60 años después, soldados de EEUU recuerdan la Guerra de Corea 

60 años después, soldados de EEUU recuerdan la Guerra de Corea 

Waegwan,  Corea del Sur (AP).-  Carroll Garland, de 81 años, un soldado estadounidense jubilado, se paró firme en el lecho del río, apoyándose con un bastón. Llevaba una gorra de béisbol que decía «2da División de Infantería». 

Luego de echar una mirada, se alejó del Río Naktong, por el que ahora casi no corre agua.    “He visto antes este río”, dijo Carroll Garland.  “No quiero recordar. Tengo demasiados recuerdos”.    La guerra que comenzó en Corea hace 60 años, el 25 de junio de 1950, causó millones de muertes y dejó en ruinas la península. Para muchos estadounidenses, se ha convertido en «La guerra olvidada».    

Sin embargo, para un grupo de hombres de edad avanzada, que se ha hecho menos numeroso, la Guerra de Corea librada entre 1950 y 1953 no puede olvidarse. Muchos de ellos sufrieron daños físicos o quedaron marcados psicológicamente. Otros se preguntan desde entonces si sus comandantes y el país hicieron lo correcto.    

Enfrentaron a muchos enemigos, no sólo los norcoreanos y chinos, sino también el calor, el frío, las colinas, la sed, el hambre, la insalubridad, la rivalidad y la arrogancia entre su propio ejército y la influencia de su patria, que todavía estaba concentrada en la «guerra buena», la Segunda Guerra Mundial, concluida cinco años antes.    

Recordar Corea hoy puede ser doloroso, como lo sabe el ex sargento Garland, residente en Maryland, pero cuando los ex compañeros se reúnen, vuelven vívidos los recuerdos de los horrores y las miserias de la guerra, de los camaradas caídos y del pánico paralizante.    

«Durante sus reuniones ellos hablan de esto», dijo Lucille Macek, de 76 años, esposa de Victor Macek, un ex combatiente de Kansas.  «Y luego lloran».    En un camino que fue de la desesperación al triunfo, la retirada y luego el estancamiento en Corea, ninguna división estadounidense sacrificó tanto como la 2da de Infantería, que perdió a más de 7.000 efectivos, un quinto del total de bajas del país. Es la 2da División la que monta guardia actualmente en Corea del Sur.    Una estadía de dos días con el grupo de la 2da División, en su visita a los otrora campos de batalla, por el 60mo aniversario, da a conocer los hechos y los hombres de aquella época, en el Naktong, en el Río Chungchon de Corea del Norte; en lugares como Kunu-ri y en enfrentamientos como la Batalla de Heartbreak Ridge.    

«No teníamos suficientes hombres», recuerda Henry Reed sobre las penurias de la división en el Naktong.   

 «Había demasiados huecos en la línea de frente. Los norcoreanos no tenían que esforzarse demasiado para ponerse detrás de nosotros y hacernos pelear hacia todos lados. La situación era desesperada».    Se le llamaba el Perímetro de Pusan, un rincón en el sureste de Corea, que se extendía 135 kilómetros (85 millas) de norte a sur, a lo largo del Naktong y 100 kilómetros (60 millas) de oriente a poniente. Aquí, a mediados de la década de 1950, en una de las operaciones militares más peligrosas en la historia, fuerzas estadounidenses y surcoreanas, superadas en número, montaron una última línea de defensa contra una formación norcoreana que se cerraba como una tenaza.    

Se suponía que ello no iba a ocurrir. Después de que las fuerzas del norte, encabezadas por los comunistas, atacaron el sur en su sorpresiva invasión del 25 de junio, dos años después de que las unidades de combate estadounidenses se retiraron de territorio surcoreano, los comandantes norteamericanos creían que la simple reaparición de sus efectivos disuadiría a los norcoreanos.    «En nuestra base en Hawai pensábamos que la guerra terminaría y que no volveríamos a ceñirnos nuestras bandas de efectivos de infantería», recuerda Marvin House, de 79 años, veterano del 5to Regimiento de Combate. «­Vaya si estábamos equivocados!»    

El ejército del norte combatió a las primeras unidades estadounidenses que llegaron y aplastó las divisiones militares surcoreanas. Estaba simplemente mejor entrenado y equipado, con tanques T-34 de fabricación soviética.    

El gobierno estadounidense había reducido drásticamente el Ejército después de la Segunda Guerra Mundial y puso poca atención al entrenamiento y a la mejora del equipamiento.    Los norcoreanos, que cruzaban el Naktong durante la noche en barcazas o mediante «puentes» hechos de sacos de arroz llenos de piedras, atacaron una y otra vez a las líneas estadounidenses y surcoreanas en agosto y a principios de septiembre de 1950.    

Para los soldados, el calor cercano a los 40 grados centígrados (más de 100 Fahrenheit), combinado con las lluvias tropicales y los mosquitos transmisores del paludismo, agravaron sus problemas, junto con el escaso suministro de agua. 

«Aquellas semanas parecieron toda una vida», dijo House, de Misurí.    La gira por el aniversario dio a algunos ex combatientes el sentimiento de que fue valioso su esfuerzo, al ver a una Corea del Sur Próspera y, desde décadas recientes, democrática, cuyo gobierno subsidia las visitas de los veteranos.    

«Esto me hace sentir que valió la pena», dijo Ed Reed, ex operador de ametralladoras del 23er Regimiento de Infantería.    Sin embargo, todos reconocen que el logro es incompleto, pues la península sigue dividida.    

«Es lo único que lamento», dijo Reed.    De hecho, John Manly pensó durante mucho tiempo que esperaría a la reunificación coreana antes de volver. A sus 80 años, el ex miembro del 23er Regimiento, decidió regresar, pese a sus dudas evidentes sobre esta guerra y sus resultados.   «Soy casi un pacifista», dijo a un reportero. 

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