Píndaro, ¿Y qué haces luchando contra esas llamas y contando hasta 95?” –cuestiona Herminio-… “¡Es que los Bomberos del Distrito Nacional están celebrando que su institución está en sus 95 años de fundada! –exclama lleno de orgullo, mientras agrega- Soy bombero voluntario y me identifico con cada actitud de mis hermanos de lucha, que salen al toque de una sirena sin pensar a lo que van y sin pensar en sí mismos, con el pecho al frente para ayudar a los demás!… Es curioso –reflexiona-… Mientras todos corren hacia un lugar seguro, ellos corren hacia el peligro seguro”.
Herminio y Píndaro han recordado a Luis y Elsa Miura, dos amigos a los que siempre han admirado, por su espíritu de entrega… Ellos han dedicado su vida a dar vida a la Brigada Femenina Voluntaria, en la que han aglutinado mujeres que, al igual que a los hombres, se les entrena en teoría y práctica de proteger, incondicionalmente y con valentía suficiente, vidas y propiedades, llenando objetivos estratégicos propios de la institución: Buscan proveer un servicio rápido y efectivo para dar respuestas ante las emergencias, amplían sus servicios de atención y prevención, mejoran continuamente la gestión del talento que decide dedicar su vida a esta causa, fortalecen el desarrollo organizacional contando con procesos ágiles y utilizando las mejores prácticas, incrementan la cantidad de las inspecciones, asesorías y ayudas técnicas a los usuarios, y fomentan la cultura de prevención y de convivencia segura con la comunidad del Distrito Nacional.
Puede leer: ¡42 años revolucionando con criterio!
“Píndaro –cuestiona Herminio-… ¿Y cómo es que esta gente llega ahora tan rápido cuando les llaman?”… “¡Es que el truco está en que, inteligentemente, han planeado y destacado estaciones de servicios equidistantes de 8 kilómetros entre cada una de ellas!-reacciona Píndaro-… Además, los bomberos tienen unos principios rectores que los marcan y que con su accionar dejan su marca… El primero es la disciplina, realizando una labor de acuerdo a las características de responsabilidad y cumplimiento de las actividades de los procesos institucionales para los que han sido designados… Luego, impregnan en sus miembros el respeto, ayudando ellos mismos en apreciar y valorar sus cualidades propias y de los demás, reconociendo sus derechos individuales y de la sociedad a la que sirven… Un tercer principio que les norma es el trabajo en equipo, concienciándolos en el logro de sus objetivos y metas institucionales, proponiéndose incluir siempre la mejora continua de los procesos a través del compromiso y esfuerzo coordinado… Un principio a no olvidar en ellos en el espíritu de compromiso, que los motiva a desarrollar una convicción personal en torno a los beneficios que trae el desempeño responsable de las tareas que les son encomendadas para el cumplimiento de su misión y visión institucional… Finalmente –y no por ello menos importante-, está el principio de lealtad, testimoniando la fidelidad y nivel de compromiso de todos, como equipo, frente a lo esperado por la sociedad”.
“Recuerdo que, desde muy pequeñito, me inculcaron lo impresionante de un camioncito de bomberos –exclama Herminio-… Y, con él, la labor que yo podía hacer echándole agua a los jugueticos que se encontraban en su alrededor… Hoy, y adulto, todavía existen visos de esa muestra en algunas tiendas, pero no así en la concientización de los hijos por sus padres… ¡Cuanta falta hace el que todos respetemos la encomiable labor de nuestros bomberos!… ¿Por qué nos quejamos tanto de que a veces no les vemos a tiempo, como quisiéramos?… ¿Qué hacemos para no solo pensar en ellos, sino ayudarles en seguir profesionalizándose?… Por suerte, y por responsabilidad civil, nuestra sindicatura está impulsando el desarrollo de los bomberos… Pero, siempre habrá necesidades hasta que ellos tengan su presupuesto propio, como en otros países… ¡Es fundamental que, al hablar de nuestros bomberos, no sólo se recalquen sus carencias, sino que también sus necesidades y, con ello, se propongan soluciones!”.