POR ARTURO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ
Al menos tenemos una buena noticia después de la catástrofe que ha significado para el país el paso de la tormenta Noel. Caribbean Cinemas se ha decidido a inaugurar la sala Fine Arts (conservando el nombre que tiene en San Juan de Puerto Rico), especializada en cine de arte y ensayo, en películas independientes, de autor y oriundas de todas partes del mundo.
Dicha sala, ubicada dentro del complejo del Diamond Mall, se ha inaugurado esta semana con la exhibición de la cinta Elsa y Fred, de Carnavale, que es una coproducción entre España y Argentina, protagonizada por dos veteranos de ambos países.
A Elsa la caracteriza la genial actriz argentina China Zorrilla y a Fred, ese Manuel Alexandre, extraordinario intérprete español, quien falleciera poco después de concluido el rodaje de este film.
La elección de este film para inaugurar la sala responde a una serie de razones muy válidas.
Su distribuidora, Cynthia Weissner, nos comentaba que en Puerto Rico había sido un extraordinario éxito de taquilla y que había llevado a las salas a personas de edad avanzada que no suelen acudir a ver todo tipo de películas.
Lo mejor del caso es que esas personas veían Elsa y Fred y después repetían su visión acompañados de una mayor cantidad de amigos y familiares. Elsa y Fred es, entonces, una de esas películas que funcionan en base al boca a boca, a los comentarios positivos de un público que disfruta con las ocurrencias y la humanidad de unos personajes que convencen más al espectador común y corriente que a la misma crítica especializada.
La estrategia funciona para abrir una sala alternativa, ya que hay que ir paso a paso.
No se puede escoger para las primeras semanas un film muy intelectual y difícil por muy premiado que esté o por muchos elogios que haya recibido.
Hay que buscar algo más sencillo e intermedio.
Elsa y Fred es una buena salida, aunque pudieran existir también los elementos en contra, aquellos que digan que esas películas protagonizadas por ancianos muy pocas veces dejan beneficios en la boletería.
Hay excepciones, desde luego. Harold and Maude es hoy una película de culto.
The Sunshine boys y Grumpy old men fueron muy taquilleras.
Cocoon se convirtió en un éxito a nivel mundial.
Solas, de Benito Zambrano y Tatie Danielle, son cintas memorables.
Harry y Tonto le consiguió el Oscar a Art Cartney.
Además, en una de las pasadas ediciones de la Muestra Internacional de Cine, se exhibió otra de estas cintas, con el mismo estilo y tendencia, que protagonizaba la China Zorrilla y el público abarrotó la sala.
Fue el caso de Conversaciones con mamá.
Esa experiencia podría repetirse ahora con Elsa y Fred.
Lo importante es que ya tenemos un local para albergar a un tipo de cine diferente y artístico y que, muy pronto, dispondremos de otras opciones.
La batalla parece que se va venciendo.
No podemos pasarnos toda la vida aguantando barbaridades como Saw 4.
No podemos seguir dejando desamparada a nuestra juventud que si rechaza el cine clásico o el cine de Arte, es sencillamente porque no lo conoce, porque ha crecido con unas carteleras totalmente despreciables, porque la influencia de Hollywood es demasiado grande. Se nota.
Cynthia Wiessner se encargará de la programación de esta sala y, dada su experiencia que se nutre constantemente con sus viajes a los más prestigiosos festivales de todo el mundo, estamos seguros de que muy pronto el Fine Arts de Diamond Mall tendrá a una clientela fija y a un público cautivo.
HACERSE EL GAY
Ahora tenemos que Adam Sandler y Kevin James, que son bomberos y heterosexuales, se hacen pasar por una pareja gay con la finalidad de cobrar cierto tipo de seguro doméstico.
Esto sucede en la cinta Yo los declaro marido y Larry, que se estrena esta semana en nuestras salas de cine y cuya historia no nos parece para nada original. Flota como una sombra, por detrás de esta historia, aquella cinta francesa titulada Le placard, que protagonizaba Daniel Auteuil y que luego se convirtiera para los norteamericanos en The closet.
Pero, más atrás aún, está una película olvidada con un Ryan ONeal cuando era joven y famoso titulada Socios, donde dos policías también se hacían pasar por gays para mudarse a un barrio de homosexuales y descubrir un asesinato.
Nada, que aquello era casi lo mismo que nos había contado, en serio, el William friedkin de Cruising, en la que Al Pacino, que ya fuera homosexual en Tarde de perros, hacía lo mismo pero sin pareja y con mucha mayor promiscuidad.
Lo único que ha cambiado en Hollywood es la falsa moral que se ha vuelto más falsa aún y que ya no lanza filmes como Norman ¿ eres o no eres?, Making love, Sunday, bloody Sunday, Mujeres apasionadas, The wedding banquet, The Ritz y otras.
Queda esa Brokeback mountain que no pudo recoger el Oscar pronosticado.
Otro estreno es una secuela de Resident evil.
¿Le interesa?