La Ñ de Yolanda la Golosa

La Ñ de Yolanda la Golosa

El pasado jueves (25 de marzo) se estrenó en la Sala Ravelo la nueva propuesta teatral del actor y dramaturgo dominicano Antonio Melenciano. Melenciano se multiplica para entregar varios de sus talentos –concibió y escribió la obra, la encarna y comparte la dirección con Yoneidi Castillo. “Con la punta de la Ñ rota: Yolanda la Golosa” está en cartel hoy y se extenderá a los días 2 y 3 para culminar el domingo 4.

P: ¿“Con la Punta de la Ñ rota” es el título de la obra o una provocación?

R: “Mira, En primer lugar el título completo es “Con la punta de la Ñ rota” Yolanda la Golosa, ésta última es la protagonista de este espectáculo unipersonal. La punta de la Ñ es alusivo a algo que marca Yolanda en el transcurso de la obra que la gente va a descifrar. Jamás sería provocación. A muchos les llama la atención, porque lamentablemente usamos la letra Ñ que ha sido tan marginada en los idiomas extranjeros, ¿te acuerdas que una vez querían sacarla del alfabeto español? Bueno salimos en defensa de esta consonante que no usan muchas máquinas ni teclados anglosajones, pero sí te aseguro que no es lo que te estás imaginando… No, tú no, porque eres una persona muy sana, pero no esos enfermitos! ja, ja, ja (risas)”.

P: ¿Tuviste dificultad para que fuera aceptada en la Sala Ravelo?

R: “Creo que vivimos en tiempos de constantes cambios y nuestras autoridades culturales son personas muy abiertas sensatas para no predisponer una decisión de darle el espacio a la cultura que cuenta historias de la gente que existe en el espacio que respiramos”.

P: ¿Quién es Yolanda la Golosa y cómo nace?

R: “Yolanda es un personaje urbano de los que están a nuestro alrededor, es una muestra.. Una prostituta que se convierte en escritora quizás no sea tan común… ella decide un día escribir pues pudor tiene poco, pero historia tiene muchas”.

P: ¿Qué puede enseñarnos Yolanda y en qué nos parecemos la mayoría a ella?

R: “En un mundo donde muchos esconden de día lo que se atreven a hacer de noche… Yolanda cuenta esas historias de la noche, de cabelleras y medias panties camufladas que intentan volar más allá de la bruma de lo permitido. Yolanda habla de doble moral. La obra además del trasfondo social, conecta con esa sensibilidad de ese ser humano que no sabe quién va a atravesar esa puerta y que puede encontrarse con sorpresas más cortas que un aliento en el manto de la noche”.

P: Al momento en que la escribías, ¿pensabas en que tú la encarnarías?

R: “Mira, esta obra la empecé a escribir para una tía que es actriz mientras vivía en Argentina, en el proceso de creación recibí sugerencia para que fuese un hombre quien la hiciera, pero hice caso omiso a estos planteamientos. Cuando llego acá empiezo el proceso de investigación y desarrollar lo que quedaba, por mi mente estaba mi tía y otras opciones para que fuera una mujer y se barajaron algunos nombres… Volví por otras vías a recibir la sugerencia de que por qué no lo hacia yo. Lo pensé muy bien, por el y trabajo que estaba realizando en ese momento con Confesiones del pene, y el trabajo de televisión en el reality, pero creo que como actor debes darle siempre respuestas a esas necesidades de los personajes y tomarte retos, ir más allá, crecer y hacer crecer los parámetros tan estrechos con los que estamos acostumbrados a vivir en países como los nuestros, donde si te vistes de mujer pueden estigmatizarte”.

P: Esta dirección compartida entre tú y Yoneidi Domínguez, ¿ha enriquecido la puesta en escena solamente o ha propiciado que cada uno confirme que tiene la razón y el repliegue del otro?

R: “Bueno, en trabajos como este de carácter unipersonal siempre es bueno tener a alguien que te diga cómo va quedando o como se van viendo las cosas desde afuera. Al encontrarme con Yoneidi se propició como dices una decisión de trabajo en conjunto donde se ponen los talentos a disposición del arte y la escena”.

P: Tu participación en “Outside”, “Confesiones del pene” y ahora dramaturgia y actuación en “Con la punta de la Ñ rota” apuntan una preferencia por los temas que han sido y siguen siendo tabúes en la mayoría de las sociedades iguales a la nuestra, ¿es premeditado?

R: “Outside es dramaturgia mía. Trabajamos estas sinfonías urbanas donde contamos historias que tienen que ver con el afuera desde diferentes puntos. El afuera del preso, el adentro está seco y afuera te mojas y otros conceptos de la libertad pero a través del humor. En Confesiones del Pene se da el caso que buscaban a un actor que bailara para hacer un streptease y dieron conmigo y me encontraron, pero nunca fue premeditado… Sí entiendo que el hecho de ser un actor que escribe de esta generación, como otros excelentes artistas que casualmente han vivido fuera, tenemos la visión macrobiótica de la vida y entendemos que debemos de ver más allá de nuestras narices”.

P: Los inhibidos, mojigatas, moralistas, reprimidos, ¿pueden ir a ver este montaje y quedarse indemnes hasta el final?

R: “Estoy completamente seguro que sí. Yolanda como texto está lleno de elementos suficientes para divertir, edificar, educar habla el personaje con su vida, su historia y sus vivencias, El teatro usa como aliados los elementos de la danza, la música, las luces y el sonido para hacer pasar un buen rato al espectador en estos momentos donde no nos pueden quitar la alegría. En el montaje hay una canción en vivo y la participación de dos bailarines. Tienen que quedarse hasta el final porque en este se descifran todas las incógnitas que se van recopilando en toda la obra”.

P: Y, los que se consideran liberales, abiertos y tolerantes, ¿tienen su propia lección en “Con la punta de la Ñ rota”?

R: “Creo que no es asunto de dar lecciones. No pretendemos descubrir el agua en polvo, solo poner a disposición de nuestro arte una visión que muchos de seguro van a asimilar con beneplácito. La obra es apta para mayores de 17 años”.

P: Finalmente y para preparar nuestro ánimo ¿vamos a ver una tragedia, un drama o una tragicomedia?

R: “Vamos a ver una obra para divertirnos, en momentos ser tocados o invadidos en nuestra sensibilidad, y entender que no siempre nos enteramos cuando escribimos nuestra propia historia”.

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