Nació en 1946 en una piscina de París. Su aparición sacudió los cimientos de Francia y de medio mundo. Fue símbolo de la liberación femenina y con el tiempo superó todas las polémicas llegando a imponerse para todos los tipos de cuerpo y edades.
Brigitte Bardot fue una de las mujeres que más contribuyó a su normalización paseándose sin pudor en bikini por las playas de la Costa Azul.

Hoy, en pleno siglo XXI, esta prenda reina sin ningún pudor retando la edad, el estatus social y al mismísimo cuerpo. En cualquiera de sus versiones (monokini, trikini, con tirantes, solo con un tirante, etc), las flacas y las gorditas, las adolescentes y las abuelas, las amas de casa y las figuras políticas, exhiben esta prenda, que es un símbolo de emancipación femenina.

Según “Forbes”, en la actualidad estos bañadores ocupan aproximadamente un 52 % de las ventas totales de moda de baño.