De Padilla a Córdoba

De Padilla a Córdoba

[b]Señor director:[/b]

Concluyo hoy mi respuesta al embajador de Cuba en el país, señor Omar Córdoba:

Quinto: El embajador ignora, o quiere ignorar, que el ganster Al Capone, al que califiqué de despreciable (el embajador no menciona mi calificativo), no es una frase del célebre delincuente, que verdaderamente nunca dijo. Aparece en un guión de la película «Los Intocables» que interpreta Robert de Niro, a propósito, el cubano exiliado Andy García fue uno de sus protagonistas. Andy es uno de nuestros orgullos, de lo que se llama «mafia de Miami».

Hay que aceptar lo de Al Capone. Es parte de la retórica «fidelista» que el embajador ha aprendido muy bien: exponer parte de lo que se dice y ocultar lo que conviene. También ha aprendido a callar las respuestas a preguntas, tales como, los viajes de cubanos, la ética, la dignidad, la liberación de presos y la «dolce vita» de algunos que viven con dólares en otros países. Yo jamás dije que los alimentos de la Florida (US$500 millones) eran gratis. Fueron pagados en efectivo. Serían muy tontos si le fiaran a los «comunistas».

Sexto: Si lo de Guantánamo es ilegal, ¿cómo se califica la ocupación soviética de Afganistán, de Checoslovaquia, de Angola y Yemen, donde murieron cientos de cubanos peleando por los comunistas? El embajador debe saber que no estoy de acuerdo con la guerra de Vietnam, ni la de Irak y… lo digo. Me importa un bledo a quien le guste o le disguste, pero los «fidelistas» no pueden decir lo mismo. Tienen que apoyar lo que le digan y sacar las ridículas banderitas en manifestaciones estúpidas que nadie comparte.

Un ataque a Guantánamo no ocurrirá. No hay que decirlo ¡Yo también lo aseguro!

Séptimo: En mi modesta vivienda habitan ahora cuatro familias. Todos ellos saben que yo soy el dueño de esa casa. Una de ellas vive en lo que era el garaje, que ni siquiera tenía baño». No es la «modesta morada de algún cubano que no tuvo ninguna antes». Yo adicionaría: «porque el gobierno revolucionario no ha podido fabricar viviendas como prometió al pueblo hace 44 años». Lo que hay en La Habana, es lo mismo que había cuando salí en 1960, pero en ruinas.

Yo no abandoné mi casa. Nadie abandona su casa en un país normal, democrático y civilizado, donde se respete la propiedad. Las viviendas se alquilan o se venden. Así lo hice cuando compré mi casa en Miami y me fui a la FAO por once años en Roma y cuatro en República Dominicana (1968-1983). ¡Estuvo alquilada 15 años!. Jamás a los «imperialistas» se les ocurrió robármela. Nunca mantuve cerrada la casa de Cuba y no abandoné el país. ¡Me declararon «traidor a la revolución injustamente y me expulsaron de mi Patria hace 43 años! En esta época la represión era un «baño de rosas» comparada con la que llegó años más tarde cuando nadie podía, ni puede, disponer de sus humildes pertenencias que están dentro de la casa solo para: ¡poder salir del país! Hay que entregarlo todo… hasta un alfiler.

Octavo: Pudiera seguir informando las atrocidades del régimen comunista de Cuba hasta llenar varios periódicos «Hoy».

Yo le pregunto al embajador: ¿Se publicaría lo que escribo en el periódico «Hoy» en el periódico que irónicamente lleva el nombre de «abuela» en inglés (Gramma)? ¡Le aseguro que no!. El periódico HOY es una publicación libre en un país que respeta las opiniones de todos. Caso contrario yo no estaría aquí, ni fuera entrañable amigo de Hipólito Mejía.

Tengo datos que confirman el desastre económico de Cuba, pero no por el embargo. Las enormes subvenciones de la Unión Soviética por decenios se despilfarró, incluyendo 13 millones de toneladas anuales de petróleo hasta 1990 con una deuda de 20 mil millones de dólares en 30 años. Estos datos completos los publicaré en este mismo periódico.

Mientras tanto, estoy a la disposición de quien desee conocer la verdadera historia de mi país, una Nación que merece ser libre y feliz.

Atentamente,

Napoleón Padilla

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