pasó todo el día y lo único recordado fue la sonrisa y las atenciones de mamá y las discusiones sobre algún tema cultural con papá. Virgilio era solo un niño
Cuando me vine a dar cuenta prefería vivir en Ciudad Trujillo aunque no hubiera río Birán, ni se pudiera visitar la Boca del río donde desemboca el río Yaque del Sur donde papá y K cazaban titíes, bubíes y patos de La Florida que huían del frío del norte en la temporada de invierno.
Los deportes, los estudios y la creación de nuevos amigos, las tandas vermut para juntarse con las jovencitas y ver películas musicales, ligeras, con argumentos superficiales enseñaban otra cara de la moneda, entonces fue cuando me di cuenta de que la abogacía no era el campo donde quería echar la pelea por mi vida y decidí que sería periodista, en un país donde no había libertad, donde el respeto por los derechos humanos era olímpicamente despreciado.
Indagué qué debía saber un periodista de verdad y estudié, Administración, Política, Economía, Historia nacional y universal, Gramática, ya había estudiado música, teoría y práctica, Contaduría, -Análisis Administrativo. Asistí a la Escuela de Periodismo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y a la Facultad de Derecho de la misma Universidad.
De entonces acá, Me casé el 9 de junio de 1963, tengo tres hijos Julio Heberto 59, Nieves Cristina 56 y Juan Gabriel 51, nietos son Iván Emilio, Julie Cristina, Julio Bonaparte, Julio Heberto, Miriam Ivana de los Milagros, Gabriela María, Angel Gabriel, María Isabel y una biznieta Kendall
Dios me ha dado la mujer que amo, hijos y nietos saludables. Amen.