7 días de cine Menores sueltos

7 días de cine Menores sueltos

POR ARTURO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ
Dos películas se estrenan esta semana. Una le pertenece a un realizador que alcanzó fama internacional con “El paciente inglés”, cuyo nombre es Anthony Minghella y cuya obra siempre nos ha parecido sobrevalorada. Su título es “Violación a domicilio” )Breaking and entering”). La otra, “Uncompanied minors” ha sido considerada por los votantes de IMDB, uno de los “site” más visitados por los cinéfilos, como la décima peor película de la historia. Ambas tienen en común la presentación de menores y jóvenes que, por una u otra causa cometen fechorías.

En “Violación a domicilio” tendremos el intento de robo a la casa de un arquitecto. El ratero es un jovencito quinceañero procedente de Sarajevo.

En “Peligro…menores sueltos”, seis niños se quedan sin tutoría alguna en un aereopuerto el día de Navidad.

No hay nada nuevo bajo el sol y mucho menos en el celuloide.

Vamos a dedicarnos a buscar precedentes.

Entre los niños ladrones del cine y la literatura, hay dos que resultan inolvidables, y que ninguna historia del séptimo arte pudiera obviar. “Oliver Twist”, de Charles Dickens, es una novela clave de la literatura inglesa.

Dickens resulta ser, además, un escritor muy cinematográfico. De haber vivido en esta época bien que hubiera podido dedicarse a escribir guiones. De todos sus libros, y son muchísimos, ninguno nos impresiona tanto como esa historia de Oliverio, el niño que pasa por mil calamidades antes de encontrar su verdadero y acaudalado origen. Una vez, por mala estrella, va a parar a la casa de Fagin, ese usurero malvado que dirige una banda de niños rateros, de carteristas que arrasan con todos los bolsillos de Londres.

Oliver también tiene que aprender el oficio si quiere sobrevivir y el resto, pues el resto debe de conocérselo usted de memoria al igual que nosotros, ya que el cine nos lo ha contado de mil maneras incluyendo aquel fabuloso musical de Carol Reed que ganó el premio Oscar en los sesenta.

Si nos preguntan cuál es la mejor versión del clásico, diremos sin vacilar que la de David Lean, mientras que la de Roman Polanski la situamos, pese a se clasicismo y bien hechura, como una de las más decepcionantes.

Otro ratero al que no olvidamos es al Antoine Doinel, de Francois Truffaut con toda su carga autobiográfica, con todo su ingreso en el reformatorio, con toda su huida para llegar a ver el mar por primera vez.

Doinel luego cambió totalmente al igual que lo hiciera su autor, pero nunca nos conmovió tanto como en “Los 400 golpes”.

En cuanto a los niños que se quedan solos por una razón u otra, de seguro que todos ustedes estarán pensando en el Macaulay Culkin de “Mi pobre angelito” (Home alone) que, para colmo, y en su primera entrega, se desarrollaba en la Navidad cuando los padres se olvidaban de él y lo dejaban en la casa a expensas de que pudiera venir cualquier maleante. El niño daba, sin embargo, toda una lección, encantaría a todo tipo de audiencias y protagonizaría unas cuantas secuelas hasta que la pubertad y el estilo de vida de Hollywood dieran al traste con su carrera y su inocencia.

VIOLACION DE DOMICILIO

(Título original: Breaking and entering, Dir: Anthony Minghella, Int: Jude Law, Robin Wright Penn, Juliette Binoche, Ray Winstone)

Minghella, después del éxito internacional de “El paciente inglés” ha querido permanecer dentro de la lista de los autores, de aquellos que hacen cine de calidad y que intentan transmitir importantes ideas en sus películas. Una parte de la crítica se ha rendido a sus pies y ha aplaudido trabajos como “El talentoso Mister Ripley” y “Cold mountain”, que a nosotros, por no decir otra cosa, nos han dejado indiferentes. No es que Minghella sea malo. Jamás nos atreveríamos a afirmar eso. Lo que sucede es que no está a la altura de los mejores, aunque de tanto intentarlo, talvez lo logre algún día. Mientras tanto sigue filmando películas que no son nada despreciables, pero que tampoco alcanzan la categoría de extraordinarias. La última de ellas es “Breaking and entering”, cuya acción se desarrolla en Londres y, como estamos en la época dorada de la globalización, entre sus personajes tendremos a un inglés, a una sueca de padre norteamericano, a una mujer bosnia y a su hijo por cuyas venas corre sangre servia y musulmana. Por si esto fuera poco vislumbramos otros personajes, como las mujeres de la limpieza o la prostituta, que también son inmigrantes en un Londres cada vez más contaminado por la violencia y el crimen.

El marco de referencia es interesante y la premisa de la historia, cuyo guión ha sido escrito por el propio director.

Tendremos a un arquitecto que ha instalado sus modernas e impresionantes oficinas en un barrio no demasiado recomendable. Estas oficinas, desafiando seguridad y alarmas, han sido robadas en diversas ocasiones y en un período muy corto de tiempo. El arquitecto descubre al  ladrón, a un jovencito con una enorme habilidad para saltar y brincar por los tejados y se implica sentimentalmente en la vida de su madre. No podemos dejar de mencionar que dicho arquitecto está atravesando por una crisis con su pareja y  es fácil convivir con la hija de ella, una niña autista con reacciones realmente inesperadas.

Algunas secuencias están muy bien escritas y la fotografía es de primera. Sin embargo, hay momentos en que el tedio nos invade, en el que todo se prolonga demasiado y en el que la lógica de lo que está sucediendo no logramos entenderla.

Las actuaciones resultan muy correctas y el film, en su conjunto, inquieta e interesa.

Al menos es un film para adultos y con visos de seriedad expositiva.

Calificación: 3 (Buena)

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