7 días de cine
El fin del mundo, según el cine

<STRONG>7 días de cine<BR></STRONG>El fin del mundo, según el cine

El mundo se ha acabado muchas veces. La primera vez que supimos de su extinción fue cuando éramos pequeños, allá por los cincuenta y Harry Belafonte que era y sigue siendo negro se encontraba con Inger Stevens que era rubia y no lo es ahora porque hace tiempo que se suicidó.

Ambos eran los únicos sobrevivientes de una catástrofe universal, o al menos, eso creían ellos, en un Nueva York de calles desoladas. Después iba a aparecerse Mel Ferrer que era blanco y la cosa se complicaba hasta llegar a un final que entonces nos chocó y que hoy nos sigue pareciendo sumamente sugestivo: Una mano sobre la otra, un sándwich blanco, negro, blanco.

Hay que salvar al mundo.

Hay que empezar de nuevo.

La película, que debería de ser más tomada en cuenta por los historiadores, se titulaba “Mundo, carne y deseo” y la dirigía Ranald Mcdougall. No está disponible ni en VHS ni en DVD ni en ningún otro sistema de los que ahora empiezan a aparecer en el mercado. Después de aquella película que nos dejó en estado de shock, vimos otras muchas de temática similar. Un reparto impresionante y una producción  de primera hacían de “La hora final” (On the beach), una de esas cintas para recordarse siempre. En aquellos tiempos, la amenaza atómica y el pánico nuclear eran cosas del celuloide de todos los días. En Australia estaban los escasos supervivientes de una catástrofe similar.

Ava Gardner y Gregory Peck podían ser los últimos amantes sobre la faz de la tierra y aquella secuencia final en la playa es una de las más románticas y menos mencionadas que nos ha dado el celuloide.

El “Doctor Insólito”, de Kubrick y “Límite de seguridad”, de Lumet se unen a estas advertencias.

El fin del mundo está cerca y todos los monstruos que aparecieron entonces, desde Godzilla hasta Gamera lo demostraban. Si no nos mataban los monstruos, con aspecto de prehistóricos, echando fuego por la boca, nos matarían los extraterrestres. Para el caso todo era la misma cosa y las grandes ciudades se derrumbaban como castillos de naipes, algo que todavía sigue sucediendo en la pantalla. Y, si no nos creen, pregúntenselo a “Los cuatro fantásticos” que todavía se encuentran en las carteleras.

En el futuro no se vive bien o el futuro no existe.

Estas son las premisas de Hollywood y de cualquier otra parte del mundo donde se filmen películas.

Si Luc Besson nos presentó al último hombre sobre la tierra en “La última batalla”, Charlton Heston se convirtió en el especialista por excelencia de este tipo de asuntos desde Hollywood.

Heston, que ahora en su senilidad quiere salvar al mundo a base de armarlo, una vez se convirtió en el gran salvador del pueblo judío llevando las tablas de la ley con los mandamientos impresos en piedra, uno en cada mano, al bajar del monte Sinaí.

Después lloró de rabia e impotencia gritando la célebre frase de “lo hemos perdido todo”, de rodillas, frente a las ruinas de aquella estatua de la libertad hundida en la arena.

Metáfora maravillosa.

El mundo es de los monos.

En la ficción y en la realidad, los simios han ganado la partida.

Más adelante, un director de segunda como Boris Segal colocó de nuevo a Heston en un mundo destruido donde él era “The Omega man” o “La última esperanza” como se rebautizó aquel filme por nuestros países. Por si esto no fuera bastante, Heston nos puso a comer galletitas verdes en “Soylent green” o “Cuando el destino nos alcance”.

El tema es fascinante y habría que analizar el porqué de esta fascinación cuando nos vemos atacados por los marcianitos de Tim Burton o por los zombies de George Romero. Sentimos muchísimo que el espacio, cada vez más reducido de esta página, nos impida continuar con este recuento que jamás concluye y que continúa esta semana con el estreno de “28 semanas después”, secuela de la película de Danny Boyle que ahora dirige el español Fresnadillo, famoso por aquella inquietante “Intacto”.

EXTERMINIO 2

(Título original: 28 weeks later, Dir: Juan Carlos Fresnadillo, Int: Robert Carlyle, Rose Byrne, Jeremy Kenner, Amanda Walker, Harold Perrineau).

Después del exterminio de Inglaterra tal y como nos lo contara Danny Boyle, vienen los norteamericanos, como siempre, en misión de paz y a reconstruirlo todo porque el mundo sigue y hay supervivientes.

Carlyle es uno de ellos que ahora, cual Tom Cruise en “La guerra de los mundos”, se reencuentra con sus hijos y habita en una zona de seguridad.

Los hijos rompen el cerco, reencuentran a la madre y vuelve a comenzar la pesadilla.

El director español asume el reto de llevar a buen término esta secuela y lo consigue con eficacia y talento.

La estupenda dirección artística contribuye al resto.

Calificación: 3 (Buena)

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