7 días de cine
Norbit: un actor y varios personajes

<STRONG>7 días de cine<BR></STRONG>Norbit: un actor y varios personajes

Dicen que una de las razones que contribuyó a que Eddie Murphy no ganara el Oscar como mejor actor secundario por su estupenda labor en “Dreamgirls” fue el hecho de que la ceremonia de la entrega de premios coincidió casi con el estreno de “Norbit”, una cinta vapuleada por la crítica y despreciada por el público.

En ella, Murphy vuelve a interpretar varios caracteres, algo que complace mucho a la estrella y que viene haciendo desde los tiempos de “Un príncipe en Nueva York” pasando por “Doctor Doolitle” y “El profesor chiflado”.

Murphy no es pionero en esto ni muchísimo menos.

Nosotros recordamos, cuando éramos pequeños, haber visto el “Ulises” de Camerini en el Teatro Leonor. En ese film, que contaba la odisea del conocido héroe de Homero, nos sorprendió el hecho de que Penélope y Circe eran la misma actriz, una espléndida Silvana Mangano. Luego entendimos las razones del realizador para presentarnos a la tentadora Circe con el rostro de la abnegada esposa que esperaba en Itaca el retorno de su amado,  mientras los pretendientes competían a ver quien ganaba su mano. Algo similar quiso hacer Francois Truffaut cuando años más tarde adaptara la profética novela de Ray Bradbury, “Fahrenheit 451”. Aquí era Julie Christie la que se desdoblaba en esposa y amante, pero las razones continuaban siendo más o menos las mismas.

En la época del cine mudo se llamó a Lon Chaney “El hombre de las mil caras” por su facilidad para transformarse en los más disímiles personajes, gracias a los maquillajes más grotescos.

Si Chaney hubiera vivido en estos tiempos le hubiéramos visto interpretar no mil, sino un millón de personajes y caracteres. Ahora bien, el intérprete que más se recuerda por su interpretación de varios personajes en la misma película es ese maestro llamado Alec Guiness.

“Ocho sentencias de muerte”,  de Anthony Asquito, es hoy por hoy todo un clásico del séptimo arte y Guiness estaba realmente sensacional interpretando a todos esos caracteres sin obviar uno femenino.

Jerry Lewis fue infinitamente popular en los cincuenta y en los sesenta. En los sesenta ya estaba separado de Dean Martin, su pareja en tantas y tantas películas. Fue entonces cuando se decidió a hacer varios personajes en un film teniendo un gran éxito con “El profesor chiflado”,  que décadas más tarde volvería a filmar Eddie Murphy llevando el disparate demasiado lejos e inventándose, gracias al triunfo de público, una insufrible secuela.

Pero donde Jerry Lewis realmente se desdobló y demostró su capacidad para el disfraz fue en “Las joyas de la familia”.

No es una de las mejores cintas del comediante, pero allí demostró que era capaz de incorporar todo tipo de personajes en su repertorio.

Por aquella época, un actor británico de cierto prestigio, Peter Sellers, consiguió obtener fama universal interpretando para Stanley Kubrick tres personajes totalmente diferentes en la estupenda sátira “Doctor Insólito”. Sellers, que volvería a trabajar para Kubrick en “Lolita”, fue así el presidente de los Estados Unidos, un capitán británico y el loco científico que inventó la bomba. Al igual que Lewis, le tomó el gusto a este asunto de los desdoblamientos fílmicos y en muchas otras ocasiones en películas buenas y en películas malas, interpretaría varios roles en el mismo largometraje.

Muy usado fue el tópico de que un actor o una actriz hicieran dos papeles en una cinta.

Por lo general en la trama eran hermanos gemelos, siendo también muy frecuente que uno fuese malo y otro bueno.

Bette Davis y Olivia de Havilland fueron expertas en esos menesteres y la situación ha sido utilizada en todo tipo de películas y en todos los géneros, sin excluir las cintas de patadas al estilo Jean Claude Van Damme.

Dentro de esta línea no quisiéramos olvidar a la Kim Novak de “Vértigo”, esa obra maestra del suspense que dirigiera Alfred Hitchcock. También se empleó el recurso en aquellas películas que trataban sobre un doble o sobre una persona que, por diversos motivos, tenía que suplantar a otra. Pensemos en el clásico de los treinta, “El prisionero de Zenda”, donde Ronald Colman hace un doble papel, el mismo que, en el cincuenta y dos, y en el glorioso technicolor de la MGM, haría Stewart Granger.

Algo muy curioso sucede en la cinta brasileña “La casa de arena”, en la que Fernanda Montenegro y su hija, en la realidad y en la ficción, se van intercambiando roles a medida que los años van transcurriendo y se suceden las generaciones.

Algunos actores han querido explotar estas situaciones para hacer auténticos tours de force como ha sucedido en películas al estilo “Multiplicity”.

Si se hace con altura, y la trama lo amerita, el recurso puede ser divertido o interesante o apasionante. Ahora bien, si todo es para lucimiento del departamento de maquillaje y para recubrir el cuerpo de la estrella de latex, mejor invéntense otra cosa que ya estamos hartos, por ejemplo, de la gorda de Martin Lawrence en “Esta abuela es un peligro”, la “Big mama” insoportable que hasta tuvo secuela.

La Cinemateca y la francofonía

En vista de que no se ha estrenado esta semana en las salas de cine ninguna película que merezca una recomendación, les aconsejaríamos, a no ser que todavía le quede por ver alguna cinta interesante de pasadas semanas, que se dieran una vuelta por la Cinemateca Nacional donde se está presentando un ciclo extraordinario dedicado a la francofonía y que incluye, entre otras cosas, la última cinta de Costa Gavras, una insólita comedia de cine negro titulada “Arcadia” (Le couperet).

Allí podrán encontrarse también con cintas tan aclamadas como “C.R.A.Z.Y” y revisar varias de Jean Luc Goddard, entre ellas “Le petit soldat” y esa maravilla que continúa siendo “Pierrot le fou” que protagoniza Jean Paul Belmondo.

Recomendable también es “Ma vie en rose”, que nos llegara hace un tiempo en formato de video.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas