7 días de cine
Un buen año para Bond

<p><strong>7 días de cine<br/></strong>Un buen año para Bond</p>

POR ARTURO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ
Sólo aquellos que vimos nacer el mito de Bond podemos comprenderlo en su totalidad. Esto puede sonar presuntuoso, falso, arrogante, pero es la verdad. El agente 007 ha ido transformándose con el transcurso de las décadas y se ha ido adaptando a los diferentes cambios sociales.

El espectador de los sesenta no es el mismo espectador del dos mil seis y James tampoco es el mismo James. En aquellos años sin sida y con censura, el héroe creado por Ian Fleming se comportaba de una manera diferente y el público masculino soñaba, en sus fantasías, con ser como él, bebiendo martinis, vistiendo de smoking, seduciendo bellas muchachas y manejando los automóviles último modelo equipados con los más extravagantes accesorios.

Recordamos exactamente donde estábamos cuando vimos el primer Bond, cuando nos detuvimos aquella tarde de domingo frente a un afiche y nos preguntamos el porqué se le estaba haciendo aquella gran propaganda en plena temporada a una película con un actor prácticamente desconocido que, a priori, lo único que ofrecía era un mediocre pasatiempo de aventuras. Aún así, porque no existía una competencia razonablemente atractiva, compramos nuestro boleto y, a la salida del cine, ya no volvimos a ser los mismos.

Aquel descubrimiento, que hoy es imposible, resulta impagable en nuestra memoria.

Aquella delirante fantasía con Ursula Andrews y su bikini emergiendo de las aguas en una isla tropical es algo que merece figurar en los recuerdos imperecederos, en aquellos que sobreviven a cualquier tipo de edición de la memoria. Es mucho lo que ha llovido desde Connery hasta Craig. Es mucho lo que el mundo ha cambiado y es mucho lo que nosotros hemos cambiado.

Los héroes del celuloide, aquellos que se van cambiando de traje y de rostro, tienen la ventaja de no envejecer nunca y de adaptarse a los tiempos con una facilidad increíble. Ojalá los humanos pudiéramos hacer lo mismo. Nada, que en definitiva, el mundo del celuloide es mejor que el que nos toca vivir día a día donde no hay posibilidad de favorables ediciones que alejen a la rutina y a la monotonía.

Ese Connery que se fue y volvió, que estaba cansado del personaje, pero no de la fama y popularidad que representaba, dio paso a un anodino Lazemby al que vapulearon injustamente en su momento ya que “al servicio secreto de su majestad” continúa siendo una de las mejores propuestas de la serie.

Después nos llegó Roger Moore, hacia el que siempre hemos tenido nuestras reservas, pues lo único que hizo fue cambiarse el nombre. Ya no sería “El Santo” televisivo, sino el James Bond de la pantalla grande. Y así no se vale, aunque los Brócoli, los Saltzmans y el público en general opinaran lo contrario. Un mejor sustituto, y en eso estamos claros, no iba a encontrarse en aquellos tiempos. Lo irónico del asunto estribaba en que, si era cuestión de sustituir por edades, Moore no era, precisamente, más joven que Connery.

Pero ya lo dijimos, Connery quería demostrar su versatilidad como actor, y de que lo logró, lo logró. De eso a nadie le cabe la menor duda.

Moore se mantuvo durante años en la piel de 007. El  único error de su elección radicaba en la edad. No tardaría en envejecer y, aunque mantuvo el tipo durante películas y películas, llegó un momento en el que los productores tuvieron que resignarse.

Había llegado el fin de Bond o había llegado el momento de cambiarle la cara a Bond.

En los tiempos de Connery los imitadores y competidores habían abundado.

Algunos fueron realmente buenos como el Harry Palmer que interpretaba Michael Caine en estupendas películas que se derivaron de “IPCRESS”.

Otros eran muy malos como aquel Frederick Sttaford al que Hitchcock había utilizado para “Topaz” y que protagonizaba un montón de coproducciones entre España, Francia e Italia.

Existían los paródicos al estilo ese Flint que era James Coburn o ese Matt Helm con el aspecto de etílico seductor que no dejaba de tener Dean Martin. No faltaron ni siquiera las féminas y es que en la época de la cultura “pop” todo era válido y Anna Karina podía ser Marie Chantal para Chabrol, mientras que Monica Vitti se transformaba en modesty Blaise para Losey.

Repetimos, hay que haber vivido esos tiempos. Pero estamos disgregando e interrumpimos el árbol genealógico de los Bond fílmicos.

Timothy Dalton fue terrible, pues no tenía ni cuerpo ni estilo para el papel, mientras que Pierce Brosnan llegó como maná caído del cielo, como la verdadera salvación para una serie que empezaba a agonizar. Retirado a destiempo según algunos, Brosnan hizo muy dignamente su papel, pero después de él volvíamos a encontrarnos con un túnel oscuro.

Al anunciarse la elección de Daniel Craig como sustituto, fueron muchos los que gritaron.

Ese no era Bond. Ese era un individuo feo propenso a hacer roles de villanos en películas inglesas. Sin embargo, los productores que apostaron por él, los que pusieron su pellejo en el proyecto, sabían muy bien lo que hacían y ahora Craig es el rey de los Bond y su película se convierte en la número uno de la serie. Compruébenlo.

CASINO ROYALE

(Título original: Casino Royale, Dir: Martin Campbell, Int: Daniel Craig, Eva Green, Giancarlo Giannini, Mads Mikkelsen, Jeffrey Wright, Judi Dench)

A la tercera va la vencida según el refrán y tres veces esta historia de Ian Flemming ha sido llevada a la pantalla. La primera vez fue para la televisión y al agente 007 le encarnó Barry Nelson sin que nadie se percatara de ello. Después se hizo la fracasadísima comedia con medio Hollywood en su reparto, desde David Niven a Woody Allen. Ahora se reinventa cómo debe ser y se consigue el milagro. Bond es un triunfador que surge de las aguas con un cuerpo perfecto en las mismas Bahamas en que lo hiciera la Ursula Andrews de “Dr. No”.

Viene a arrollar, a comerse al mundo. Y se lo come.

Martin Campbell dirige con ritmo trepidante. Los escenarios son fastuosos y los efectos nos sobrecogen.

La primera gran película de acción del siglo XXI.

Escríbanlo.

Calificación: 5 (Excelente)

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