Las luchas de las mujeres por igualdad de derechos, particularmente de la mujer trabajadora se remontan al siglo 18, experimentando importantes conquistas que más tarde sirvieron de motivación para otras, aún con limitantes.
En el contexto histórico de la conmemoración destaca la celebración de la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en Copenhague, que designó el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, con el propósito de promover la igualdad de derechos. Motivó a que varios países iniciaran un proceso legal de plena integración de las mujeres en varios campos.
Desde 1875, 1909 y 1910, esas luchas ejemplarizadas un 8 de marzo contribuyeron a que la Asamblea General de las Naciones Unidas, declare en 1972 el Día Internacional de la Mujer, en reconocimiento a los 25 años de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, que luchó por eliminar la discriminación contra las mujeres y su plena integración.
El primer acuerdo internacional sobre el principio de igualdad entre mujeres y hombres es la Carta de las Naciones Unidas firmada en 1945, referente jurídico para motivar y crear normas y programas para mejorar progresivamente las condiciones de la mujer en el mundo.
Desde entonces esta conmemoración es universal y se celebra en muchos países del mundo de distintas formas. Una de las principales conquistas de las mujeres por igualdad de derechos y habiendo logrado la institucionalización de esta fecha, es que se han permitido unir fronteras y romper la desigualdad étnica, lingüística, social, económica, cultural y política, y bajo una misma consigna y un mismo lenguaje se unen, en distintas realidades para celebrar este día, con un propósito común: Conquistar definitivamente igualdad de derechos.
Hoy nos encontramos ante retos y desafíos que merecen la atención de los Estados y Gobiernos en el plano continental y regional, para asumir concretamente estos acuerdos y las políticas públicas general y sectorial, que reflejan fortalezas y debilidades en su justa aplicación.
En el caso de nuestra región, existe la Política Regional de Igualdad y Equidad de Género (PRIEG), aprobada por los Estados Miembros del SICA, la cual abarca siete ejes estratégicos: Autonomía económica, educación para la igualdad, gestión integral de riesgos de desastres, salud en igualdad, seguridad y vida libre de violencia, participación política de las mujeres y condiciones para la implementación y la sostenibilidad.
Cada día un promedio de 137 mujeres alrededor del mundo mueren a manos de sus parejas o un miembro de su familia, siendo “el hogar el lugar más probable donde las mujeres son asesinadas”. Para 19 países de América Latina y el Caribe, el índice de feminicidios indica un total de 2,800 mujeres, en 2018, comenzando a incrementarse en algunos países en lo que va del año.
En nuestro país, las altas estadísticas de feminicidios han ido bajando de un 35% en el período 2017-2018 a un 22%, gracias a las políticas públicas coordinadas, como el Plan Nacional contra la Violencia de Género, sin embargo es necesario fortalecer las sinergias institucionales en la aplicación del marco legal correspondiente, con el elemento esencial de la educación a todos los niveles.
Desde que en 1942 la mujer dominicana ejerció por primera vez el sufragio, su participación política ha sido creciente y constante, jugando un rol esencial en la construcción de la democracia desde las diferentes posiciones y cargos políticos y administración pública. Del 25% de cuota para la mujer que asumieron los partidos por si, en la década de los 90, fue incrementado al 33% con la reforma a la Ley electoral de 1997 quedando establecido en la Ley 12-2000.
Por ello, constituye un retroceso la cuota de género 40/60% mujeres y hombres, a nivel nacional e igualmente la de 10% para jóvenes hasta 35 años. No pretendemos hacer un análisis consecuencial al respecto, sí llamamos la atención en este sentido, porque el paso de avance que hemos logrado con dicha ley, podría reducirse a debates, diferencias o conflictos en la “interpretación” real o acomodaticia, en algunos casos, de esta disposición. Las mujeres políticas durante todo el proceso de esta ley, alzaron su voz con el tema de la cuota y la demanda de la paridad, nivel que varios países de la región han alcanzado.
Este 8 de marzo, motiva la reflexión en este sentido y convoca a un estudio amplio y profundo de esta Ley, para conocer, entender, vigilar y defender su dimensión y alcance, en el marco constitucional y de los estatutos que rigen el accionar de los partidos políticos. Es el reto.