7 días de cine
Mrs. Henderson, El Color del Crimen y
los piratas

7 días de cine <BR><STRONG>Mrs. Henderson, El Color del Crimen y <BR>los piratas</STRONG>

POR ARTURO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ
El show debe seguir

“There’s no business like show business” dice la canción perteneciente a una de las comedias musicales más divertidas de la historia, aquella de “Annie get your gun” que Ethel Merman estrenara en Broadway y que después fuera protagonizada en el celuloide por una Bette Grable que sustituía a Judy Garland.

No hay negocio como el espectáculo. Eso también lo cantó Marilyn Monroe acompañada por la ya citada Merman y por Dan Dailey y por Donald O’Connor en la cinta de Walter Lang que llevara ese título.

La frase la conocemos todos. Y es la verdad. El negocio del espectáculo es único, aunque también sabemos que bajo toda circunstancia “Show must go on”.

El show debe seguir pase lo que pase, ocurra lo que ocurra.

Aunque Godzila destruya las calles neoyorkinas, Broadway tendrá que continuar en pie.

Aunque las bombas caigan sobre Londres, el telón no podrá bajarse.

Aunque los alemanes quieran que París arda, las obras, los vaudevilles, las revistas musicales seguirán representándose.

Son muchas las veces que esto se nos ha explicado en el cine.

Lo vimos en “All that jazz”.
Lo vimos en “El último metro”
Lo vivimos en “Tonight and every night”.

Y es que, “Esta noche y todas las noches” tiene que haber función.

Rita Hayworth no dejó de actuar ni un momento en aquella película de Victor Saville y Sara Montiel, la María Luján de “El último cuplé” murió “con las botas puestas” sobre un escenario cuando el corazón se le rompió cantando aquello de “Nena, me decía loco de pasión/ Nena que mi vida llenas de emoción”.

Mrs. Henderson, esa maravillosa Judi Dench que no pierde oportunidad para ser nominada al Oscar, sabe todas estas cosas y ella también estar al  pie del cañón, aunque pretendan cerrarle el teatro por considerar que sus espectáculos de desnudos ofenden al buen gusto y a la moralidad.

Pero no vamos a contarles demasiado de esta exquisita película británica de Stephen Frears que se estrena entre nosotros esta semana, aunque nuestra opinión un tanto más detallada, venga líneas después.

FILICIDIOS

Todo. Todo está escrito y todo está filmado. Ningún tema ha sido lo suficientemente “tabú” como para que un director retroceda ante ellos.

De todos esos temas los más peliagudos son aquellos que tienen que ver con los incestos, los parricidios y los filicidios.

En “El color del crimen”, una de las películas que se encuentran por vez primera esta semana en las carteleras dominicanas, tendremos a una mujer, interpretada por Julianne Moore que acude a la policía para denunciar el posible secuestro de su hijo, apenas un bebé.

Las sospechas pronto empiezan a apuntar en otra dirección.

No sabemos lo que sucedió allí, pero tampoco se descarta la posibilidad de que ella, la madre, haya tenido que ver con este hecho delictivo, con este homicidio o asesinato si es que aparece el niño muerto.

Este argumento nos lleva a recordarnos de muchos otros.

Lee Remick, en “Réquiem para una mujer”, basada en la obra de William Faulkner, “Santuario” prefería matar a su hijo antes que perder a su amante Ives Montand.

Giancarlo Giannini, loco de celos, sospechando de la infidelidad de su mujer, la entonces bellísima Laura Antonelli, dejaba que su bebé se congelara a la intemperie en la que fuera última película de Luchino Visconti, adaptación del melodrama de Gabrielle D’Annunzio,”El inocente”.

Ya todos ustedes saben lo que hizo la “Medea” griega y en cine la conocimos con el rostro de la excepcional María Callas cuando fuera dirigida por Pier Paolo Pasolini.

Una Medea moderna, una mujer movida por las mismas pasiones, fue la Melina Mercouri de “Grito de mujer”, aquel extraño film donde, en circunstancias similares se encontraba Ellen Burstyn.

No queremos contarles lo que sucede en “Freedomland”, pero desde luego que ya saben ustedes que no se trata de una comedia ni muchísimo menos.

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