7 DÍAS DE CINE
Biografías y secuestros

7 DÍAS DE CINE <BR><STRONG>Biografías y secuestros</STRONG>

 BIOGRAFÍAS
Dicen que cuando Fellini rodaba su “Casanova” con Donald Sutherland, a medida que iba avanzando la filmación, le tomaba cada vez más odio al personaje y lo hacía más ridículo y repulsivo. Como lógica consecuencia, y por aquello de los reflejos, odiaba al actor y el actor empezó a reciprocarle.

El resultado fue una de las películas más fracasadas del gran maestro pero, si se quiere, una de las más importantes, ya que Fellini siempre mostró una debilidad por el sexo débil que queda manifestada en cintas como “Ocho y medio” y “La ciudad de las mujeres”.

Esta visión de Giovanni Casanova, oscura y triste a pesar de la opulencia de la dirección artística, rompió con aquella otra romántica y sensual que el celuloide nos había mostrado hasta ese momento cuando se encargaba de hacer referencia al célebre personaje.

En una película muda de 1928, los franceses nos mostraron ya al personaje de Casanova siendo interpretado por el afamado actor ruso Iván Mosjouskine.

Gustav Waldau fue Casanova en la producción alemana de 1943 titulada “Munchhausen” y de nuevo en el 46 los franceses se encargaron de mostrarnos al Casanova seductor en “Las aventuras de Casanova”.

Dos años más tarde, y con el mismo título, los mexicanos hicieron lo mismo.

Casanova era entonces Arturo De Córdova.

Gabriele Ferzetti fue “Casanova” para Vanzina, mientras que Félix Le Breux caracterizó al personaje en una producción checoeslovaca que, dirigida por Krska, se titulaba “Las últimas rosas de Casanova”.

Bob Hope se hizo pasar por Casanova en “Casanova’s big night” y Tony Curtis también en plan de comedia rodó “Casanova y compañía”.

Luigi Comencini filmó la hermosísima cinta “Las primeras experiencias de Giacomo Casanova”, mientras que Giulio Boseti se convirtió en el seductor por excelencia para la película “El regreso de Casanova”, de Pasquale Festa Campanile.

Ahora tenemos a Heath Ledger en nuestras pantallas caracterizando a Casanova, lo que no deja de ser irónico dada la polvareda de escándalo gratuito que provocó el actor al protagonizar a un vaquero homosexual en la extraordinaria cinta de Ang Lee a la que le arrebataron el Oscar, “Brokeback Mountain”.

No hay duda de que al cine le interesan los personajes históricos, aunque Hollywood se encapriche en darle su visión muy particular.

En los últimos tiempos se nos han contado las vidas y las andanzas de Ray Charles, Johnny Cash, Truman Capote, Bobby Darrin, Dorothy Dandridge, Richard Nixon, Charles Chaplin, Joan Crawford, Frida Kahlo, Basquiat, Pollock, Modigliani y muchos, muchísimos otros.

Aunque sea de forma desvirtuada, la historia se aprende y el celuloide nos invita a seguir investigando.

Algo es algo.

SECUESTROS

Si Harrison Ford no roba un banco, y él es un experto en asuntos de seguridad, toda su familia podría morir en manos de los secuestradores.

La idea no es nada nueva en el cine pero, mientras funcione, los productores seguirán explotándola.

“Firewall”, estreno de esta semana, trata de revitalizar la carrera de un actor que, en un momento dado, había protagonizado muchas de las películas más taquilleras de la historia del cine, desde la saga de “La guerra de las galaxias” hasta la de “Indiana Jones”, que pudiera continuar en una cuarta entrega tan desesperada como ese “Rocky 6” que planea Stallone.

Entre los secuestros fílmicos que se aglomeran desde hace más tiempo en nuestra memoria, figura el del hijo de Glenn Ford en “Ransom”, una película de los cincuenta que en su época llamó bastante la atención del público.

Geraldine Chaplin, cuando empezaba a destacarse como actriz en el cine francés y siendo una adolescente, fue secuestrada por Jean Paul Belmondo en un filme titulado “Secuestro bajo el sol”.

El “mago del suspense”, el incomparable Alfred Hitchcock rodó y dos veces, para ser más precisos, su película de secuestro.

“El hombre que sabía demasiado”, en sus dos versiones, tenía como centro argumental el secuestro de un menor que, en la primera versión era una niña y en la segunda, en la de “Que será…será”, un niño.

En 1955 otro maestro del cine, William Wyler, dirigió a Humphrey Bogart en “Horas desesperadas” (Décadas después un Michael Cimino en decadencia haría una nueva versión) donde unos convictos escapados de la cárcel atemorizaban a toda una familia.

Diez años más tarde, el mismo director, rodaría una de las más impresionantes historias de secuestros del celuloide.

Mucho se ha imitado al “Coleccionista” que interpretaron Terence Stamp y Samantha Eggar, pero jamás ha sido superada.

Digamos que este filme creó una verdadera escuela que se manifiesta en cintas tan dispares como “Bilbao”, “El silencio de los inocentes”, “Palabras encadenadas” y muchísimas otras de las cuales, a su vez, se han derivado cintas del “gore” como “Saw” y su secuela.

Recordamos muchas, pero muchas cintas sobre secuestros y desapariciones: “Sin rastro”, “Sin rastro alguno”, “El rapto”, “Exceso de equipaje” y otras tantas.

Pero, por el día de hoy, ya está bueno con el tema.

CASANOVA

Título original: Casanova, Dir: Lasse Hallstrom, Int: Heath Ledger, Lena Olin, Sienna Miller, Jeremy Irons, Oliver Platt, Omid Djalili, Stephen Greif, Ken Stott.

Esta fábula con matices feministas que pretende ser una especie de “Commedia dellarte” fracasa por su falta de humor, por su inconsistencia argumental y por su carencia de imaginación. Es como si Hallstrom acompañado de su esposa Lena Olin por enésima vez nos dejara ver a las claras que está haciendo aquello de mala gana, que se trata de un encargo artesanal por mucho que se nos quiera envolver en el oropel de la Venecia del siglo XVII, donde si bien todo es posible, nada de lo que se nos cuenta allí lo hubiera podido ser.

Pero una vez más nos encontramos ante un filme que no tiene la mejor justificación para su existencia, que no funciona ni como retrato de época, ni como comedia ni como nada.

Calificación: 2 (Regular)

Hollywood atrae a los directores foráneos con su canto de sirenas. Les ofrece mansión con piscina en Beverly Hills y millones, muchos millones. Difícil el caso de aquel que no escucha este llamado y no cae en la tentación.

Grandes carreras se han estancado en la llamada Meca del Cine.

Ustedes nos dirán que somos injustos, que en la época del cine clásico, de Europa vinieron nombres como Hitchcock, Wilder, Lubitch o Kazan.

Pero eso era antes, cuando los estudios estaban dirigidos por personajes con otra mentalidad que, aunque movidos por intereses económicos, tenían otros criterios y, en algunos casos, como el de Selznick, sabían tanto o más que los propios directores.

La hecatombe empezó después cuando sucumbieron nombres como los de Jacques Demy, Claude Lelouch, Roger Vadim, Michelangelo Antonioni, Guillermo Del Toro y un largo número de etcéteras.Los nórdicos tampoco han sido la excepción.

Fracasó Bergman con “The touch” y, desde ese entonces a tan honroso nombre se le han sumado otros como el de Billie August.

Lasse Hallstrom parecía que se iba a librar de la quema, pero no ha sido así.

Si bien es cierto que ha realizado en los Estados Unidos toda una serie de películas meritorias como “Once Around”, “Las reglas de la vida” o “Chocolat”, también es cierto que con “Casanova” da su brazo a torcer y acepta todas las otras reglas, las que imponen unos estudios que sólo están buscando la manera de recuperar rápidamente su inversión.

Heath Ledger ahora se ha convertido en un actor respetable gracias a la nominación al Oscar que consiguió por su extraordinaria caracterización de vaquero homosexual reprimido en “Brokeback mountain”, pero antes de este reconocimiento, había dado toda una serie de pasos en falso, algunos de ellos tan ambiciosos como “Las cuatro plumas” o “Los hermanos Grimm”.

El muchacho que hacía de hijo de Mel Gibson en “El patriota” no acababa de arrancar en sus intentos de llegar a ser toda una estrella.

De no haber mediado la estupenda cinta de Ang Lee, todavía al día de hoy, hubiera estado intentándolo ya que “Casanova”, pese a su apostura y simpatía, tampoco es la cinta que logra cuajar y atraer el fervor de las grandes audiencias.

Se puede, eso sí, contemplar sin desagrado e incluso, en algunas secuencias, con una sonrisa.

Un maestro como Hallstrom no puede olvidar de buenas a primeras todo lo aprendido. Además hay un buen cuadro de intérpretes entre los que se destaca un caricaturesco Oliver Platt.

Ya el director cuenta con tres películas más que se encuentran en la fase de postproducción. Esperamos que por lo menos en una de ellas nos encontremos con el Hallstrom interesante, con el autor que nos entusiasmara desde que vimos “Mi vida como un perro”.

Calificación: 2 (Regular)

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