POR ARTURO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ
Barcos
En los setenta nos saturamos de películas sobre catástrofes. Teníamos terremotos que asolaban ciudades, torres que se incendiaban, plagas de avispas, gatos, perros y hasta ranas asesinas, volcanes que explotaban, aviones accidentados y barcos que naufragaban.
El barco más famoso de aquellos años de sensurround y efectos especiales que empezaban a desarrollarse a toda velocidad, se llamaba Poseidón como el Dios griego de las aguas, como el Neptuno romano.
Ese Poseidón fue prácticamente engullido por una ola gigantesca de la misma manera que el Titanic había sucumbido ante la punta de un iceberg.
No es que el Titanic, en los setenta no fuera conocido, sino que todavía Leonardo Di Caprio no había enamorado a Kate Winslett a los acordes de la melodía un tanto cursilona, pero igualmente efectiva de Celine Dion.
El Titanic estaba presente en películas de otras décadas como aquella que, en el 1953 protagonizaron Clifton Webb, Barbara Stanwyck y Robert Wagner a las órdenes de Jean Negulesco.
Unos años más tarde, en el 58, Roy Ward Baker, volvió a contar la tragedia de aquel trasatlántico que se hundió en su viaje inaugural.
La última noche del Titanic (A night to remember) nos luce, hasta el momento, la mejor película que se haya hecho sobre esta tragedia, no importando que la cinta de James Cameron haya obtenido montones de premios de la Academia.
En el 96, Robert Lieberman volvió con el trágico hecho para la televisión contando con un reparto de actores conocidos como George C. Scott, Peter Gallagher, Catherine Zeta Jones y Eva Marie Saint.
Ni que decir que han existido otras versiones que no hemos alcanzado a ver nunca como aquella Titanic que los alemanes hicieron en los cuarenta y que estaba dirigida por Tener Klinger y Herbert Selpin.
Un barco fílmico que siempre nos ha llamado la atención es aquel en el que viajaban Vivien Leigh, Simone Signoret, Oskar Werner, José Ferrer y muchos otros y cuya historia se basaba en la célebre novela de Katherine Ann Porter.
La nave del mal(Ship of fools) estaba dirigida por Stanley Kramer y resultaba ser un melodrama fascinante.
Otro barco que no podemos olvidar es el de El viaje de los condenados.
No queremos decir que la película de Stuart Rosemberg fuera impecable, pero en ella actuaba toda una constelación de estrellas de la época, nombres tan conocidos como los de Faye Dunaway, Orson Welles, Max Von Sydow, Oskar Werner, James Mason, Catherine Ross, etc.
En aquel barco viajaban cientos de judíos que, abandonando Alemania, pretendían llegar hasta La Habana donde fueron rechazados y se decidió su retorno al lugar de donde habían salido.
Hay muchos barcos, muchos más, pero en aquellos setenta, ninguno brilló con tanta fuerza y naufragó con tanta clase como ese Poseidón que ahora Petersen ha vuelto a hacer navegar después de que, el otrora gran director alemán perdiera la vergüenza ya que, señores, no es lo mismo surcar los mares en El bote (Das boat) que en un remake de La aventura del Poseidón donde, por cierto, estaban en aquel entonces Gene Hackman y Shelley Winters, Roddy McDowall y Stella Stevens, Buttoms y Carol Lynley.
El que dirigía era Ronald Neame, que no era malo en lo absoluto.
Existe también una película para televisión que trata el mismo tema y que cuenta con un reparto bastante insólito, donde usted puede encontrar desde a Alec Balwin hasta a Steve Guttemberg.
VIAJES
De la misma manera que se puede viajar en barco y sufrir toda clase de percances, así también se puede viajar por tierra y enfrentarse a las más imprevistas de las situaciones.
Por carretera, esta semana, viaja Robin Williams y tiene planes de llegar hasta Colorado donde va a enfrentarse a una muy extraña comunidad. Su película Locas vacaciones sobre ruedas es otro de los estrenos de esta semana y bien que pudiera incluirse en el subgénero de las llamadas Road movies que son aquellas películas donde los protagonistas viajan de un lugar a otro conociendo personas y pasando por mil y una aventuras y percances.
La más representativa de estas películas es, sin lugar a dudas, Sucedió una noche, aquella maravillosa de Frank Capra, hoy todo un clásico, que, protagonizada por Clark Gable y Claudette Colbert, ganara todos los Oscar principales.
Pero hay otras, muchas más, dramas y comedias, aventuras y suspenses.
Citemos a Paris Texas de un Wim Wenders, al que le encanta el género.
Mencionemos también Entre copas y Transamérica que son de las más recientes y ambas poseen calidad superior. No olvidemos a Easy rider, porque es un prototipo de este subgénero ni echemos a un lado aquellas comedietas bastante insufribles que, protagonizadas por Chevy Chase, eran presentadas por Nacional Lampoon.
Lo cierto es que esta RV, que así es que se titula en su idioma original, en algún momento tendremos que comentarla.
POSEIDÓN
Título original:Poseidon, Dir: Wolfgang Petersen, I: Kart Russell, Richard Dreyfuss, Mia Maestro, Freddy Rodríguez, Kevin Dillon, Josh Lucas.
Kurt Russell, que está protagonizando películas desde que era un niño, tiene una mala suerte tremenda a la hora de elegir los productos en los que va a intervenir. Digamos que los convierte en veneno para la taquilla.
La verdad es que hace tiempo, mucho tiempo desde la última vez en la que vimos un éxito comercial de este actor que, cuando quiere y tiene un buen guión, resulta de lo más efectivo.
Innecesario remake, este Poseidón nos demuestra una vez más que la carrera de Petersen, el otrora glorioso realizador alemán radicado en Hollywood, va en declive, se hunde como el mismo trasatlántico.
No hay nada que hacer. Los dólares atraen demasiado y dólares hay por millones y millones en esta superproducción absolutamente innecesaria, risible en sus diálogos, estúpida en sus días, incongruente e inconsistente.
Un festival pirotécnico de efectos especiales y unos sustos para idiotas.
Es cuanto.
Calificación: 2 (Mediocre)