7 días de cine
Festival en Berlín

<strong>7 días de cine<br/></strong>Festival en Berlín

POR ARTURO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ
Nevaba la noche de la inauguración de la Berlinale y seguiría nevando durante casi todos los días del festival. En vez de molestarnos, a nosotros nos encantaba encontrarnos allí, bajo cero, tan lejos del calor y del trópico, con abrigos, jerseys, bufandas y guantes.

Era algo totalmente diferente para nosotros, tan exótico como pudiera ser para un berlinés una playa con cocoteros. Invitados por el instituto Goethe y el Gobierno alemán. Nos íbamos a pasar diez días en Alemania viendo películas y participando en coloquios y charlas sobre cinematografía. No se podía pedir más. Por allí estaba Gael García Bernal, Willem Dafoe y Paul Schraeder, miembros del jurado de la sección oficial. Un poco más lejos se dejaba ver Jeff Goldblum y el elenco principal de la película de apertura, “La mome”, rebautizada ahora como “La vie en rose” y que contaba, una vez más, la vida de Edith Piaf. Su director, Olivier Dahan, tomaba poses y actitudes de niño malo mientras que Marion Cotillard, la Piaf de la ficción, lucía uno de los vestidos más horrorosos que hayamos visto nunca. Junto a ella teníamos a Emmanuelle Seigner, la mujer de Polanski, que  tenía un breve pero importante papel en la película.

Aquello iba para largo. Hacía demasiado frío, un frío que se iba colando por la suela de los zapatos y llegaba hasta las orejas, y era preferible entrar a la sala y esperar allí a que concluyese el infinito show de la alfombra roja y las presentaciones a cargo de una actriz televisiva muy popular en Alemania, pero totalmente desconocida para nosotros y del director de la Berlinale, señor Dieter Kosslick.

La película no nos enseñó nada que no conociéramos de antemano, pues habíamos leído varios libros sobre la cantante y conocíamos varias versiones fílmicas acerca de su vida, incluyendo la que filmara Claude Lelouch con el título de “Edith y Marcel”.

La recepción fue fría. Pocos aplausos y, a la mañana siguiente, las críticas mostraron muy poco entusiasmo hacia un film largo, anecdótico y lleno de lagunas que más bien lucía como un telefilm norteamericano.

Nuestro programa era abultado, ya que aparte de acudir a ver las películas y aprovechar los pases de prensa, teníamos montones de visitas y charlas, unas con Klaus Eder, el secretario de la federación internacional de críticos cinematográficos y otras con los directores del Talent Campus, del Museo de Cine y Televisión y de la Cinemateca. Realmente era imposible abarcarlo todo. De ahí que tuvimos que perdernos la oportunidad de ver filmes como “Cartas desde Iwo Jima”, “The good german” y “Angel”.

Aún así, en algunos días llegamos a visionar hasta cuatro filmes, lo que no estaba nada mal teniendo en cuenta las distancias, el frío y la cantidad de compromisos que teníamos.

Nos alegró observar que “The good shephard”, la cinta que Robert De Niro rodara parcialmente en nuestro país gustara tanto al público como a la crítica y que fuera recibida mucho mejor que en los Estados Unidos.

Además los agradecimientos finales al Gobierno y a la Secretaría de Cultura y la Dirección Nacional de Cine nos emocionaron. También nos emocionó el poder entregar, en medio de una ceremonia concurridísima y en presencia de muchísimos actores, directores y productores, los premios de la Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo a las actrices de “Contra la pared” y “Verano en Berlín”. También  al músico de “Contra la pared”. Jamás hubiéramos pensado que eso iba a ser posible. La programación oficial de esta edición quincuagésima séptima no fue sin embargo de las más felices.

La Berlinale se ha convertido, al parecer, en un punto de encuentro de estrellas, en un evento que anda tras el glamour. Por allí pasaron Sharon Stone, Richard Gere, Jennifer López, Antonio Banderas, Forrest Whitaker y Wim Wenders. Todos estaban allí.

Banderas presentaba su película “El camino de los ingleses”, su segundo largometraje como realizador. La vimos y casi no la pudimos soportar. Pseudopoética, cursi, con una insoportable voz en off y con una historia que no interesa a nadie, el filme, titulado en inglés “Summer rain”, ganó sin embargo el premio de la sección Panorama.

No nos podemos explicar esto que nos ha dejado perplejos hasta el día de hoy.

Tampoco nos explicamos qué hacía una cinta tan desastrosa como “Bordertown” de Gregory Nava en una sección oficial.

Jennifer López de protagonista y otra vez un Antonio Banderas ahora en un rol secundario daban lástima en una cinta que trataba un tema sumamente serio, pero con un pésimo guión y una estructura imposible. Al final la cinta fue abucheada.

Entre nuestras preferidas estuvo la cinta italiana “In memory of me” de Saverio Costanzo y  ambientada en el interior de un seminario donde el protagonista, un excelente Christo Jivkov se cuestiona acerca de si la fe es el amor o si el amor se alcanza a través de la fe.

Buscar la salvación dentro o fuera de la iglesia es el dilema en una cinta que nos recuerda a “Historia de una monja” de Zinnemann  en muchos aspectos y a la ascética “El silencio”.

Buena parte de la crítica se la encontró anticuada.

No entendemos esta postura ni el porque la espiritualidad no puede existir en el mundo de hoy.

“Goodbye Bafana”, de Bille August, devuelve a este director a sus buenos tiempos y nos cuenta la historia de la conversión de James Gregory que es elegido para ser el carcelero de Nelson Mandela en Robben Island y luego cambia totalmente en su pensamiento.

“When a man falls in the forrest” , de Ryan Eslinger es una pequeña cinta norteamericana independiente donde Sharon Stone echa a un lado todo su glamour para lucir ajada, cansada y más madura de la cuenta. A su Lado Timothy Hutton en una muy buena actuación dentro de un film que no convence demasiado.

“Notas de un escándalo” cuenta con dos actuaciones formidables, la de Judy Dench, todo un prodigio, y la de Cate Blanchett.

Vimos muchas películas más, pero se nos acaba el espacio para comentarlas.

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