7 días de cine
Sumisiones, bestias, pingüinos y Morgan Freeman

7 días de cine<BR><STRONG>Sumisiones, bestias, pingüinos y Morgan Freeman</STRONG>

Sumisiones
¿A quien colocaríamos en primer lugar?… La decisión nos resulta sumamente difícil.

Pudiéramos decidirnos por “Secretary”, ya que nos han venido de repente, como flashes, aquellas escenas tan inquietantes en las que James Spader le da nalgadas a la Gyllenhall mientras le dicta una carta comercial como si tal cosa.

La forma en la que el jefe lleva a la secretaria a la degradación total creando una fascinante relación sadomasoquista hacen de este filme uno de los más insólitos de la historia del cine.

Escribimos acerca de sumisiones, porque se ha estrenado esta semana entre nosotros, con un retraso más que considerable, “La bestia”, cinta producida por Luc Besson y dirigida por Louis Leterrier, que nos cuenta precisamente la historia de una sumisión, aunque de una sumisión forzada, ya que Jet Li toda la vida ha sido tratado como un perro, condenado a comportarse como tal y a obedecer las órdenes de su patrón.

“La bestia”, que ha tenido dos títulos en inglés, “Danny the dog” y “Unleashed” nos hace recordarnos de otras películas aparte de “Secretary”.

Pensamos en “Portero de noche”, de Liliana Cavan. Allí, Charlotte Rampling, en uno de los roles más impresionantes de su carrera, era la judía que había sobrevivido al campo de concentración nazi y que, al cabo de los años, volvía a encontrarse con su verdugo, un siempre extraordinario Dirk Bogarde.

Lo curioso es que ambos, en tiempos de paz y democracia, iban a volver a restablecer su antigua relación de víctima y verdugo, de sádico y masoquista. Todo un escándalo en su momento.

Antes de que existiera “Portero de noche”, Marco Ferrari había rodado con Marcello Mastroianni y Catherine Deneuve una curiosa película que se titulaba “La cagna”, que viene a ser “La perra”. Allí estaban, en una isla desierta, tan naúfragos como Giancarlo Giannini y Mariangela Melato en “Arrastrados por un insólito destino”, nuestros protagonistas Marcello y Catherine. El dominaba a la mujer de tal manera que la obligaba a adoptar el comportamiento de una perra, a caminar en cuatro patas y a comer sin utilizar otra cosa que su boca.

Un clásico del séptimo arte como es “El sirviente”, de Joseph Losey,  tenía también a un Dirk Bogarde, experto en estas situaciones, invirtiendo roles de amo y  subordinado.

No olvidemos tampoco a otro clásico, a ese grand guignol que resulta ser “¿Qué fue de Baby Jane?”, donde Bette Davis atormentaba todo el tiempo a su hermana, a aquella Joan Crawford postrada en una silla de ruedas aunque, muchas veces, las apariencias engañan y las víctimas pueden ser los victimarios.

Muchas de las películas sobre abuso conyugal han estado íntimamente relacionadas con la sumisión, como sería el caso de “Te doy mis ojos”, de Iciar Bollain o “Sólo mía”.

Antes de éstas teníamos el ejemplo de aquella excelente cinta francesa de los sesenta titulada “Therese Desqueiroux”, acerca de una mujer a la que su marido, enfermo de celos, la cerraba con llave sin permitirle salir de la casa jamás.

También tendríamos que recurrir a los clásicos ejemplos de sugestión o de hipnotismo, a los doctores Mabuse o a los Frankenstein, pero es hora de que cambiemos el tema o de que volvamos a Jet Li, su collar de perro y su rebelión.

Yes master.

Sí, bwana.

Pingüinos
En la pasada ceremonia del Oscar a nadie tomó por sorpresa el triunfo de “La marcha de los pingüinos”.

Este documental, en sus diferentes versiones, con o sin narrador, con o sin voces de famosos, había triunfado alrededor del mundo.

Que una película sobre pingüinos se coloque en los Estados Unidos a la cabeza de la boletería no es nada fácil y, mucho menos que lo haga un documental.

Como siempre hay excepciones. Y si estamos refiriéndonos a documentales, tendríamos que recordar a Michael Moore y su “Fahrenheit 9/11”, pero en aquel caso se trataba de un filme sobre Bush y las consecuencias de los problemas en el Oriente, no sobre un pingüino.

Y es que no conocemos a demasiados pingüinos.

Es más, el nombre de este animal a quien nos recuerda es a Joaquín Sabina cuando canta aquello de “más solo que un pingüino en un garaje”,  pero ¿pingüinos de cine?

Desde luego que están los extraviados de “Madagascar”, pero aparte de ellos, nada que nunca habíamos pensando que, en el cine, en la oscuridad de la sala, nos íbamos a emocionar por un pingüino a punto casi de brotársenos las lágrimas.

Sin embargo, es esto lo que ha sucedido con esta gran película que usted, si no la ha visto, debe de hacerlo cuanto antes.

En pantalla grande, por supuesto, se disfruta muchísimo mejor.

La Bestia
Título original: Unleashed o Danny the dog, Dir: Louis Leterrier, Int: Jet Li, Morgan Freeman, Bob Hoskins, Kerry Condon, Vincent Regan, Dylan Brown.

Empezábamos nuestra columna de hoy escribiendo acerca de las sumisiones, de esas películas que nos cuentan historias de personajes dominantes y de personajes dominados, de íncubos y de súcubos.

Existen, sin embargo, dos tipos de sumisiones. Una puede ser voluntaria, derivada por ejemplo, de una desviación sexual. La otra forzada, también por diversos motivos.

Un niño puede ser encerrado, en condiciones infrahumanas, durante años y años. Entonces tendríamos filmes como “El enigma de Kaspar Hauser”, de Herzog. Pudiera, con un esquema similar, pero con un estilo totalmente diferente, rodarse algo como “El bebé que vivió en el infierno”, cinta insólita y casi desconocida de Ted Post, donde un niño es criado por su madre y sus hermanas sin enseñarle nada de nada, manteniéndole con sus pañales y su biberón, incluso después de llegada la adolescencia y la adultez.

Al personaje que interpreta Jet Li (un actor que ha sabido interpretar filmes tan maravillosos como el “Héroe” de Zhang Yimou) le han criado como si fuera un perro salvaje, un animal que vive arrastrándose y que sirve a su amo, un siempre espléndido Bob Hoskins para competir en salvajes peleas de las que se obtienen enormes beneficios económicos.

Un día escapa y se encuentra con un ciego, Morgan Freeman, que posee una enorme sensibilidad.

Si el esquema argumental les suena familiar, a nosotros también. Pensamos, al igual que ustedes, en aquel “Frankenstein” en el que el monstruo, libre al fin, huyendo por los bosques, se encontraba con una cabaña donde habitaba un ciego, parodiado magistralmente por Gene Hackman en “Frankenstein junior”, de Mel Brooks.

Es lo mismo, la misma fórmula, pero funciona, desde luego que funciona.

Luc Besson no ha vuelto a dirigir desde los tiempos de su fallida “Juana de Arco”  (The Messenger), aunque  durante todos estos años se ha convertido en un productor de primer orden, llegando a obtener éxitos comerciales impresionantes como “Taxi” y sus secuelas o “The transporter”,  que también contó con una segunda parte.

Como curiosidad anotemos dos cosas acerca de Morgan Freeman

1) Su apellido significa Hombre libre.

2) Se encuentra en las dos películas que se estrenan entre nosotros esta semana. Las dos atrasadas, digámoslo así. En “La bestia” hace el rol del ciego compasivo y en “La marcha de los pingüinos” resulta ser el narrador.

Como cinta de acción, “La bestia” funciona y como cine bien hecho es mucho más de lo que hubiéramos podido esperar.

Calificación: 3(Buena)

La Marcha de los Pingüinos
Título original:La marche de l’Empereur, Dir: Luc Jacquet, Narrador: Morgan Freeman.

Para nosotros, más que una película sobre pingüinos que tienen que marchar durante kilómetros y kilómetros en las condiciones climáticas más terribles, esta cinta es un canto a la supervivencia.

Estos pingüinos, por instinto, por inteligencia, por amor a la prole o por no sabemos cuál razón, han desafiado a la naturaleza y han sobrevivido como especie.

Por el camino mueren muchos, pero otros perseveran aunque tengan que pasarse meses y meses, casi sin moverse y sin ingerir alimento alguno.

Es algo absolutamente asombroso y fascinante.

Absoluto y fascinante es también el trabajo que ha realizado el director Luc Jacquet y todo su equipo.

El filme es emotivo, instructivo, interesante, entretenido, tan formidable que nadie debería dejar de verlo.

Es la auténtica película para toda la familia, para que la recomienden los maestros en las escuelas, para que permanezca en cartelera durante semanas y semanas.

Un hito del cine documental.

Calificación: 5 (Excelente)

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