El fútbol europeo, una tentación para grandes fortunas extranjeras

El fútbol europeo, una tentación para grandes fortunas extranjeras

PARÍS. AFP. Los clubes de fútbol europeos, a menudo con déficit o en apuros económicos, constituyen un atractivo objeto de deseo para grandes fortunas extranjeras, algunas de ellas procedentes de lugares exóticos, aunque no siempre detrás de ello esté el amor a los colores.

Diez años después de la adquisición del Chelsea inglés por el oligarca ruso Roman Abramovich, pionero antes de otras operaciones similares, se puede estimar en una veintena el número de clubes más o menos importantes de Europa que han visto cómo su propiedad pasaba a manos de extranjeros.

En Inglaterra son 11 de los 20 que juegan en la élite de la Premier League, con estructuras más ‘hospitalarias’ que en otros países, ya que frecuentemente se trata de clubes-sociedades que cotizan en bolsa.

El mercado inglés es importante pero no infinito, por lo que el fenómeno ha saltado fronteras. Francia, con gestión por lo general saneada de los clubes profesionales, se presenta como una posibilidad atractiva, en principio más que otros campeonatos teóricamente más fuertes, como España o Italia, donde la deuda de los clubes es sensiblemente mayor.

En Alemania, la ley prohíbe a los inversores privados contar con más del 49% de las acciones. El París Saint-Germain, comprado por Catar, y luego el Mónaco, adquirido por un oligarca ruso, han marcado un antes y un después en esta deriva, que ha traído grandes nombres al campeonato francés.

Fiebre compradora. «El flujo de dinero tiene un efecto inmediato en el mercado de trabajo. Lo primero que los nuevos propietarios hacen es comprar muy caro a los mejores jugadores del mercado.

Eso crea una inflación y a veces un desequilibrio deportivo con clubes que no pueden seguir el ritmo», destaca Didier Primault, codirector del Centro de Economía y Derecho del Deporte de Limoges (CDES), en Francia. Es autor de un informe destinado a la Unión Europea en el marco de su intento de regular los traspasos.

El CDES ha registrado los mayores momentos de subida de los precios, después de la compra en 2003 de los ‘Blues’ por Abramovich y luego cuando el Manchester City fue comprado por el emiratí Zayed Al Nahyan. Esta temporada, con París Saint-Germain y Mónaco como nuevos grandes competidores, seguiría la tendencia.

Las fortunas invertidas para cubrir las deudas de clubes -200 millones de euros del magnate indonesio Erik Thohir para tomar las riendas del Inter de Milán en octubre- o para comprar jugadores no tienen muchas veces nada que ver con la lógica económica del mercado.

Fue el caso por ejemplo del Mónaco antes de esta temporada: venía de la segunda división e invertió 167 millones de euros en fichajes, más de la tercera parte de lo que ha gastado el ‘despilfarrador’ Chelsea en una década.

La fiebre compradora ha provocado movimientos del mercado llamativos. El millonario ruso Suleiman Kerimov consiguió atraer al Anzhi ruso a varias estrellas internacionales, entre ellas el camerunés Samuel Eto’o, cuando estaba todavía en un momento importante de su carrera.

Decisiones irracionales. «Hay diferentes tipos de inversores», destaca Frederic Bolotny, asesor de economía del deporte. «Algunos están en busca de rentabilidad indirecta, en la estrategia política, como Catar con el París Saint-Germain. Otros están en el campo de lo irracional. Cuando Abramovich fue al Chelsea o Ryboloblev al Mónaco buscan respetabilidad, poco importaba si había rentabilidades», añade.

Hay algunos casos en los que sí se gana dinero, aunque no abundan. Sería el caso del estadounidense Malcolm Glazer, el hábil patrón del Manchester United.

El juego limpio financiero, que la Unión Europea de Fútbol (UEFA) ha ido instaurando para que los clubes no gasten más dinero del que generan, debería poner freno a los gastos más locos.

«No veo cómo va a ser a partir del momento en el que el fair play financiero obligue a un equilibrio en la explotación», dice Bolotny, apuntando por ejemplo al «contrato de oro, totalmente fuera de las normas del mercado», que el París Saint-Germain ha cerrado con la Oficina de Turismo de Catar por una cantidad progresiva que podrá alcanzar los 200 millones de euros.

Si la Europa del fútbol consigue volver a principios más equilibrados y estables, ¿se interesarán los grandes capitales extranjeros en los clubes del ‘Viejo Continente’?

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