60% de la ciudadanía en 3 partidos políticos

60% de la ciudadanía en 3 partidos políticos

POR JUAN BOLÍVAR DÍAZ
Alrededor del 60 por ciento de los ciudadanos y ciudadanas que se registraron para los comicios del año pasado están inscritos en los tres partidos mayoritarios, si se aceptan como válidos los totales que han ofrecido sus dirigentes después de los procesos de reinscripción que desarrollaron en los últimos meses.

Tan alta proporción de la ciudadanía demostraría una alta expectativa en los partidos, en contradicción con el descreimiento que se registra en la mayoría de los países latinoamericanos y que está generando situaciones críticas para la gobernabilidad democrática.

Sin embargo, la alta matriculación dominicana en los partidos podría también ser expresión de la fuerza que tiene el clientelismo político en el país y del tráfico de influencia que practican los que controlan el Poder Ejecutivo y los representantes legislativos y municipales.

ALTÍSIMA PROPORCIÓN

Para muchos ha resultado sorprendente la altísima proporción de la ciudadanía dominicana que aparece registrada en los padrones de los tres partidos mayoritarios, según los informes que estos han proporcionado tras concluir los procesos de reinscripción y actualización de sus miembros.

La mayor membresía la reporta el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que asegura haber inscrito a cerca de un millón 400 mil ciudadanos y ciudadanas, seguido por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) que reporta 1 millón 143 mil miembros. Los dirigentes del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) han sido menos precisos, pero aseguran que su padrón registra entre 400 y 500 mil miembros.

La suma de los tres partidos superaría los 3 millones de ciudadanos y ciudadanas, lo que a su vez representa el 60 por ciento de los 5 millones 20 mil 703 que reportó el padrón de la Junta Central Electoral para los comicios del año pasado. A esas sumas habría que agregarle los militantes los otros 19 partidos reconocidos y del emergente Partido Revolucionario Social Demócrata, recién desprendido del PRD.

La reacción de muchas personas es de incredulidad en los informes. Predomina el criterio de que los partidos abultan sus padrones. Pero un acercamiento a los dirigentes induce a aceptar lo declarado. El argumento fundamental es que no hacen nada con abultar el padrón si éste será sometido en breve a la prueba de la votación universal para elegir sus dirigentes. Una baja proporción de participantes sería contraproducente.

También se cree que los partidos aumentan el número de los que votan en sus procesos internos, pero eso quedaría en evidencia en los conflictos que con frecuencia se generan antes y después de los mismos.

El 1.4 millón del PLD no debe sorprender si se tiene en cuenta que esa suma representa sólo el 68 por ciento de los 2 millones 63 mil 871 votos que obtuvo, junto a sus aliados, en los comicios del año pasado.

El PRD que el año pasado llegó a cuantificar su padrón en un millón 700 mil miembros, ahora reporta 1 millón 143 mil, lo que representa el 94 por ciento del millón 215 mil 928 sufragios que consiguió en las elecciones del 2004, tras un largo proceso de luchas y divisiones internas y con el desgaste de la crisis económica en que cayó el país durante su gobierno.

La cifra más espectacular sería la del PRSC, dejándola en una media de 450 mil, supondría un 144 por ciento de los 312 mil 493 votos que obtuvo en los comicios del año pasado.

MÚLTIPLE MILITANCIA

Una explicación de tan altas tasas de militancia partidista podría ser que una proporción considerable de quienes cifran expectativas de obtener beneficios de la política se inscribe en más de un partido, lo que se ha comprobado con los cruces informáticos de los padrones.

Esta misma semana (HOY, 2 de junio, página 8) el ingeniero José Osvaldo Legar, dirigente del PRSC, declaró que un cruce del nuevo padrón de su partido con los del PLD y el PRD reveló que 135 mil 512, equivalentes al 34.5 por ciento del total, tiene doble militancia.

En la misma página de HOY del jueves 2, el doctor Euclides Gutiérrez niega que su partido pueda tener 1.4 millón de miembros, estimando que muchos están inscritos en los tres partidos mayoritarios y hasta en los demás, lo que atribuye al “dislocamiento que hay en el país”.

La explicación de la múltiple “militancia” podría hallarse en los orígenes de los partidos, cuando recolectan firmas para su reconocimiento. La generalidad de los ciudadanos y ciudadanas no la niegan, entendiendo que hay que darle una oportunidad de participación al amigo que la solicita.

También por la forma en que se constituyen comités de base, al amparo de las ambiciones de los reales militantes por conseguir una nominación, a menudo para precandidaturas. Apelan a amigos y vecinos para que les firmen respaldos que convierten en inscripciones a supuestos comités, sin que los suscribientes sean plenamente conscientes de que han quedado matriculados.

De ahí que muchas personas luego resulten sorprendidas al saber que aparecen como inscritas en partidos políticos.

EL CLIENTELISMO POLÍTICO

Otra proporción importante de ciudadanos y ciudadanas procuran conscientemente poseer carnets de identificación del partido que esté en el poder y del que pueda sucederle, para mantener varias puertas abiertas al clientelismo que caracteriza la política nacional. Se usan para conseguir donaciones de alimentos o medicinas, empleos temporeros o regalos navideños.

Lo mismo hay empresarios que cotizan para varios partidos y múltiples precandidatos y candidatos para acceder a contratos y ventas o para obtener consideraciones impositivas o exoneraciones. O para simples trámites que no debería reclamar ninguna adhesión.

La multiplicidad de inscripción está incentivada por el hecho de que con cada gobierno se cambia una proporción muy alta de los empleados públicos en beneficio de quienes “se fajan en las campañas”. De manera que algunos buscan “caravanear” bajo más de una bandera, tratando de que el “enlace” note su presencia. El carnet partidario y la contribución de la campaña son fundamentales también para conseguir contratas y compras del Estado.

Las debilidades institucionales y el tráfico de influencia son tan notables que los carnets partidarios abren puertas hasta para gestiones rutinarias de la administración pública, incluso para conseguir un permiso con una sala capitular o para que comprar un solar del Estado o para conseguir en dos días la atención que a otros les tomará dos semanas.

Cuando en la Tercera Encuesta Nacional de Cultura Política y Democrática (Demos 2001) se preguntó la razón principal de participación de la gente en la política, el 71.4 dijo que por beneficios personales. El 10 por ciento respondió que por la mejoría del país, y por un gobierno mejor sólo el 5 por ciento.

En la primera Demos, la del 94, el 61.4% estuvo de acuerdo con la proposición de que “si uno quiere conseguir algo en política, es mejor trabajar para el partido que esté arriba”

Contradictoriamente con tan altas tasas de inscripción partidaria, en la misma Demos 2001sólo un 14 por ciento decía tener mucho interés por la política y el 23 por ciento “bastante”. El 49 por ciento dijo que poco y 13 por ciento ningún interés.

La mayoría de los estudios sociales realizados en el país en los últimos años muestran una tendencia al descreimiento en la política y en los políticos, lo que hace temer que el país pueda caer en la pendiente resbaladiza del colapso partidario en que se encuentran Venezuela, Perú, Bolivia, Ecuador, Argentina, Guatemala y otros partidos latinoamericanos.

El liderazgo político se aferra a sus prácticas y rechaza ese peligro, basado fundamentalmente en la alta participación de la población en la política, que miden por los abultados padrones partidarios y la elevada proporción que vota, 73 por ciento en las últimas elecciones presidenciales y 49 por ciento en las congresionales y municipales del 2002.

RESULTADOS CONTRADICTORIOS

Los estudios de los últimos años indican que dominicanos y dominicanas mantienen más identificación con los partidos que todos los centroamericanos. Según una investigación auspiciada por la OEA y el BID en el 2004 sobre la Imagen de los Partidos en Centroamérica, Panamá y RD, en la región el 5.28% se decía muy afin con los partidos, pero en RD subía al 8.50; en la región el 34.94 dijo que solo simpatizaba con partidos, proporción que ascendía al 46.40% en RD. El 20.50% regional tenía identificación con partidos, pero en RD subía al 29.51%.

El porcentaje de la población dominicana que dice pertenecer a un partido se ha mantenido casi idéntico, entre la Demos de 1994 y la del 2004, con 18 y 19% respectivamente.

El interés de la población por la política cae, en el renglón “mucho”, del 20.4% en la Demos del 2001 al 17.2% en la del 2004, y en “bastante” del 25.4% al 23.8%. El “poco” crece de 45.2% a 47.5%, y “nada” pasa de 9 a 11.5%.

La última Demos, cuyos resultados preliminares fueron hechos públicos a fines del año pasado, indica que para el 64% de la población la clase política tiene poca o ninguna credibilidad. El 45% considera que los partidos sólo defienden intereses personales o de grupos y otro 48% cree que defienden sólo sus propios intereses partidarios.

Las encuestas revelan descreimiento y desconfianza en los partidos pese a lo cual, la participación dominicana en los mismos sigue siendo proporcionalmente más alta que en la mayoría de los países latinoamericanos.-

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